Los once acusados de formar parte de una organización de traficantes de drogas que distribuía cocaína en La Janda y en Chiclana afrontaron ayer de distinto modo el inicio del juicio en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial. Siete optaron por admitir los hechos que describe la fiscal Antidroga en su escrito de acusación. Cuatro se declararon inocentes, ajenos por completo al tráfico de drogas salvo en su condición de consumidores.

Los cuatro se negaron, no obstante a responder a las preguntas de la fiscal, que no dejó por ello de relatar ante el tribunal cuáles eran las que pensaba hacerles. Por ejemplo, a algunos, con qué dinero habían adquirido una serie de viviendas y automóviles que enumeró. Dos procesados sí le respondieron al presidente del tribunal sobre eso. Uno dijo que nada era suyo, que los bienes pertenecían a su pareja. ¿Y en qué trabaja ella? Tiene una peluquería. ¿Y cuánto gana con ese negocio? No lo sé.

Otro procesado le explicó al magistrado que los bienes mencionados por la fiscal eran de su esposa, que tenía una tienda de móviles, de su madre y de su padre, no suyos. ¿Cuánto ingresaba su mujer? Unos meses 500 euros, otros 2.000.

A preguntas de su abogado, un acusado negó que supiese algo de los tres kilos de cocaína que la Guardia Civil halló en el automóvil que él conducía cuando fue detenido. Según los agentes, la droga estaba junto al asiento del copiloto, ocupado por otro procesado. El conductor aseguró que los guardias lo sacaron del coche y lo tiraron al suelo, que no vio nada. En el automóvil no había visto los paquetes en ningún momento, aseguró.

El juicio, señalado para dos semanas, continuará mañana.