Juicio a un discapacitado por abusos sexuales

"Ni me sedujo ni me obligó"

  • El discapacitado acusado de abusar de su novia enferma mental y ella misma declaran en el juicio que las relaciones fueron consentidas.

  • El debate se centra en si hubo “sexo entre iguales” o si ella aceptó condicionada por sus limitaciones.

Los acusados, de espaldas, durante la celebración del juicio en el Palacio de Justicia gaditano.

Los acusados, de espaldas, durante la celebración del juicio en el Palacio de Justicia gaditano. / D.C.

Difícil tesitura la que tiene por delante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz, el encargado de juzgar un caso de abusos sexuales, ya de por sí un asunto complicado, pero en esta ocasión agravado por las circunstancias personales de sus implicados: tres usuarios de una entidad de enfermos mentales.

De un lado, está la supuesta víctima, una mujer de 52 años con un tipo de esquizofrenia, hebefrénica, calificada por los expertos como “muy grave” dentro de los distintos grados que abarca esta enfermedad mental. Tiene reconocida una discapacidad del 72%.

De otra parte, está su ex pareja, o pareja, porque a pesar de tener en vigor una orden de alejamiento, ambos se siguen viendo aunque de forma más esporádica a como lo hacían antes de que se iniciara este procedimiento penal. Él, con 46 años y un retraso mental leve, se ha sentando en el banquillo acusado de abusar sexualmente de su compañera sentimental.

El trío lo completa un amigo de la pareja, de 26 años y diagnosticado con un trastorno esquizotópico de la personalidad. Este joven ha sido procesado por grabar con su móvil las relaciones sexuales orales mantenidas entre sus compañeros y después pasar el vídeo a otra persona a través de Whatsapp.

En la vista oral celebrada ayer, tanto el principal acusado como la supuesta víctima coincidieron en afirmar que el encuentro sexual que tuvieron en un local abandonado en la primavera de 2017 fue consentido por ambos.

"Sabíamos a lo que íbamos", dijo el acusado de grabar el encuentro sexual con su móvil

“Aquel día fue ella la que empezó. Me propuso hacerme una felación y después hacérsela yo a ella. Y así lo hicimos. Yo nunca la manipulé. Siempre era ella la que me insistía. Era ella la que me acosaba y no al revés”, manifestó el encausado al tribunal.

“Nos íbamos a casar”, declaró ella. “Yo ya me había comprado una maleta y un camisón para el viaje de novios”. A preguntas de la Fiscalía, la mujer señaló que el episodio sexual en la nave abandonada fue consentido. “Ni me sedujo ni mi obligó”, indicó.

Con o sin consentimiento

El debate que han planteado este juicio es si el consentimiento que prestó esta mujer, aquejada de un grave trastorno mental, estaba viciado por sus limitaciones psíquicas o si por el contrario hubo “sexo entre iguales”. En este punto, los testimonios ofrecidos por los peritos cobraron especial relevancia en la vista oral.

Una de las especialistas que ha tratado varios años a la supuesta víctima fue clara en su intervención: “Ella tiene nula conciencia de la enfermedad que padece, su capacidad cognitiva está muy deteriorada. Es muy dependiente y fácilmente manipulable e influenciable”.

Sobre la práctica de relaciones sexuales, la perito subrayó que su paciente “puede tener la percepción de mantenerlas de forma consentida, sin embargo, su empobrecimiento cognitivo es tal que no es consciente de las consecuencias de los actos sexuales que realiza. Tiene un conocimiento relativo de su comportamiento en tanto que sus capacidades son limitadas, no plenas”.

Otro perito propuesto por la defensa explicó que “desde un punto de vista afectivo, la mujer podía verse influenciada por su novio”. No obstante, matizó que no apreciaba en esta pareja “un contexto de poder de él sobre ella”. “Ella está enamorada de él, quizás más que él de ella, pero, bajo mi punto de vista, no hay abusos”.

En cuanto a la valoración pericial del principal acusado, los expertos señalaron que “este hombre sí es consciente de sus actos, sabe lo que está haciendo”. Su déficit intelectual “es leve”, detallaron. “El 79% de la discapacidad que tiene reconocida no se refiere en exclusiva a su capacidad intelectual, abarca también su alto grado de miopía y determinadas crisis cognitivas”.

Ni los peritos propuestos por la acusación ni los propuestos por la defensa pudieron valorar ayer si en este asunto hubo “sexo entre iguales”, por cuanto los especialistas carecían de una valoración conjunta de ambos.

En cuanto al amigo de la pareja, éste afirmó que los tres habían acordado con anterioridad acudir a la fábrica abandonada donde tuvo lugar el episodio sexual. “Sabíamos a lo que íbamos”, refirió. El día de los hechos, “los dos estaban al tanto de que los estaba grabando, incluso me dieron instrucciones de cómo hacerlo”.

Este segundo procesado, con una discapacidad reconocida del 40%, explicó que grabó varios vídeos y que los borró todos menos uno. Después, dijo, acudió a la asociación de enfermos mentales de la que es usuario y dejó el móvil en una mesa para ir al servicio, momento que aprovechó un empleado que estaba en la entidad cumpliendo unos trabajos en beneficio de la comunidad para cogerle el terminal y enviar el vídeo por WhatsApp a otras personas. “Yo no lo reenvié”.

El padre de la supuesta víctima también declaró ayer en la vista oral. Aseveró que el novio de su hija “se aprovecha de ella”. Según narró, “él le pide dinero a ella bajo el pretexto de juntar para la boda”. El padre denunció los hechos que han dado lugar a esta causa. No solicita indemnización.

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