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Provincia de Cádiz

La Policía detiene a una persona acusada de diez violaciones en la provincia

  • La Policía cree que el condenado que está en prisión es inocente y espera detener en breve al segundo implicado por las 10 agresiones cometidas entre 1995 y 2000.

13 años después, uno de los casos que provocó mayor alarma social en la provincia  y que durante años tuvo en jaque a las fuerzas policiales, parece que empieza a esclarecerse. La Policía Nacional acaba de detener a uno de los dos violadores que   estuvieron  actuando durante nada menos que cinco años, entre  1995 y 2000,  fundamentalmente  en El Puerto de Santa María, y en menor medida en Jerez y Puerto Real. Se le imputan al menos diez violaciones cometidas en la persona de otras tantas mujeres, siete de ellas en El Puerto, dos en Jerez y una en Puerto Real.

Según ha podido saber este periódico,  este sujeto, que  en la actualidad rondaría los 52 o 53 años,  y cuya implicación en los hechos habría podido ser fehacientemente constatada,  actuaba con otro compinche, al que la Policía espera detener en breve.

Durante un cierto tiempo, se creyó  que uno de los dos violadores había sido detenido. De hecho, fue en el año 1998 cuando un individuo apellidado Ricardi ingresó  en la prisión de Puerto 2 como supuesto autor de esta oleada de violaciones.   Una de las víctimas identificó sin ningún género de dudas su voz.  Y es que cabe recordar que los dos violadores siempre  actuaron con el rostro cubierto, oculto con un pasamontañas.  Además, este hombre llegó incluso a confesar ser el autor de algunas de las violaciones.

Fue juzgado y condenado por ello tiempo después.  Desde Puerto 2 fue posteriormente trasladado  a la prisión de Topas , en Salamanca, donde se encontraría cumpliendo  condena por estas violaciones.

La Policía,  sin embargo,  hace tiempo que  cayó en la cuenta que los  auténticos responsables de las agresiones sexuales seguían en la calle. De hecho,  tras la detención  de Ricardi, al menos se registraron  dos nuevas violaciones, una en el año 99 y otra en el 2000.  Además, en el caso de este detenido, las pruebas de ADN (cotejadas  con los restos de semen  hallados en la ropa interior de algunas de las víctimas)  habían dado  negativo. Al parecer,  desde la Policía se comunicó  a las autoridades judiciales  las dudas surgidas. Pero  su propia confesión había sido determinante para su condena.

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