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ERNESTO CERVILLA. presidente del colegio de Farmacéuticos de la provincia de cádiz

"La falta de seguimiento de la medicación entre la población es altísima"

  • Defensor a ultranza de un modelo de farmacia asistencial, el nuevo presidente del Colegio apuesta por unas boticas más integradas en el sistema sanitario e implicadas en la promoción de la salud

-¿Cuál es la radiografía del sector en estos momentos?

-Bueno, dicen los políticos que acabamos de salir de una crisis y el medicamento en sí la ha sufrido bastante, aunque es verdad que ya venía sufriendo desde años antes por una bajada de precios continua y la cantidad de normativas que tenemos que se aplican prácticamente de forma anual. Por ejemplo de 2006 a 2012 tuvimos 23 medidas legislativas, todas ellas basadas no tanto en criterios sanitarios como economicistas y luego, lo último que hemos sufrido, bueno que han sufrido los pacientes y usuarios, ha sido la desfinanciación de los medicamentos y el copago sanitario. Esto es lo que ha ido marcando los últimos años del sector. Sí es cierto que las farmacias de 2012 a 2014 se han tenido que ir adaptando a la realidad y aquí en Andalucía al menos no sufrimos los problemas de impagos que tienen otras comunidades autónomas y eso ha sido un balón de oxígeno, porque hay farmacias de otras comunidades donde lo están pasando muy mal, con retrasos de facturas de cinco y seis meses. Aquí nos hemos librado de eso. Las relaciones entre el Consejo Andaluz de Farmacia y la Consejería de Salud son bastante buenas, si ha habido algún problema de tesorería, se ha comentado con mucho tiempo y se ha podido hacer algún tipo de financiación para que las farmacias en principio no se vieran afectadas. Luego en lo que respecta a la que nosotros llamamos venta libre, que es lo que no está sujeto a recetas, con aportaciones de los usuarios, sí se ha incrementado, pero porque se han dejado de financiar muchos medicamentos. Las patologías siguen existiendo, lo que no existe es la cobertura de la Administración para financiarlas y la gente tiene que comprarlas. Además ocurre que los medicamentos cuando se desfinancian empiezan una escalada de precios espectacular.

-Imagino que eso provocará muchas quejas de los usuarios.

-El paciente se cree que el precio del medicamento lo pone el farmacéutico y eso no es así, ahí nosotros no tenemos nada que hacer. A eso se le suma que hace cinco años a todos los medicamentos que están financiados se les quitó el precio en el envase, todo esto condicionado por los laboratorios, porque como hay bajadas mensuales de precios para que no tuvieran ellos que volver a etiquetar. El usuario sólo sabe el precio del medicamento porque se lo damos en el ticket, pero esto es complicado de explicar al paciente.

-El anterior presidente del Colegio, Felipe Trigo, lamentaba en 2011, en plena crisis, que los nuevos decretos de control del gasto farmacéutico eran injustos porque ustedes llevaban ya años haciendo un esfuerzo importante.

-Es que nosotros desde 2006, teníamos un acuerdo de precios máximos que no existía en otras comunidades. El SAS siempre nos pagaba el medicamento más barato dentro de ese grupo terapéutico, y esa es una política que luego se ha puesto en práctica en el resto de España pero mucho más tarde. Esto ha conllevado que el precio medio de la receta financiada en Andalucía sea el más bajo de España pero con mucha diferencia: si ahora mismo está en 9,80 euros, por ejemplo en el País Vasco está en más de 13. Parece poca diferencia pero multiplicado por el número de medicamentos que se dispensan eso es mucho dinero.

-Lo que parece claro es que las farmacias tienen su continuidad garantizada. Siempre se van a consumir medicamentos.

-Sí, lo que pasa es que el precio del medicamento financiado cada vez es menor , con lo cual va a llegar un momento en el que tú vas a dispensar muchísimas recetas pero con la misma cantidad de recetas vas a estar facturando muchísimo menos dinero. Eso se debe al sistema de precios de referencia que se ha implantado a nivel nacional, que tienen bajadas mensualmente. En el momento en el que los medicamentos caros pierden las patentes salen los genéricos, que es bueno porque abarata el precio del medicamento, pero se convierte en una competición para ver qué laboratorio pone el medicamento más barato y además al final, la Administración exige que todos estén al más barato o si no, no lo financian. Aquí lo importante es que el medicamento no pierda la calidad, que en principio siempre está garantizada.

-¿Está bien dimensionado el sector? ¿Sobran o faltan farmacias?

-El nuevo concurso de apertura de farmacias abrió en la provincia 37 farmacias, incluso más que las que realmente se necesitaban. Según dicen ahora, sobran algunas y en el futuro sobrarán mucho más. De hecho el Gobierno central sacó un decreto para ayudar a farmacias de viabilidad económica comprometida, por ejemplo farmacias en pueblos con muy pocos habitantes que no son para nada rentables, pero ahí están. Esa es una de las grandezas que tiene el modelo, que hay una farmacia prácticamente en el 99% de las poblaciones donde vive alguien. Pero este tipo de farmacias lo pasa mal al igual que ocurre con las farmacias del centro. Todas las que están en los cascos antiguos sufren unas facturaciones bastante bajas, porque generalmente los centros se están despoblando y se quedan sin usuarios.

-Tenemos diferentes calendarios vacunales según la comunidad autónoma, diferentes carteras de servicios sanitarios. ¿Las farmacias también sufren esta falta de cohesión?

-El que haya 17 comunidades autónomas es un desastre. Aquí en Andalucía por ejemplo empezamos con la receta electrónica, en la que fuimos pioneros. En colaboración con la Consejería de Salud, de Innovación y el Consejo Andaluz de Colegios Farmacéuticos se hizo un proyecto fantástico. Aquí venían los noruegos a ver cómo funcionaba la receta electrónica y lo lógico es que el resto de comunidades autónomas hubiese cogido el mismo modelo que se había implantado aquí. Pues resulta que cada comunidad ha cogido un modelo diferente con lo cual ahora mismo entra un paciente de Madrid con su tarjeta y no podemos hacer nada. Igual que si un andaluz se va a Cataluña o a Galicia. Es algo que no tiene sentido y lo mismo que te hablo de la receta electrónica te puedo hablar de formas de pago, de legislaciones, de diferentes ratios habitantes-farmacia. Cada comunidad autónoma es un reino de taifas y nos toca adaptarnos.

-También es verdad que las farmacias han ido cada vez más introduciendo productos no puramente sanitarios.

-Se ha intentando solventar un poco lo que ha supuesto la bajada del precio medio de la receta, pero desde el Colegio estamos empeñados en impulsar la farmacia asistencial, con una cartera de servicios que repercutan directamente en la salud. Por ejemplo, ya se está haciendo la monitorización de la presión arterial ambulatoria, que se está ahora pilotando, luego los protocolos que se están haciendo para favorecer la adherencia terapéutica de los pacientes, es decir, que se tomen la medicación que se llevan, una cosa tan sencilla y fundamental porque se aprovechan los recursos, pero es que la falta de adherencia entre la población es altísima. A esto se le suma el tema de las subastas, que te obligan a cambiar de medicamentos constantemente, con lo cual una persona pensionista que toma siete medicamentos y tú le estás cambiando el envase cada dos meses o incluso mensualmente, al final no se los toma, porque no saben qué tomarse, ni cuándo. Desde las farmacias se insiste mucho a los pacientes cuando hay un cambio de envase pero nos damos cuenta que no es suficiente. Hay que establecer otras medidas. Por eso insistimos en la farmacia asistencial. Las boticas cumplen su función principal que es la de llevar el medicamento en el menor tiempo posible y al precio más económico posible, pero hay otras labores. Se ve reforzado porque la Administración sanitaria ha delegado muchas de las responsabilidades sanitarias en los pacientes y hay algunos que están suficientemente formados y otros que no y al primer síntoma de duda acuden directamente a la farmacia que es donde está el profesional sanitario más accesible, no tiene que pedir cita, y te ayuda en la medida que puede.

-Porque ustedes siempre se han considerado profesionales sanitarios.

-Somos profesionales sanitarios. A lo mejor antes eso no estaba tan inculcado, pero las nuevas generaciones lo tenemos claro y somos un eslabón del sistema sanitario, igual que está el médico de familia o los enfermeros. Nosotros igual, pero con la particularidad de que la gestión de nuestros establecimientos es privada, pero somos de interés público y lo que queremos es estar mucho más integrados en el sistema sanitario.

-¿Nos automedicamos mucho?

-Sí. Aunque creo que cada vez menos, la gente viene a las farmacias a preguntar porque tiene algo en casa y quiere saber si sirve para un dolor de cabeza, por ejemplo, pero siempre son problemas menores de salud. Mi farmacia está en la barriada de San Telmo en Jerez y, aunque ya menos, me daba cuenta al principio de que la gente se fiaba del vecino o de la abuela. Quizá ya la gente está más concienciada y mucho es labor de las farmacias que nos hemos puesto muy pesados, le hemos dicho a la gente que cada vez que tiene que tomar un medicamento con receta tiene que ir al médico, que es el que tiene prescribir. Independientemente que una madre tenga claro mejor que un pediatra lo que tiene que dar a su hijo cuando viene con fiebre. Pero sí te aseguro que, por ejemplo, en ninguna farmacia de Andalucía, le van dispensar antibióticos sin prescripción médica, lo tenemos clarísimo.

-Pero seguimos teniendo una botica en cada casa.

-Es cierto, pero ya cada vez menos. Desde el copago, los pensionistas ya no sacan todos los medicamentos a la vez si los tiene que pagar. Pero realmente, si lo que se guarda en casa son medicamentos de prescripción médica es porque los ha recetado el médico, el problema es que la gente no se termina los tratamientos. Si a una persona le mandan una caja de antibióticos durante ocho días, igual cuando llega el cuarto día no lo toma ya.

-Bueno, también está el problema de los envases con más unidades de las que te prescriben.

-Sí es verdad, pasa con algunos medicamentos, pero es que realmente a los envases ya no se les puede variar las unidades que traen. No es demagogia, pero que un paracetamol con 40 comprimidos, valga 1,80, estoy seguro que a los laboratorios les cuesta más dinero adaptar las unidades y no le van a bajar mucho más el precio. En el 2012 ya se intentó hacer una adecuación de los envases.

-¿Qué retos se ha marcado como nuevo presidente del Colegio?

-Los retos principales son seguir teniendo buenas relaciones con la Administración y buscar la viabilidad económica de las farmacias que están más necesitadas. Lo más importante es la farmacia asistencial, tenemos farmacias que ofrecen una cantidad de servicios de cara al paciente y para mejorar su salud en la provincia que son excelentes, pero quizá sean pocas y queremos subir el nivel del resto y proponer las herramientas necesarias si tiene dificultades de recursos humanos o financieros. Desde hace dos o tres años se viene hablando de la farmacia asistencial y creo que ese el nuevo revulsivo que tenemos ahora de cara al futuro e integrar, si cabe aún más, a la farmacia en el sistema sanitario. El reto de la farmacia asistencial, si quieres, supone más trabajo para nosotros por el mismo dinero, pero entendemos que es una labor sanitaria fundamental que hay que hacer de cara a la población. Yo en mi zona, por ejemplo, tengo contactos con los médicos, muy buena relación con los centros de salud.

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