Agarrada a su acta de concejal y a su sillón de diputada provincial. Este es el futuro que le aguarda a la ex alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, durante los próximos dos años y medio, hasta que se celebren una nuevas elecciones municipales. Ni su reciente elección como directora del Instituto Andaluz de Cualificaciones Profesionales, dependiente de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, conllevará, salvo sorpresa inesperada, que Sánchez ponga fin a un periplo en política municipal que alcanza ya una década.

Pero, ¿por qué no dimite ya, una vez que dejó la secretaría local del partido, ahora que tiene una nueva responsabilidad en Sevilla y a la vista de que su papel tanto en el Ayuntamiento de Jerez como en la Diputación es mucho más que secundario? Pues probablemente porque, aunque quiera, no podrá hacerlo. Su partido se lo prohíbe.

Y es que en una situación actual de calma chicha en un PSOE provincial muy dividido, Pilar Sánchez se ha convertido en pieza clave para mantener a su amiga Irene García como portavoz del Grupo Socialista en la institución provincial, un puesto clave que le costó muchos esfuerzos -y muchos disgustos- poder alcanzar y que en teoría debería permitirle a la alcaldesa de Sanlúcar su afianzamiento como secretaria general del partido.

Hay una cosa clara: si Pilar Sánchez dimite como concejal eso conllevaría de manera automática su renuncia como diputada provincial. Y este último puesto pasaría al primer suplente del PSOE en el partido judicial de Jerez, que resulta ser Antonio González Carretero, actual portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de San José del Valle. Y el hipotético relevo de Pilar Sánchez en la Diputación, a diferencia de ella, no está posicionado claramente con el sector griñanista de Cádiz, lo que despierta recelos en la corriente que ahora manda en el partido.

No es que en la ejecutiva provincial del PSOE no se fíe de González Carretero. No es eso. Pero digamos que después de la tempestad vivida en el último tramo de 2012 -con aperturas de expedientes a los seis diputados críticos que llegaron a ser amenazados de expulsión-, los que mandan ahora en este partido no quieren correr riesgos. Y algunos han recordado ya que el actual referente del PSOE en San José del Valle es un novato en estas lides porque apenas lleva dos años en política y que llegó al puesto de la mano del ex secretario general, Francisco González Cabaña. Y aunque tampoco se ha alineado claramente con la corriente de los críticos, existe cierto temor en el partido a que González Carretero, de ser elegido diputado provincial, pudiera llegar a ser contaminado por los diputados críticos para dejar a Irene García otra vez en minoría.

Aunque las hachas de guerra parecen haberse enterrado entre los doce diputados provinciales socialistas -al menos por el momento-, la secretaria general del PSOE y portavoz del Grupo Socialista en la Diputación cuenta actualmente con cinco diputados fieles, uno contrario a ella (el anterior portavoz, José María Román) y otros cinco que están a verlas venir después del pulso que mantuvieron durante tres meses con las direcciones provincial y regional.

En el caso hipotético de que se rompiera de nuevo la igualdad en el Grupo Socialista, sería difícil adivinar el camino que seguirían estos diputados críticos, que podrían decantarse por plegar velas y no encararse de nuevo con su secretaria general pero que también, si la división interna siguiera latente, tendrían en su mano forzar una nueva votación y, de acuerdo con el Reglamento de la Diputación, relevar a Irene García de la portavocía del Grupo.

En cualquier caso, la dirección del PSOE de Cádiz no se va a atrever a correr riesgos. De ahí que, salvo que una sentencia judicial la inhabilite para un cargo público, Pilar Sánchez seguirá siendo concejal -aunque no pise el Ayuntamiento de Jerez- y diputada provincial, aunque su labor se limite a asistir a plenos y comisiones informativas y a cobrar 430 euros al mes de esta institución. Será la última contribución a su partido de la dirigente que pasó en menos tiempo de la gloria de ganar unas municipales en Jerez en 2007 con mayoría absoluta a caer en el infierno cuatro años después perdiendo 10 de sus 15 concejales.