Provincia de Cádiz

11 años al ubriqueño que incendió su casa porque no aceptaba separarse

  • La esposa del acusado no se hallaba en la vivienda pero sí en el edificio, que estaba lleno de vecinos y él lo sabía, dice la sentencia, que lo absuelve de maltrato habitual

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a 11 años y 4 meses de prisión a un vecino de Ubrique que le pegó fuego a su casa tras decidir su esposa separarse de él. El hombre admitió en el juicio que él provocó intencionadamente el incendio pero aseguró que lo hizo sin querer causar daño, que únicamente pretendía llamar la atención porque su familia no le hacía caso. El tribunal considera que eso no es cierto y que puso en peligro la vida de las personas que habitaban en el edificio, entre ellas la de la esposa.

La sentencia de la Sección Tercera, de la que ha sido ponente la magistrada Ana María Rubio Encinas, explica que el procesado sabía que el edificio estaba lleno de vecinos y que, además, su intención era que el fuego se propagara: él mismo reconoció que roció con aceite unas camisetas que puso encima de unas camas. La resolución condena a J.R. a 10 años de prisión por un delito de incendio (con la atenuante de confesión) y a un año y cuatro meses de cárcel por amenazas. Lo absuelve del delito de malos tratos psíquicos habituales del que también fue acusado.

Los hechos sucedieron en enero de 2009. La sentencia relata que el día 30, hacia las ocho y media de la tarde, el acusado se dirigió a la vivienda que compartía con su esposa y un hijo y pegó fuego a un sofá situado en el salón, a la cama de la habitación de matrimonio y a otra cama de otro dormitorio. Para ello usó un encendedor y varias camisetas y trapos.

Previamente, explica la resolución, la esposa del acusado había decidido separarse de él: la relación entre ellos no era buena en los últimos años (llevaban juntos 27) porque él bebía en exceso, se negaba a dar explicaciones sobre la economía familiar, abandonaba el domicilio cuando le apetecía sin dar explicaciones y cuando ella le decía que quería trabajar o enterarse de la situación económica de la familia, él le respondía que ése no era su terreno, que mientras él pudiera trabajar, ella no tenía necesidad de hacerlo fuera de la casa: que con cuidar a la familia ya era bastante y que se dedicase a la cocina.

La situación se hizo insostenible, señala la sentencia, y cuando la mujer decidió separarse, el procesado no aceptó la ruptura y en diciembre de 2008 le dijo a su hijo que iba a quemar la vivienda. Asustado, el hijo se lo contó a su madre y ésta le preguntó a su marido y él corroboró el anuncio, pero la mujer pensó que no era capaz de hacerlo. La resolución relata que el hijo sí dio crédito al anuncio de su padre y que a partir de entonces tomaba precauciones: por la noche, cerraba la puerta de su dormitorio con pestillo para impedir que su padre entrase.

El piso incendiado está ubicado en la segunda planta de un edificio con bajo y dos plantas, con seis viviendas habitadas en el momento del siniestro.

La sentencia indica que para extinguir el fuego tuvieron que acudir al lugar dos coches de bomberos. Los vecinos de las viviendas colindantes a la del procesado se vieron obligados a abandonar sus viviendas y salir a la calle.

En el momento del incendio, en la vivienda en la que comenzó el fuego sólo estaba el acusado: su esposa acababa de marcharse a casa de una vecina.

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