Los trabajadores de la finca Croquer, situada en el término de Medina Sidonia, realizaban ayer por la mañana labores de desmonte cuando divisaron, a unos 500 metros de distancia, lo que parecía ser un amasijo de hierros sobre terreno ennegrecido que destacaba sobre una ladera de alcornoques, jara y lentisco. Pocas horas después de recibir el aviso, alrededor de las cuatro de la tarde, efectivos de la Guardia Civil confirmaban el siniestro de un avión ultraligero o un autogiro y el hallazgo de dos cadáveres en sus inmediaciones tan irreconocibles como el mismo artefacto por los efectos del fuego.

La Policía Judicial de la Guardia Civil ha iniciado una investigación para esclarecer las circunstancias que rodean al accidente. Hasta el momento, se desconoce la identidad de los fenecidos, la naturaleza del ultraligero, las causas del accidente y la fecha en la que puedo ocurrir. Los agentes de la Benemérita emplearon toda la tarde en reconocer el escenario y levantar los cadáveres, que se encontraban en una zona escarpada de monte, de difícil acceso, justo al final de un pequeño valle que se convierte en un verdadero cañón para el viento procedente del Atlántico.

La finca Croquer abarca el cerro del mismo nombre, y es accesible desde el kilómetro 14 de la carretera de Los Naveros, a poca distancia del aeródromo de Medina Aerosidonia. El propietario de esta instalación, Manuel Muñoz, descartó a la Guardia Civil y a la Dirección General de Aviación Civil que la aeronave siniestrada pertenezca a la flota de aparatos que opera desde su pista, informó Europa Press. "De aquí no es", aseguró Muñoz.

Las autoridades no han informado de la desaparición de ninguna avioneta en La Janda ni en sus alrededores en los últimos días.

El dueño de la finca, que alertó a las Fuerzas de Seguridad y permaneció toda la tarde en el lugar de los hechos, apuntó que el personal que se encarga del mantenimiento de los vastos terrenos divisó los restos de forma casual. "Hacía siete u ocho días que no trabajaban en esa zona. Esta mañana estaban desmontando para hacer un cortafuegos en aquellas lajas y, cuando llegaron arriba, vieron algo raro en el monte, a lo lejos. No es común venir ahora por aquí. No hay vacas que vengan a pastar, no hay cazadores ni gente buscando espárragos. Podía haberse tardado tiempo en encontrar los restos", relató.

A las nueve de la noche, sin apenas luz y con un viento gélido en el monte, el forense y efectivos de la Guardia Civil finalizaron la recuperación de los cadáveres. Retomarán su investigación esta mañana.