El joven que el pasado enero mató a su padre en Chiclana padece una enfermedad mental que le impide en ocasiones comprender lo que hace y tener capacidad para decidir si quiere o no quiere hacerlo. Un jurado se disponía a juzgarlo por el crimen en la Audiencia Provincial de Cádiz. Pero una sentencia de conformidad ha evitado el juicio. El joven ha aceptado ser internado en un centro penitenciario psiquiátrico durante un máximo de doce años, según explica la resolución dictada por la magistrada María Oliva Morillo, presidenta del tribunal del jurado ante el que iba a comparecer el procesado.

La sentencia absuelve a E.T. de un delito de homicidio, y también de otro de amenazas, porque concurre en él una eximente completa de enajenación mental. El procesado es declarado así exento de responsabilidad criminal.

El joven atacó a su padre el 19 de enero de 2011, sobre las once y media de la mañana, en el domicilio familiar ubicado en Chiclana. Según relata la resolución, E. cogió un cuchillo de cocina de unos 14 centímetros de hoja y se lo clavó a su padre repetidas veces en la zona del cuello y en el tórax. Una de las heridas fue mortal: seccionó la vena yugular y la arteria carótida derecha.

La madre del procesado y esposa del agredido se encontraba en ese momento en el domicilio. La sentencia explica que la mujer salió al exterior de la casa y reclamó ayuda. Y que acudió en su auxilio un hombre que entró en la vivienda y se encontró con el procesado junto al herido, que estaba en el suelo. El joven tenía aún el cuchillo en la mano. El hombre le pidió que soltase el arma pero la respuesta que obtuvo no fue tranquilizadora. "Si das un paso más, te hinco el cuchillo", precisa la resolución que le espetó el acusado al desconocido que había entrado en su casa.

La sentencia no explica cómo acabó la escena, de qué manera fue detenido el joven, cómo soltó el cuchillo y pudo ser atendido su padre, aunque sin posibilidad alguna de salvarle la vida.

Una información publicada el pasado enero por este periódico indica que el hombre que acudió en auxilio de la madre del joven era un agente de la Guardia Civil que se encontraba en la zona de vacaciones. Tras un primer intento fallido, el agente aprovechó un descuido del procesado, se abalanzó sobre él y consiguió arrebatarle el cuchillo e inmovilizarlo.

El crimen provocó una gran conmoción en la zona. Vecinos de la familia comentaron tras el suceso que el joven era un chico norma, bueno y cariñoso. También que no habían sido testigos de ningún enfrentamiento previo. El fallecido era profesor y se había jubilado no hacía mucho.