Rostros serios, decididos pese a los ojos enrojecidos. Y carpetas. Muchas carpetas. Llenas de papeles, de documentos, que condensan no la verdad, porque están plagados de contradicciones, de irregularidades, sino su verdad. El convencimiento de todos de que les robaron a sus bebés. Hace 50 años. Hace 40 años. Hace 30. E incluso, hace no tanto, poco más de dos décadas. Ésta es la cara en Cádiz del drama que asola a toda España, la que ayer pudo verse en Chiclana, en la sala Box, cedida por el Ayuntamiento de la localidad , el único de la provincia que hasta la fecha se ha prestado a brindar ayuda al colectivo que exige saber la verdad de lo que ocurrió, la cara aún oculta de tanto fallecimiento y tanto enterramiento en ataúdes blancos sin nadie dentro.

En la cruz, los que ayer no estaban, médicos, enfermeras, matronas, enterradores y y hasta curas y monjas supuestamente confabulados para el robo a mansalva de bebés. "Yo no sé si era médico o cura, era un hijo de puta. Una mala persona", resumió el sentir general de todos José, con la voz quebrada por la emoción.

José, con su mujer Josefa, llegado desde Conil. Junto a ellos, los demás, desde Barbate, Arcos, Bornos, Benalup, Chipiona, Alcalá de los Gazules, Paterna, Prado del Rey, El Puerto, San Fernando, Jerez, Cádiz y Chiclana, e incluso desde Madrid y Barcelona, llegaron ayer hasta la localidad chiclanera. Cerca de 300 personas que asistieron a la reunión convocada por Anadir, la asociación de afectados de adopciones irregulares que abandera la cruzada.

300 personas que, en torno a las cuatro y media de la tarde de ayer, se dispusieron, con sus carpetas en mano, en fila paciente para tras dar sus nombres, entrar en las instalaciones. Muchas caras que quedaron retratadas en un abultado listado que acabó recogiendo 114 posibles casos.

De darles la bienvenida se encargó en primer término "un afectado más", Jesús Alcina, portavoz de Anadir en Cádiz, acompañado por la delegada en Andalucía, otra afectada, Chary Herrera, que busca a su hermana; el alcalde de Chiclana, el socialista José María Román, y el portavoz del PSOE en San Fernando, Fernando López Gil, que ha prestado el respaldo necesario para poder convocar a todos los interesados a la cita de ayer. Los políticos, conscientes de que no era el momento para el protagonismo, desearon a todos ánimo y suerte. Y Román se comprometió a buscar alguna dependencia para que puedan abrir una oficina, brindando asesoramiento gratuito por parte de la asesoría jurídica municipal.

A continuación, les tocó el turno a ellos. A todos los que quisieran relatar su historia. Chary hizo el ofrecimiento, y de inmediato, se alzaron cinco manos decididas, a las que les seguirían muchas más. Una terapia colectiva de emociones y exigencias. La primera fue Rosa Madrid, sevillana afincada ahora en Chiclana, que entre lágrimas contó su historia. La suya se desarrolló en la capital hispalense. La de la mayoría de los demás, en Cádiz, en la residencia Zamacola, hoy Puerta del Mar. Y curiosamente, era la misma historia. La historia de todos. Y en no pocos casos, con certeza ya del robo . Como la que tiene Arturo Reyes, que ofreció uno de los testimonios más emotivos al recordar cómo se sintió cuando, en 2004, abrió un ataúd en el cementerio en el que no había nada.