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Suspendido el juicio al Hijo de Satán

  • La vista, que se iba a celebrar los días 18 y 19 de mayo, se pospone porque el socio de Carlos Javier Rojas, acusado de participar en los tejemanejes del santero, vive en Alemania y no se puede desplazar hasta Cádiz por la crisis del coronavirus

El Hijo de Satán a su salida del furgón policial en 2012.

El Hijo de Satán a su salida del furgón policial en 2012. / Lourdes de Vicente

El juicio al Hijo de Satán, acusado de estafar más de 450.000 euros a través de la captación 'espiritual' de personas a las que exigía elevadas cantidades de dinero para evitar que la maldición del maligno recayese sobre ellas, se ha suspendido. Carlos Javier Rojas, también procesado por vender coches de alta gama con el kilometraje trucado, no rendirá cuentas ante la Justicia, de momento, a causa del coronavirus. 

En un principio, estaba previsto que Rojas, su esposa y un socio que colaboraba con él en sus lucrativos negocios se sentasen en el banquillo de los acusados los próximos días 18 y 19 de mayo. El tribunal encargado de juzgar el caso, el de la Sección Cuarta de la Audiencia de Cádiz, tenía la clara intención de seguir adelante con la vista, habida cuenta el elevado número de afectados que se habían citado para testificar esos días. La ideal inicial era pues celebrar el juicio con las medidas de seguridad acordadas por el Consejo General del Poder Judicial en base a las recomendaciones de Sanidad por la crisis del Covid-19.

Sin embargo, ha sido precisamente la emergencia sanitaria del coronavirus la que ha impedido que la vista oral se desarrolle dentro de la denominada nueva normalidad. El socio del Hijo de Satán vive en Alemania y, a día de hoy, no se puede desplazar hasta Cádiz para comparecer como encausado. Por esta razón, el juicio se ha aplazado a la espera de concretar un nueva fecha de señalamiento.

Carlos Javier Rojas se encuentra actualmente prisión. Ya fue condenado anteriormente por la Audiencia Provincial de Cádiz a seis años de cárcel por estafar a más de una veintena de personas en torno a 400.000 euros con la compra-venta de vehículos en el concesionario que regentaba en San Fernando, Autos Desi.

En la causa que ahora se ha suspendido, Carlos Javier se enfrenta –a petición de la Fiscalía– a otros seis años de prisión. La acusación pública procesa igualmente a la pareja de Rojas y a su socio. Pide cinco años y tres meses de cárcel para ella y cuatro para el compinche. 

En sus conclusiones provisionales, el fiscal sostiene que desde mediados de 2008 y durante el año 2009, Carlos Javier Rojas mantuvo distintos contactos con terceras personas, sobre las que consiguió ejercer “una gran influencia”, logrando así que le entregasen importantes sumas de dinero.

Dentro de esa labor de captación llevada a cabo por el Hijo de Satán en connivencia con su pareja, ambos llegaron a instalar a algunas víctimas en su domicilio, ubicado en la calle Buitre de la urbanización Los Gallos, en Chiclana. “Allí practicaban rituales satánicos y utilizaban a tal efecto una vestimenta específica, un altar, velas, bálsamos y tridentes. En ocasiones, incluso sacrificaban animales”, apunta la Fiscalía en su calificación. 

Las exigencias de entrega de dinero por parte de los procesados, prosigue el fiscal, a menudo venían precedidas de la advertencia de que era el mismo Satán quien solicitaba dichas cuantías.

Otras veces, los encausados les infundían tal terror a sus víctimas “augurándoles una enfermedad o muerte seguras, una ruptura sentimental o la inminente pérdida de su empleo si no les proporcionaban las cantidades requeridas, que éstas, en el estado de sugestión en el que se encontraban, acataban las instrucciones recibidas”.

Una vez que estas personas se instalaban en la vivienda de Los Gallos, la pareja les hostigaba a permanecer en la misma “haciéndoles saber que, de lo contrario, el trabajo espiritual no se iba a poder terminar”.

Según la Fiscalía, el autoproclamado líder de la secta satánica se dedicaba también a distribuir turismos de alta gama con el kilometraje manipulado. Así, hacía constar uno notablemente inferior al real, lo que le permitía incrementar sus ganancias.

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