No es que fuera un 'piso-patera', aunque hay vecinos que así lo consideran. El enorme trasiego de personas que frecuentaban el bajo del bloque 35 de Santo Tomás de Aquino motivó quejas de los vecinos e incluso que algunos de ellos proclamaran, una vez acaecidos los apuñalamientos, "que algo así se veía venir". Tampoco está claro que cobraran por dichos servicios -como también denuncian otros vecinos- pues hay veteranos agentes del Cuerpo Nacional de Policía que sostienen que en muchas ocasiones más que dinero lo que querían los propietarios era que les ayudasen. No en vano, un hombre de 86 años apenas tiene ya fuerzas para atender a una esposa que está impedida en una cama y a la que debe pasear en una silla de ruedas cuando no estaba su cuidador.

Quizás sea por esta condición de 'piso-dormitorio' que la entrada principal estaba bloqueada por un sofá, quizás para ampliar la capacidad del inmueble. Como ya publicara este medio, vecinos han destacado que la única entrada practicable era la del patio trasero, de cuyo trasiego incesante era precisamente de lo que se quejaban los vecinos.

Las versiones que circulan por el barrio son numerosas. En las mismas se habla de que esa noche hubo borrachera de los inquilinos y al final el anciano Juan T.C. acabó con siete puñaladas en el cuerpo y su mujer (de 79 años) con otras tantas aunque no mortales de necesidad, tal y como le pasó a su anciano esposo.

Otras versiones apuntan al móvil del robo, pero ésta en el barrio apenas cuentan con adeptos. "Por no tener los pobres no tenían ni televisión". El robo, en caso de que finalmente ese fuera el móvil, sería más propio de un delincuente enloquecido.