Inmigración

“Las tragedias en el Estrecho ocurren por el cierre de las fronteras de la UE”

  • Diego Boza, delegado provincial de la APDHA, lamenta las política europeas y españolas que “condenan a los migrantes a tener que lanzarse al mar para buscar una vida mejor”

El obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, en la vigilia por el último naufragio el jueves en Barbate.

El obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, en la vigilia por el último naufragio el jueves en Barbate. / J.M.R.

Un nuevo naufragio. Otra patera y más esqueletos para el fondo de un Estrecho que desde hace décadas se cobra su cuota anual de muerte. El pasado jueves hubo una vigilia presidida por el obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, en la playa barbateña del Carmen que dejó constancia del dolor y la indignación por igual que este drama que no cesa causa en las dos orillas. Este medio habló el viernes con Diego Boza, delegado provincial de la Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía, sobre las sensaciones que le provoca esta nueva tragedia. “La sensación es que llevamos 30 años en esta espiral y que no acaba. A pesar del dinero que se ha gastado en tratar de impermeabilizar las fronteras, en fortificarlas, en militarizarlas, en gastar dinero en empresas que se han enriquecido con esto, cuando llega el momento pues se producen este tipo de tragedias que son las mismas pero con distintas personas. Si fueran europeos los muertos sin lugar a dudas no se soportaría, pero se soporta porque a estos se los ha deshumanizado, se les considera los otros, los de fuera, y eso lo único que hace es que la sociedad tolera que cada cierto tiempo 30 personas pierdan la vida tratando de buscar un mundo mejor”, indicó.

Indicó también que no tienen nuevas noticias ni se han recuperado más cadáveres de los 15 desaparecidos. “En otras ocasiones sí que hemos podido ir a Marruecos, pero ahora, con la pandemia, es más difícil. Allí nos enteramos de más detalles, pero de esta manera nuestra información está más limitada. Básicamente sabemos lo que se publica en los medios”.

Relata Boza que “en Marruecos tenemos contacto con muchas asociaciones, con Pateras de la Vida, con la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, tenemos vinculación con gente que son las que nos ponen al día de cuál es la situación que se está viviendo, cuáles son los problemas a los que se enfrentan en Marruecos, cuál es la realidad”. “Además —prosigue— hay que tener en cuenta que la inmigración que viene de Marruecos tiene varios frentes: por una parte están los subsaharianos, que siempre ha existido. Cuando hablamos con asociaciones o con el equipo de migraciones de la diócesis nos hablan de sus casos. Su objetivo es llegar a Europa como sea, pero también nos estamos encontrando últimamente con población marroquí que tiene un perfil distinto. Son personas que por culpa de la pandemia han visto empeorar su situación económica en Marruecos y quieren dar el salto a Europa. Una de sus vías económicas principales era el turismo y ahora también se ha visto recortada”.

Diego cree que esto plantea una paradoja, “porque tenemos que tener en cuenta que el sistema migratorio diseñado por la UE y también España es que Marruecos ejerce el control, es decir, que lo que se ha hecho es externalizar el control fronterizo para que lo desarrolle Marruecos. En esa externalización del control fronterizo, ¿cómo va a controlar la salida de personas el estado marroquí cuando tiene problemas en su interior porque son sus propios ciudadanos los que quieren abandonar el país porque las condiciones de vida no son las adecuadas? Habría que reflexionar sobre cómo organizar el sistema, lo que supone entregar el control fronterizo a un estado que no respeta los derechos humanos y que desarrolla políticas agresivas contra los derechos humanos. Este planteamiento está condenado al fracaso. ¿Si no genera condiciones de vida adecuadas cómo va a controlar las fronteras?”.

Considera Diego Boza que en Marruecos no pasa nada sin que el Gobierno lo sepa, por lo que le choca los aluviones periódicos de pateras. “Hablamos de un estado con un tremendo control sobre su pueblo, con una policía que no es una policía democrática, por tanto resulta difícil de creer que en Marruecos ocurran las salidas de un número notable de personas sin que las autoridades marroquíes se enteren. Con ese punto de partida pues está claro que cuando llega un aluvión de pateras no es casualidad. Hay quien considera que la última que estamos viviendo es una forma de presión ante lo que está ocurriendo en el marco de la UE en relación con los intereses de Marruecos y el Sáhara. Es algo que resulta bastante creíble. Que lo que estamos viendo pueda responder a esa realidad. Nosotros tenemos más dificultades últimamente para mantener relación directa con nuestros contactos en Marruecos, pero desde luego que no es impensable. Porque Marruecos utiliza la política migratoria en esa línea”.

Casi 7.000 personas han perdido la vida en la frontera sur en los últimos 30 años tratando de alcanzar la costa

No entiende que el Estado español utilice esto para eximirse de responsabilidad, “algo que no es justo. Porque estas condiciones se dan precisamente porque el Gobierno español lo ha permitido, porque quien introduce o quien fomenta un sistema en que el control migratorio se deriva hacia un Estado poco democrático, poco transparente, es la propia UE. España es un laboratorio de la migración pero llegado el momento la UE ha confiado el control de las fronteras a países como Marruecos o Turquía, si hablamos de la frontera oriental. Si les entregamos las llaves de Europa a estados donde los derechos humanos no se respetan luego no debe extrañarnos que ocurran cosas de este tipo”, dice contundente.

Porque la cuestión es que Marruecos se desentiende. “Hay que recordar que en momentos anteriores España era quien se encargaba de entrar en las aguas del Sáhara Occidental cada vez que ocurría algo así. España ha asumido siempre el rescate de este tipo de embarcaciones. Porque tiene capacidad. España es el que está subcontratando a Marruecos para que esta gente no venga. Entonces asume el coste de que estas personas no entren en la Unión Europea. En esas condiciones yo no le puedo exigir nada a Marruecos, porque es un Gobierno con graves carencias, que no tiene capacidad para mantener a su propio pueblo, entonces yo se lo exijo a la UE, que es para mí quien tiene que marcar la situación. Si la situación en Marruecos fuera diferente no tendrían por qué huir de su país. Esto ha sido así siempre, lo que ocurre es que a partir de 2018 el Gobierno estableció el marco único en el que se decía que iban a tener que ser ellos los que rescatasen, aún sabiendo que Marruecos no tiene ni la intención ni la capacidad de hacerlo. Por lo tanto cuando se llega a este tipo de acuerdos España tendría que ser consciente de cuál es la realidad, todo el mundo sabe en qué ámbito se mueve Marruecos. Así que luego que no se sorprenda cuando ocurre una tragedia así”, dice.

Para Boza lo que hay que tener claro “es que estas tragedias suceden porque España y la UE no dejan entrar en sus fronteras. Estas políticas migratorias de cierren duran ya tres décadas, desde el tratado de Maastricht. Y nada cambia. La gente sigue intentando venir. Igual conviene plantearse esas políticas y pensar que caben otras alternativas que reduzcan el número de personas que se lanzan al mar, porque el tema es que las personas que quieren venir a Europa no tienen otra alternativa que lanzarse al mar. Frente a esa coyuntura sería interesante que se ofrecieran medidas legales y seguras para que las personas que quieran venir a buscarse un futuro mejor desde África lo puedan hacer sin jugarse la vida en el mar, pero de momento no parece que esté en la agenda europea. Porque la UE sigue con una política de cierre. Además hay movimientos políticas de ultraderecha que incluso la consideran insuficiente, porque no se ha construido un relato que permita defender otro modelo de políticas y otros modelos de migraciones. Sólo tenemos un relato de las migraciones que habla de invasiones, que habla de peligros, que habla de riesgos y al final la ultraderecha se siente muy cómoda. Las políticas migratorias de este Gobierno, que se define como progresista, no difieren prácticamente de las que llevó a cabo el PP de Rajoy. Y si hay algún cambio es por la presión de parte del Gobierno. Es descorazonador que un Gobierno de izquierda no haya contemplado dentro de esta ecuación a los migrantes”.

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