Las plantas gaditanas de Airbus cumplen una semana desde su reapertura en medio de fuertes medidas de seguridad para prevenir el coronavirus. Al igual que Navantia, la compañía aeronáutica ha implantado un protocolo de salud laboral en coordinación con los sindicatos que se está cumpliendo estrictamente, aunque el ritmo de trabajo se ha resentido, según los comités de empresa.

Además de la dotación de los imprescindibles equipos de protección indiidual (EPI), las medidas recogen desde control de temperatura en la entrada y salida de los centros de trabajo a la división de los empleados en dos equipos, denominados rojo y azul, que supone en la práctica dos turnos diferentes. El primero de 7:00 a 14:00 horas y el segundo de las 15 a las 22:00 horas.

También se ha limitado al máximo el uso de botoneras en las maquinarias y éstas se desinfectan periódicamente. Siempre que las funciones desempeñadas lo permitan, se fomenta el teletrabajo. A los empleados que forman parte de la población de riesgo -sea por patologías crónicas, embarazo o mayores de 60 años- se les insta a trabajar desde sus casas, y si no tienen los medios técnicos, pueden solicitar una baja laboral.

"En Puerto Real el cumplimiento del protocolo se está realizando con total normalidad e incluso se ha ido más allá, con la creación de pasillos unidireccionales para evitar que los trabajadores se crucen, o el cierre de las fuentes de agua", ha explicado Juan Manuel Trujillo, presidente del comité de empresa de la factoría puertorrealeña. En el CBC de El Puerto se comparte esa apreciación, según su homólogo en el comité, Pedro Sánchez Marmolejo, que corrobora que "el 25% de la plantilla está teletrabajando y se están aplicando todas las medidas".

Preocupación por el futuro

La contrapartida de este protocolo es que la producción dista de los niveles de actividad habituales. Los turnos han reducido su duración en una hora y las medidas para evitar el agrupamiento de los trabajadores también han implicado menos piezas fabricadas. Y una vez que se va aclarando la crisis sanitaria, emerge la preocupación por su impacto económico. Airbus ya ha anunciado que la cadencia de tres de sus programas civiles, A320, A330 y A350, se va a reducir en un tercio por el aplazamiento de pedidos de sus clientes. A ello se suma los problemas que atravesaba la división militar por la falta de ventas del A400M y del C295, y la suspensión de los vuelos del Boeing 737MAX.

Una tormenta perfecta tanto para el CBC, que fabrica las piezas que cubren los motores del A320 y del Boeing, y participa en los dos programas militares, como para Puerto Real, que produce aeroestructuras del A320, el A330 y el A350.

"Estamos a la espera de que la compañía nos especifique el impacto de los nuevos ratios del A320, el A330 y el A350. Hay una gran incertidumbre a corto y medio plazo, una vez que parece que hemos podido salvar la crisis sanitaria", ha señalado Juan Manuel Trujillo, que ha explicado que en Francia, Reino Unido y Alemania Airbus ha puesto en marcha un procedimiento similar a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo de la legislación española. 

El objetivo en España es agotar todas las medidas de flexibilidad disponibles en el convenio colectivo antes de llegar a esta tesitura, aunque sea inevitable en última instancia. Por ejemplo, en el caso del CBC, se recolocaron trabajadores en Polonia por la crisis del Boeing 737MAX que debían volver en mayo y en el comité se propone prolongar su estancia. "La clave es ganar tiempo para garantizar la supervivencia del centro", ha sostenido Pedro Sánchez Marmolejo.