EULALIO VALMISA. DIRECTOR de la UNIDAD CLINICA de SALUD MENTAL del HOSPITAL de PUERTO REAL

"Una de cada cuatro personas tendrá algún trastorno mental en su vida"

  • En 2012 los centros de salud mental de la provincia atendieron a 43.000 personas, un 40% más que cuando estalló la crisis en 2008 Del total de pacientes, 4.800 son niños

-Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. La OMS la ha dedicado a los mayores. ¿Por qué se centra en este colectivo?

-Porque durante muchos años no se le ha dado la suficiente importancia a este colectivo. En cierto modo han estado marginados, pero eso ya está cambiando.

-Si hablamos de cifras, ¿los trastornos mentales son más comunes de lo que creemos?

-Sin duda. Más de 43.000 personas fueron atendidas en los centros de salud mental de la provincia a lo largo del pasado 2012, lo que supone un incremento de un 40% en la provincia en referencia a los datos de cuatro años atrás.

-¿También aquí ha tenido que ver la crisis?

-Para que nos hagamos una idea, en el año 2008 el número de primeras consultas en el Hospital de Puerto Real rondaba las 3.800 y en 2012 se han superado las 6.000. O sea, un 57% más. La mayor parte de ellas han sido por trastornos depresivos o ansiedad. El dato más importante es que una de cada cuatro personas sufrirá algún trastorno mental a lo largo de su vida, no es una cuestión de unos pocos. De hecho la Organización Mundial de la Salud estima que en el 2020 la depresión será la primera causa de discapacidad, desde el punto de vista de la productividad. También hay estudios que asocian el paro al suicidio, y que revelan que cada aumento del 1% en la tasa de desempleo se asocia con un 0,8% de aumento en los suicidios en los menores de 65 años.

-¿Han aumentado también las consultas de pacientes infantiles?

- De las personas que atendimos el pasado año en la provincia casi 5.000 son niños, lo que supone un gran problema. Los motivos son muy variados pero casi todos son relacionados con asuntos familiares, escolares o sociales. Es difícil que los padres lo detecten porque se puede confundir con otros problemas de conducta. Muchas veces son más sensibles los propios amigos o los profesores que la familia, que suele estar muy involucrada.

-¿Es evitable sufrir algún tipo de trastorno? ¿Se puede trabajar en la prevención?

-Es complicado, pero tener una mentalidad de salud pública ayuda mucho. Promover la salud mental en positivo, ofrecer pautas a los padres y educadores sobre cómo educar a los niños podría evitar muchos trastornos mentales. Hay que dar herramientas a la población sana para evitar y prevenir, por ejemplo, el consumo de tóxicos o mejorar la estima de las personas, y en eso se trabaja ahora. Hay personas a las que no llegamos porque ellos mismos desconocen que están mal o están estigmatizados.

-Una de las luchas de las asociaciones de familiares y de los propios enfermos es acabar con esos estigmas. ¿Cómo se consiguen romper?

- Si no se logra una inclusión social, el tratamiento no tiene éxito. Cuesta mucho romper algunos estigmas que se han enrraizado a lo largo de la historia. La sociedad debe aceptar que las personas con enfermedad mental vivan o trabajen al lado suyo. Deben ver que son personas que se pueden recuperar como cualquier otro. Esto ha cambiado pero no es fácil porque a veces los estigmas están dentro de los propios profesionales, familiares e incluso en los propios pacientes.

-¿Qué papel juega la familia?

- En la comunidad tenemos consulta con la familia y grupos de familiares que se reúnen para intercambiar experiencias. Son, junto con los propios pacientes, los que mejor conocen la enfermedad, aunque a veces tienden a avergonzarse de este estigma y se "autodiscriminan".

-¿Y por las administraciones? ¿Son discriminados?

-Discriminados, no. Pero la crisis ha supuesto un mazazo porque ha cogido a la salud mental en el período de crecimiento y hemos tenido que frenar. Las consultas han aumentado pero el crecimiento, por ejemplo en personal, no ha sido el que esperábamos. El tiempo que se dedica a los pacientes se reduce, pero no se ha restringido a nadie el acceso al tratamiento. Por otro lado, en el ámbito social, las personas con una discapacidad por una enfermedad mental empezaban a tener recursos gracias a la Ley de la Dependencia, pero al estancarse se ha notado mucho. Más que en el ámbito de la salud.

-Hace dos años se inauguraba en Puerto Real la nueva comunidad terapéutica de salud mental. ¿Qué ha supuesto para profesionales y pacientes?

-Ha sido muy importante, sobre todo poder abrirlo con la situación económica actual. Las personas que se benefician de la comunidad terapéutica son las que tienen algún trastorno mas grave, porque necesitan un tratamiento específico. En Puerto Real se da cobertura a 20 personas en régimen completo y a otras 20 de forma parcial. Es un programa intensivo. Los pacientes reciben no sólo un tratamiento farmacológico, también psicológico, de enfermería y una terapia ocupacional que es fundamental.

-¿Se logra la inclusión laboral?

- Los pacientes hacen cursos pre-laborales para que puedan formar parte del mundo laboral, algo que cada vez es más complicado con las cifras de desempleo y el recorte de las ayudas.

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