"Yo estaba recogiendo las cosas de la barbacoa. Entró en el patio de la casa, se abalanzó sobre mí y empezó a darme golpes; así, de primeras; te mato, te mato, te mato, decía; y a pegarme, a pegarme, a pegarme; estaba muy violento; yo, cubriéndome; no recuerdo más nada". ¿Y no recuerda si cogió un cuchillo? "Al recoger las cosas de la barbacoa, debí tenerlo en la mano cuando se echó encima de mi; me puse a recoger y me pilló con lo primero que tenía en las manos; yo tenía pánico, ansiedad y resaca; cuando luego me dijeron que tenía cuatro cortes, me quedé asombrado; no sé cómo pudo pasar eso".

E.M., vecino de Chiclana, en prisión preventiva desde que apuñaló mortalmente al padre de su novia, en julio de 2006, contó ayer así su versión de los hechos que lo han llevado ante un jurado como acusado del homicidio de F.A., vecino de San Fernando. El procesado insistió en que no recuerda el momento en que le dio cuatro puñaladas al fallecido, una en el corazón. Y achacó su respuesta violenta con el cuchillo, y que no recuerde nada, a la enfermedad mental que padece: esquizofrenia paranoide.

El procesado afirmó que la enfermedad le provocaba brotes de violencia y que por aquellas fechas, cuando mató a la víctima, se estaba medicando pero que estropeaba el medicamento que tomaba antes de tomarlo porque creía que estaba preparado por "los malos". Explicó también que pensaba que había un complot contra él, que creía que su hermano gemelo y él eran un experimento y que tenía un sistema para evitar pisar determinadas losas de la calle con el pie izquierdo porque, según el color, unas eran "de los buenos" y otras "de los malos".

El juicio comenzó ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz. Tras la selección del jurado, declaró el procesado, para quien el fiscal solicita en principio 12 años de prisión por un delito de homicidio. El fiscal cree que en el momento de los hechos, el acusado no presentaba brote psicótico alguno que le impidiera comprender el alcance de sus actos ni mermase sus capacidades. Lo mismo sostiene la acusación particular, ejercida por la viuda del fallecido.

El letrado de la acusación particular le indicó al procesado que tras el apuñalamiento, él no presentaba señal alguna de haber sido golpeado. Un jurado también quiso saber sobre esa ausencia de hematomas, lo que parece contradecir la versión de los golpes y más golpes de la víctima al acusado. ¿Por qué no tenía señales? "Yo estaba muy moreno entonces y es muy difícil hacerme un cardenal a mí", acertó a responder el procesado.

El acusado y su novia estaban el 15 de julio de 2006 en una casa de los padres de él, en Chiclana. Habían pasado la noche allí junto con otra pareja: una hermana de la novia del acusado y su novio. Habían hecho una barbacoa. Luego se echaron a dormir en una misma habitación, en dos camas, pero al despertar se encontraron con una situación extraña e incómoda: el acusado estaba en la cama de la hermana de su novia, pegado a ella, y el novio de ésta en el suelo. Hubo un enfado y el acusado y su novia se quedaron en la casa y la otra pareja se fue. Serían las once de la mañana.

La hermana de la novia del acusado llegó a su casa , en San Fernando, y contó el episodio del acusado en su cama. Entonces su padre, el fallecido, decidió ir a por su hija a Chiclana. Llegó, llamó al timbre, le abrió su hija y al poco vino la pelea y las puñaladas.

La novia del acusado, ya ex novia, le dijo a éste que fuese recogiendo las cosas de la barbacoa cuando vio por la ventana que era su padre quien llamaba al timbre. Ella lo contó ayer ante el jurado, protegida con una mampara de la vista del procesado: al abrir, se escapó el perro, ella se fue a por él y cuando regresó, vio a su novio sobre su padre, golpeándole. Ella se metió en medio para separarlos. Entonces le entró un ataque de ansiedad, se echó al suelo y al mirar vio que su padre sangraba. Las puñaladas no las vio.