Provincia de Cádiz

Una familiar asegura que "si ella lo dejaba suponía el fin personal de él"

  • El padre y el hijo de la víctima declaran ante el tribunal y destacan que el homicida dependía de la familia de su esposa y que ésta les informó de su intención de separarse de él

La tercera sesión del juicio que encausa a José Antonio Cantalapiedra por la muerte a puñaladas en Jerez de su esposa, Raquel Barrera, vino a dejar claro en el día de ayer que el matrimonio no funcionaba. Por el estrado pasaron testigos propuestos tanto por las acusaciones (pública y particulares) como por las defensas. Se trató en concreto de amigos de la pareja, familiares, así como de médicos que tuvieron bajo su supervisión al homicida confeso.

Hubo bastantes frases que hicieron sobrevolar sobre el tribunal la posibilidad de que el marido planeara la muerte de su esposa. Tal fue el hecho de que Gonzalo, un amigo de ambos, dijera con absoluta claridad al tribunal que el acusado le llegó a decir: "Me casé con ella hasta la muerte". La frase, reconoció el amigo, aún le retumba en los oídos, máxime si se tiene en cuenta el terrible rumbo que tomó finalmente el asunto: una muerte violenta a puñaladas.

En muchas de las testificales se pidió a las personas que pasaban por el estrado que dijeran qué tipo de personalidad tiene José Antonio Cantalapiedra. La mayoría lo describió como un hombre "reservado", "controlador", "celoso de su intimidad", "calmado", "sereno", "ordenado", "no agresivo". También se dijo de él que "tenía mal perder", "era un amante de la perfección" y "siempre quería ganar". Otro detalle confirmado por muchos testigos fue el hecho de que aunque la relación no pasara por su mejor momento "ambos se querían", si bien una presunta relación por Facebook de la fallecida con un joven argentino pudo erigirse en el detonante de la muerte.

La segunda persona en declarar fue una cuñada de la fallecida. Dijo que antes de los hechos "vio a José muy observador, no perdía de ojo a Raquel", así como que al hablar con él éste le pidió que no se metiera en nada pues tú sabes lo que hay. Todo tiene un límite". Un hecho innegable de que la relación naufragaba era que Raquel le comentó a su cuñada que "le había puesto las cartas sobre la mesa (a su esposo) pues estaba muy subidito", si bien apostilló "que lo quería mucho".

Los testigos vinieron a dejar claro que José Antonio, el presunto homicida, dependía tanto a nivel económico como de status social de la familia de Raquel, la cual se hacía cargo de los gastos que generaba la casa donde ambos vivían (luz, agua...) y que la vivienda, además, era propiedad de una empresa familiar de los Barrera. "Perder a Raquel suponía su fin personal", atestiguó su cuñada. Ambos pasaban largas temporadas con los padres de ella en la vecina localidad de El Puerto, sobre todo entre junio y septiembre, así como en Semana Santa y Navidad.

El padre de la víctima, Luis Barrera, dijo ante el tribunal que preside el magistrado Ignacio Rodríguez, que su mujer le confesó a posteriori que Raquel le dijo en agosto que se iba a separar de José Antonio, a lo que su esposa (que prefirió no declarar en el juicio) le dijo que José Antonio era buena persona, a lo que Raquel le espetó: "Pues para ti". El suegro del homicida confirmó que "él dependía económicamente de nosotros", así como que su hija hacía uso de las redes sociales "como cualquier persona hoy en día".

Que Raquel Barrera tenía previsto separarse de su esposo cobró aún mayor certeza con el testimonio de su hijo, un joven de 20 años al que la muerte de su madre le sorprendió estudiando en Sevilla. Informó al tribunal de que su madre le llegó a preguntar: "¿Qué pensarías si me separase de tu padre?", así como que en la pareja había "cierta tensión, pero no muy fuerte". Su respuesta a la pregunta fue "que lo entendería. La verdad es que no le di más importancia". La idea parecía venir de largo pues dicha pregunta se realizó en las navidades de 2013, cuatro meses antes del homicidio. A la hora de describir a su padre dijo de él que "es una persona coherente, racional, que nunca le puso una mano encima", así como que "siempre mantenía su palabra y no solía perder los papeles".

La defensa del acusado intentó en todo momento mantener que éste tuvo una infancia difícil (suicidio de su abuela y muerte de su padre a edad temprana) lo que le marcó psicológicamente con comportamientos extraños. Hoy le tocará el turno a los informes de los forenses y los peritos, que intentarán arrojar luz sobre cómo halló la muerte Raquel Barrera en abril de 2014. Quedará para mañana la presentación de los informes de las partes y el lunes el jurado empezará a deliberar.

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