Hasta hace unos meses sólo eran sospechas. La Guardia Civil pensaba que Marruecos exportaba algo más que hachís en lanchas semirrígidas. Sin embargo, en diciembre los peores temores se confirmaron cuando agentes de la Benemérita interceptaron un alijo de 1.200 kilos de cocaína en la costa de Huelva. El hallazgo puso en marcha una investigación que ha tenido su punto culminante esta mañana, cuando unos 300 agentes de la Guardia Civil han puesto en marcha una operación a gran escala y que se ha extendido por las provincias de Cádiz, Sevilla y Málaga. 

Hasta el momento, fuentes de la Guardia Civil han confirmado la detención de 18 personas, aunque el dispositivo sigue abierto y no se descartan nuevas detenciones.

Los agentes han realizado 24 registros en distintos puntos de las tres provincias: 17 en Sevilla, seis en Cádiz y uno en Málaga.

Uno de los detenidos se tapa la cabeza al salir de la vivienda registrada.

Mientras que en la capital andaluza el registro ya ha terminado, en Trebujena, entre otros puntos, continúa, dada la complejidad de las instalaciones que se están revisando. En la provincia gaditana también se han registrado inmuebles en Sanlúcar, concretamente en la zona de La Colonia de Monte Algaida, así como en Jerez, Algeciras o la citada Trebujena.

El alijo interceptado en la provincia de Huelva hizo pensar a los agentes que no se trataba de una operación aislada, sino con conexiones con distintos puntos de Marruecos para llevar droga a Europa.

Agentes de la Guardia Civil custodian la vivienda en el momento del registro.

En los registros, los agentes han encontrado distintas cantidades de droga, así como bidones de combustible que se emplearían para las lanchas encargadas del transporte de la droga, en ocasiones a través de la subida del Guadalquivir desde Sanlúcar de Barrameda a la comarca del Bajo Guadalquivir en la provincia de Sevilla.

Además de cocaína, esta red seguía introduciendo hachís en grandes cantidades. Los investigadores piensan que la cocaína era traída en barcos nodrizas desde Sudamérica hasta la costa africana y desde allí se cambiaba a las narcolanchas, que cruzaban a toda velocidad el Estrecho hasta llegar a las costas andaluzas. Los alijos extremaban las medidas de seguridad, puesto que el precio en el mercado de la cocaína es muy superior al del hachís.