Provincia de Cádiz

Tras la pista de un hombre que pidió un taxi desde una venta

  • Los investigadores buscan a una persona que acudió a un bar con los zapatos manchados de barro

La Guardia Civil sigue la pista de un hombre que pasó sobre las siete de la madrugada del jueves 13 de enero, día de la muerte de María Esther Jiménez, por una venta situada en las cercanías de Arriate para tratar de pedir un taxi. El varón, de entre 40 y 50 años, con pelo algo canoso, entró en el establecimiento para pedirle al camarero que le llamase a un taxi, aunque no pudo hacerlo al no tener el teléfono para solicitar el servicio, según explicaron fuentes próximas a la investigación. Ante la imposibilidad de conseguir el vehículo, el hombre salió del bar sin realizar ningún tipo de consumición.

El único cliente que se encontraba en el interior de la venta a esa hora también habría dado algunas pistas sobre este individuo, como que llevaba los zapatos manchados de barro y que únicamente tenía puesto un jersey, un hecho que les llamó la atención, ya que esa noche hacía bastante frío en la zona para ir tan desprovisto de ropa de abrigo. Estas mismas fuentes también explicaron que esta persona fue vista caminando desde Arriate hacia la venta donde se le pierde la pista. No obstante, los testigos no habrían logrado identificar a este individuo entre las fotografías que les mostraron los investigadores.

De momento, las indagaciones realizadas habrían llevado a los agentes hacia localidades próximas como Setenil y Alcalá del Valle, situadas dentro de la comarca natural de Ronda, pero pertenecientes a la provincia de Cádiz. En estas localidades es frecuente que algunos jóvenes visiten Arriate, aunque la edad que se baraja dejaría fuera de esa pista a los jóvenes.

Mientras tanto, por las dos salas de interrogatorios instaladas en el Ayuntamiento de Arriate siguen pasando cada vez más vecinos. Durante este pasado fin de semana lo han hecho casi todos los integrantes de la banda de cornetas y tambores de la localidad.

Además, también han comenzado a ser llamadas las costureras de una cofradía que la noche del crimen se quedaron hasta bien entrada la madrugada en la casa de hermandad, situada relativamente cerca del lugar donde apareció el cadáver de la joven, por si hubiesen observado algún movimiento extraño desde que se pierde la pista de Esther, sobre las 21:00 del miércoles, y la hora de regreso a sus domicilios.

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