La imagen que ilustra esta información puede servir fielmente de guía para entender el ánimo con el que acude la delegación del PP de Cádiz al congreso regional de este partido que se celebrará entre hoy y mañana en Sevilla y que servirá para entronizar a Juan Manuel Moreno Bonilla como nuevo líder de este partido. La fotografía fue tomada hace apenas nueve días, el pasado 20 de febrero, en el Parador Atlántico de Cádiz y en la misma se atestigua, sin disimulo alguno, la buena sintonía existente entre Moreno y la cúpula del PP gaditano.

Aquel encuentro fue buscado a conciencia. Pocos días antes, Moreno había sido señalado por el dedo de Mariano Rajoy como el elegido para relevar al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, para tomar las riendas del PP andaluz. Y después de ello Moreno hizo dos cosas: primero encontrarse con sus partidarios de Málaga, su provincia adoptiva; y segundo, acudir a Cádiz para, en cierta manera, agradecer con su presencia el respaldo claro que esta provincia le ha dispensado para que fuera el elegido.

Ya no hay dudas: la corriente ascendente Antonio Sanz/Javier Arenas/Mariano Rajoy terminó superando por goleada al tridente José Luis Sanz/Juan Ignacio Zoido/María Dolores de Cospedal. Y ese triunfo posibilitó que el nuevo líder del partido en Andalucía terminara siendo quien era secretario de Estado de Igualdad y no un alcalde de Tomares que era conocido en esta provincia por los ocho años en los que fue parlamentario andaluz como cunero por Cádiz.

Que quede claro: ningún dirigente del PP gaditano ha criticado a José Luis Sanz, ni en público, ni en privado. Pero ello no quita para que, por amplia mayoría, desde esta provincia se pensara que no tenía ni el empaque, ni el imán necesarios para liderar al partido y que su hipotética designación como candidato a la Presidencia de la Junta -que estuvo a punto de concretarse hasta en dos ocasiones diferentes- supondría algo así como tirar la toalla y rendirse ante el emergente PSOE de Susana Díaz.

Por eso, y una vez que se descartó la opción del aterrizaje en Andalucía del ministro Miguel Arias Cañete, el PP de Cádiz se apresuró a unir sus fuerzas con la dirección de este mismo partido en Málaga para conseguir lo que en algunos momentos llegó a parecer un imposible: que Rajoy terminara cediendo ante los consejos de su amigo Javier Arenas y se decidiera a dirigir su dedo hacia un supuesto mirlo blanco desconocido para la inmensa mayoría de los andaluces.

Ante este contexto es lógico deducir que el PP gaditano acude al congreso de hoy en Sevilla relativamente eufórico y más que ilusionado. Y esa ilusión surge desde dos vertientes porque, por un lado, confían en que Juan Manuel Moreno sea capaz de aparcar cualquier atisbo de pesimismo en su partido y reconduzca la situación sin descartar incluso reeditar en las próximas elecciones andaluzas el triunfo -estéril pero histórico- que consiguió Arenas en marzo de 2012.

En todo este proceso, que se ha alargado más de lo que hubieran querido los dirigentes populares, Antonio Sanz, presidente del PP de Cádiz, no se ha cansado de repetir siempre lo mismo: que lo importante no era quién fuera a ser el presidente de su partido en Andalucía y candidato a la Junta sino que lo fundamental era que la persona que fuera elegida para esa doble responsabilidad tuviera carácter ganador y tuviera presente en todo momento que llega para liderar una formación política que, a día de hoy, es la que cuenta con mayor respaldo ciudadano en Andalucía, porque así lo dijeron las urnas.

Pero también hay ilusión en el PP de Cádiz por el protagonismo que, entienden, pueden recuperar en la nueva dirección regional. Nada, o casi nada, se sabe de la ejecutiva que elevará a votación mañana Juan Manuel Moreno. Sobre esta opción Antonio Sanz se ha limitado a tirar de manual para afirmar que todos los militantes del PP gaditano están a disposición de lo que dictamine quien será el nuevo presidente. Pero que en ese órgano de dirección figuren en puestos de responsabilidad más de un peso pesado del partido en la provincia es una opción que, al menos a priori, se da por hecho. Sería, en cierto modo, una muestra de agradecimiento de Moreno hacia una agrupación provincial, la de Cádiz, que ha sido pieza esencial en su designación y que llega hoy a Sevilla como su gran valedora.