Las reacciones a lo ocurrido en el pleno extraordinario de ayer no se hicieron esperar. Poco después de que se levantara la sesión comparecían en rueda de prensa el alcalde, David de la Encina, y el primer teniente de alcalde, Antonio Fernández, para lamentar lo ocurrido y arremeter contra los grupos de la oposición.

En primer lugar intervino De la Encina, quien acusó al PP de seguir instalado "en la rabieta de mal perdedor después de haber estado ocho años reventando la ciudad", mientras que del concejal no adscrito, Carlos Coronado, decía que "actúa a bandazos, sólo a su conveniencia después de haber roto el PA y siendo rehén del PP".

Pero si el alcalde estaba indignado con los votos en contra de PP y Coronado, no lo estaba menos con las abstenciones de Ciudadanos y Levantemos, ya que como advirtió su postura tendrá "consecuencias muy negativas para la ciudad y también ellos van a ser responsables", advirtió.

Entre estas consecuencias negativas, el primer edil citó el torpedeo al fraccionamiento del pago de multas o el 'no' a diversas cuestiones técnicas de adaptación de las ordenanzas a nuevas leyes. Más preocupado se mostró por no haberse aprobado las subidas del 10% marcadas en el Plan de Ajuste a servicios como el cementerio municipal o el mercado, un plan de ajuste que como recordó "elaboraron PP y PA".

En cuanto al rechazo a una nueva modificación del Plan de Ajuste, citó por ejemplo el 'no' a la compra de libros para la biblioteca, el impago de una deuda al servicio de ayuda a domicilio y a distintos proveedores con deudas desde la etapa de PP y PA o el rechazo a destinar una nueva partida a las expropiaciones de Santa Clara.

No obstante, y consciente de su minoría, el alcalde se mostró dispuesto a poner "la otra mejilla" y a volver a llevar al pleno estos asuntos hasta sacarlos adelante. El portavoz de Izquierda Unida, por su parte, fue aún más duro en su valoración y acusó al PP de tener una estrategia "para destruir el gobierno de la ciudad". Según Fernández, el PP "intenta conseguir la intervención del Ayuntamiento con la ayuda de Montoro" y advirtió que el rechazo a las propuestas tumbadas supondrá aumentar el plazo medio de pago a proveedores y pone en peligro incluso la percepción de ayudas estatales. Aún así, se mostró dispuesto a pelear y dijo que esa intervención se producirá "por encima de nuestro cadáver, porque defenderemos la autonomía del Ayuntamiento", acusando a la oposición municipal de ser "desleal" y de practicar una "politiquería rastrera y asquerosa".