Andalucía

Los compañeros del instituto del joven fallecido, entre la incredulidad y el miedo

El miedo es un mecanismo curioso. Tiene un efecto paralizante. Igual cambia el rictus de un adolescente que el de un anciano que vislumbra la parca entre sombras. Porque el ser humano es capaz de aceptarlo casi todo, hasta el dolor, pero no concibe la muerte. Su mente se rebela contra la mayor certeza universal, esa que dice que todo lo que empieza tiene un final. Pero la muerte es aún más difícil de entender entre los jóvenes. Por eso los rostros que ayer nos encontramos en el IES Las Cumbres de Ubrique nos mostraban sobre todo extrañeza, incredulidad y miedo, también miedo. "Claro que tenemos miedo, aún no lo han cogido. Es mentira que se haya ahorcado. Es un mal tío, mala gente", nos decía un pibe que había hecho la comunión con Juan Pablo y que incluso había compartido algunos ratos en la Escuela de Fútbol.

Los propios chicos fueron los que informaron a los profesores del suceso al llegar al centro. Juan Pablo no era muy conocido aún por el profesorado porque había llegado al Instituto Las Cumbres este curso para estudiar 1º de Bachillerato, ya que antes había realizado la ESO en otro centro educativo de la localidad. "Estamos todos muy tristes -decía una chica que confesaba conocerlos-. Todavía no me creo que haya gente capaz de hacer eso a sus propios hijos. En qué mundo vivimos".

Incluso había alguno que iba un poco más allá y acusaba al padre, al supuesto asesino, de no haber permitido el traslado de la madre de los fallecidos a otro centro hospitalario para recibir un tratamiento más agresivo contra el cáncer que padecía. "Ese hombre es muy frío con todo el mundo. A ver si lo cogen pronto antes de que haga otra locura y podemos estar un poco más tranquilos". Pues dicho y hecho.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios