Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Ana Fidalgo | Coordinadora del IAM en Cádiz

“La violencia de género ha traspasado las pantallas de los móviles”

  • Ana Fidalgo, responsable del Instituto Andaluz de la Mujer en Cádiz, advierte sobre la violencia psicológica y sexual que sufren las adolescentes sin ser conscientes de ello

Ana Fidalgo, responsable del IAM en Cádiz.

Ana Fidalgo, responsable del IAM en Cádiz. / Fito Carreto.

El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) atendió en Cádiz a 45 menores a través de sus diferentes programas durante el primer semestre del año. En concreto, con el programa de atención psicológica a hijas e hijos de mujeres víctimas de violencia de género se dio cobertura a 23 menores, dos durante el confinamiento. Mientras tanto, en el programa de atención psicológica a mujeres menores de edad víctimas de violencia de género se prestó apoyo a 12 chicas, de las que tres pidieron ayuda por primera vez en los seis primeros meses del año, una de ellas durante el estado de alarma.Como complemento a esta prestación, se puso  en marcha el programa de atención psicológica a mujeres menores de edad víctimas de violencia sexual, donde se intervino a 10 adolescentes.

Ana Fidalgo, coordinadora del IAM en Cádiz, especifica que esta entidad atiende tanto a menores víctimas de violencia de género directa, en la que el victimario es su padre, la pareja o ex pareja de su madre o su propia pareja o ex pareja, como a víctimas de violencia de género vicaria, esto es, menores que viven la violencia machista hacia su madre y que son considerados víctimas también.

“Para todos tenemos programas de atención psicológica especializada, puesto que es fundamental la terapia y el apoyo para restablecer su bienestar emocional y para que aprendan a relacionarse de una manera sana”, comenta Fidalgo.

En términos generales, las mujeres que acuden más al IAM son las que tienen entre 40 y 49 años y en segundo lugar, las que oscilan entre los 30 y los 39. Las menores suelen tener de media entre 15 y16 años.

El nivel cultural y de estudios, así como el socioeconómico, suele ser heterogéneo. “De hecho, hay consenso en señalar que no hay un perfil ni de agresor ni de víctima. La violencia de género es un delito, repito, un delito en el que no se puede aislar una sola variable. El nivel cultural, académico o socioeconómico no marcan diferencias en cuanto a las menores que acuden al IAM. Y esto es importante remarcarlo, ya que es muy normal en las víctimas de violencia de género (de cualquier edad) sentirse culpables y preguntarse porqué ellas. No es culpa suya. No ocurre porque sea de una manera u otra. Ella es la víctima. El culpable es el agresor”, recalca la responsable del IAM en Cádiz.

En cuanto a procedencia geográfica de las víctimas, Fidalgo subraya el carácter provincial del IAM. “Asistimos a menores de toda la provincia, aunque por cercanía, se atiende sobre todo a usuarias de zonas cercanas a Cádiz capital”. No obstante, apostilla, hay psicólogos en los centros municipales de información a la mujer en un gran número de ayuntamientos. “En la provincia hay 19 centros municipales de información a la mujer, cuyo mantenimiento se subvenciona desde el IAM. Nos coordinamos con ellos y estamos en constante contacto, con lo que sabemos que no hay tampoco una gran diferencia de casos de violencia de género entre zonas rurales y zonas urbanas. Aunque parezca que en el medio rural pueda haber más, no hay datos que lo confirmen de manera contundente”, señala la coordinadora.

Ana Fidalgo habla de “violencias de género”, en plural, “porque no solo la violencia de género es la violencia física. También existe, y se da con mucha frecuencia, la violencia psicológica, la sexual y la económica. Entre menores, la violencia psicológica y la sexual es incluso más frecuente, entre otras cosas, porque la violencia física suele estar precedida antes por la psicológica, que va creciendo hasta que llega la primera agresión física. Además, la violencia física es más visible. La psicológica va minando poco a poco y da lugar a múltiples somatizaciones y cambios en el carácter”.

Para entender la violencia de género en menores “hay que ponerse en su piel”, incide Fidalgo. “Si no es fácil asimilar que se está siendo víctima de violencia machista a cualquier edad, en la adolescencia es especialmente duro por ser un periodo de grandes contradicciones en el que, aún hoy, la idea del amor romántico está muy arraigada y en el que no se es consciente de que se está siendo víctima porque hay una tendencia a normalizar actos y actitudes de la pareja o ex pareja, como el control del móvil, los celos, las demandas sexuales no deseadas por ellas... Es por esto por lo que un número elevado de menores que llegan al IAM lo hacen porque su situación ha sido detectada a través de los orientadores de los institutos”.

"Hay agresores menores que no saben que lo que están haciendo es delito"

Cuando nos referimos a menores, hablamos de una generación digital que ya nació con las nuevas tecnologías en las manos, de manera que a la violencia de género física se le une la violencia psicológica y sexual también en la red. “La violencia de género ha traspasado las pantallas de los dispositivos móviles y estos se han convertido en una herramienta de control, abuso y agresión. Vigilar las redes sociales, utilizar vídeos y fotografías de contenido sexual, monitorizar la localización de las adolescentes... son acciones que peligrosamente se han normalizado, por lo que se corre el peligro de no ser conscientes de que eso es violencia de género. Nos encontramos incluso con la paradoja de que hay agresores menores que no saben que lo que están haciendo es un delito”, expone Fidalgo.

Así pues, el perfil de la relación que han vivido o están viviendo la mayoría de las adolescentes que acuden al IAM es de violencia psicólogica en escalada con elementos de control de móvil, control de las relaciones sociales y aislamiento de la chica hasta que aparecen las primeras agresiones físicas o exigencias sexuales.

“Las agresiones en adolescentes suelen distinguirse de las agresiones entre adultos en la rapidez con la que sucede todo, tanto para iniciar el maltrato, como para la recuperación”, aclara la responsable del IAM. “Además, las adolescentes no suelen ser conscientes de que han sido agredidas sexualmente, aunque saben que algo ha pasado porque hacían prácticas que no querían y les desagradaban. No lo asimilan como agresión hasta que, a través de los grupos y terapia del IAM, toman conciencia del uso que estaba haciendo su pareja o ex pareja de las relaciones sexuales como agresión y forma de control y poder sobre ella”, concluye Ana Fidalgo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios