La economía española "quiere" crecer. La frase, reciente de José Luis Rodríguez Zapatero, ha dado juego porque ya no se la juega. Después de tres años de incorrectas predicciones, bañadas de un optimismo excesivo, la consigna es la prudencia. El miedo a los llamados poderes fácticos (mercados financieros y agencias de calificación) condiciona la valoración de la economía, provoca decisiones hasta ahora aletargadas y marcará la política económica tanto como el año preelectoral que se avecina. Algo empujó a España al borde del abismo, al que ya cayó Grecia, a principios de mayo y desde entonces, los anuncios de reformas se han multiplicado: plan de recortes en las inversiones y gastos públicos, rebajas en los salarios de los funcionarios, subidas de los impuestos a las rentas altas o, la última, nueva legislación laboral "por decreto" si fuera necesario. Dicen que España tiene que hacer los deberes aplazados porque aunque no tenga la deuda (por encima del 53%) ni el déficit (11,2%) más altos, tiene unos niveles de paro y competitividad incompetentes en la Unión de los 27. El desempleo, ésta sí es la cruz del país. En España, aunque el número de personas inscritas en el antiguo Inem empieza a remitir por la campaña estival, la tasa de la Encuesta trimestral de Población Activa -el único valor válido ante Eurostat- aún marca el 20,05%. Lo mismo ocurre en Cádiz (31,9%), la provincia nuevamente coronada como la más parada. Prácticamente una de cada tres personas activas (en edad y disposición de trabajar) carecen de empleo y entre ellas, las mujeres vuelven a sufrir niveles de desocupación que ya parecían prehistóricos e irrepetibles, como el 35,9% registrado en la última oleada. Mientras la ocupación siga cayendo y la construcción de pisos se mantenga congelada (sólo hubo 711 visados de obra para la edificación o rehabilitación de viviendas en el primer trimestre), la reactivación será imposible. Ni el Euríbor mantenido en mínimos (1,249%) ni la inminente subida del IVA han animado la compraventa de viviendas, que sigue cayendo a ritmos increíbles del 38%. Al menos, las empresas turísticas se atreven a poner un poco de calor a esta imagen congelada, a esta visión fundida a negro desde hace más de 30 meses. El sector tiene buenos pronósticos para el verano pese a la crisis y esta buena perspectiva es la que sustenta también el optimismo, relativo, de Analistas Económicos de Andalucía para la provincia. Según esta sociedad, Cádiz será, junto a Huelva, la primera en despertar de la crisis y empezar a recorrer la senda de la recuperación; de hecho, en 2009 cayó menos que la media andaluza y española. Indicadores para la esperanza hay, aunque todavía tienen que buscarse entre un mar de adversidades. Entre ellos, destacan varias subidas interanuales: la creación de empresas (+7%), las exportaciones (+12%), la matriculación de vehículos (+37%), las pernoctaciones hoteleras (+0,2%), e incluso las hipotecas (+1,6%) y el crédito por habitante (+0,7%) han repuntado, importante aunque sea leve.