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Coronavirus en Cádiz

Morir en tiempos de covid

  • Es como si morir en tiempos de Covid fuera una doble muerte. Casi nadie puede despedir a los muertos en su último trance y los familiares no pasan por el rito del duelo, por el abrazo, por el velatorio. Todo eso se lo ha llevado el virus, da igual si el fallecido estaba contagiado o no lo estaba. Las reglas son para todo el mundo y el confinamiento también llega a la muerte. Las funerarias buscan otros servicios alternativos, sobre todo la ayuda psicológica, lo que no evita las imágenes de los tanatorios vacíos. Todo esto sucede pese a que en Cádiz la incidencia, afortunadamente, no está en los niveles que en otras provincias. De hecho, los números hablan de que las 68 muertes que contabilizamos hasta ahora por el virus, más las que se han producido en las residencias, y que en algunos casos no entran en esta estadística, no han alterado la curva estadística de defunciones, como si ha sucedido, y muy notablemente, en las cifras de todo el país.

Aviso de cierre en uno de los cementerios de la provincia

Aviso de cierre en uno de los cementerios de la provincia / Fito Carreto

Ni velatorios ni ceremonias fúnebres. El decreto del Ministerio de Sanidad del pasado 29 de marzo ordenaba, como nuevo escenario dentro del actual estado de alarma, suspender la prácticas habituales en los servicios funerarios: tanto en inhumaciones como en cremaciones, sólo pueden estar presentes tres personas, con la figura opcional del párroco, aunque el consejo es que se posponga la ceremonia hasta la misa recordatoria. En el caso de las muertes por Covid-19, ni siquiera se puede ver a los fallecidos. El nuevo protocolo también informa de otras medidas, como que los fallecidos por coronavirus no pueden someterse a procedimientos de tanatoestética, o que los asistentes a la despedida (siempre en el exterior de los recintos) deben guardar la distancia reglamentaria.Morir en tiempos de Covid-19 parece una doble muerte: la abducción completa en la nada.

La crisis del coronavirus coloca también en un nuevo escenario nuestra forma de gestionar, y asimilar, la muerte. También para los servicios funerarios, “desbordados” en Madrid; adaptándose, aquí: “Es una realidad que también afecta económicamente a las empresas funerarias -comentan desde el sector- que, al contrario de lo que se ha llegado a escuchar, no están priorizando la parte económica. Ahora mismo, las prioridades son otras”. De hecho, el BOE de marzo no sólo recoge que los precios en las funerarias no pueden ser superiores a los que hubiera el pasado 14 de marzo sino que, si se hubiera contratado algún servicio que no pueda prestarse, el importe se devolverá en caso de ya haberse desembolsado.

Qué solos quedan los muertos, sí. Y qué vacío bajos los pies, los que quedan.“El propio aislamiento y distanciamiento social recomendados por las autoridades sanitarias con el objetivo de prevenir el contagio están afectando de forma muy compleja el proceso final de la vida de muchas personas, el de sus familias y el de las propias despedidas, que han de ser pospuestas tras la defunción”, apuntan desde Mémora Servicios Funerarios.

Sin la despedida es más difícil sobrellevar la primera parte del duelo"

“A nivel psicológico, se entiende que hasta que no te despides de verdad, de alguna forma, con la simbología o el ritual que quieras, no puede empezarse la primera etapa del duelo, que es la más difícil de asimilar”, comentan responsables del sector. En muchas compañías funerarias, hay gabinetes de psicología que se ponen a disposición de los afectados durante el duelo aunque, tradicionalmente, aquí no es un servicio que haya tenido mucho uso: no está en los parámetros de nuestra cultura de la muerte, tan potente, aún tan señalada en sus fases. Uno se duele “para adentro”. De hecho, la opinión generalizada es que, una vez terminen el estado de alarma y la reclusión, todo volverá a una relativa rutina: “Aunque puede que las noches de velatorio se supriman, o se mantengan ciertas medidas excepcionales para garantizar la seguridad”.

Sin embargo, el cambio de escenario que – momentáneamente, al menos- ha impuesto la pandemia ha hecho que muchas funerarias hayan ampliado o incidido en sus servicios de atención psicológica: “Una forma de consuelo que permite desahogarse con total transparencia, más allá de las posibles barreras que podamos tener con familiares o amigos” .

“La esencia de ritualización sigue siendo muy necesaria, aunque se modifiquen las formas de materializarla -explican desde Mémora Servicios Funerarios, firma que se anticipó una semana en la puesta en marcha de la normativa especial por parte de Sanidad-. El distanciamiento social obligado por la pandemia durante estas últimas semanas deberá llevarnos a una reflexión sobre los valores y su importancia en nuestra sociedad. Y el valor de las despedidas, de los rituales de homenaje que podían haber quedado en cierta manera invisibilizados por una sociedad que vive de espaldas a la muerte, están retomando protagonismo. Las familias las necesitan y así nos lo trasladan. Cuando llegue el momento, como profesionales, debemos acompañarles en la celebración de estas despedidas, elementos imprescindibles en todas las culturas para evitar duelos complicados y con mayor relevancia en las sociedades en las que el tabú todavía es acusado”.

“Una despedida no se completa hasta que nos reunimos para abrazarnos”. Bajo esa máxima, desde Mémora, atendiendo a recomendaciones de psicólogos especialistas en duelo, han desarrollado #elvalordeladespedida: una iniciativa que engloba distintos servicios que tratan de paliar la actual desnudez de la pérdida y que incluye, además de apoyo psicológico, espacio para notas de condolencia, floristería online, recordatorio para compartir por redes o la organización de ceremonias de homenaje una vez termine el confinamiento. Además, la Fundación Mémora ha puesto en marcha, un nuevo servicio telefónico gratuito de soporte emocional para profesionales de la salud y de los servicios sociales.

Las cifras de la muerte

La cifra exacta de fallecidos por el coronavirus en una de las grandes incógnitas respecto a la pandemia no solo en España sino en todo el mundo. Se duda de las cifras que dan China o Rusia, e incluso la forma de contar los fallecimientos por esta enfermedad en países del norte de Europa.

Algunos analistas utilizan estadísticas nacionales de las causas de las defunciones en España para destacar el incremento de éstas tras la propagación del virus, lo cual es lógico viendo la cifra de muertos de la que se informa, y que se acerca ya a los 20.000 en todo el país, dejando en el aire que ésta podría ser superior. En la provincia de Cádiz la pandemia ha provocado la muerte de 68 personas desde el pasado mes de marzo. Esta cifra no ha provocado ni de lejos el colapso en los camposantos gaditanos, ni incluso en aquellos como el mancomunado de Chiclana, el mayor de la provincia, que atiende a un mayor número de poblaciones.Así, según datos aportados por Cemabasa, la empresa pública mancomunada que gestiona este cementerio y el de Puerto Real, durante el mes de marzo el número de enterramientos se incrementó en 16 respecto al año pasado, pasando de 241 a 257. El mayor aumento se produjo en las incineraciones (161 a 174), mientras que apenas subieron en 3, hasta llegar a las 83, las inhumaciones.

Pero, si en el mes en el que se produjeron las primeras víctimas por el coronavirus hubo un incremento inferior al 10%, en la primera mitad de abril Cemabasa contabiliza un descenso en sus cifras de 7 fallecidos, pasando de 87 en la primera quincena de 2019 (entre los días 1 y el 14) y 80 en el mismo periodo de este año. Han bajado las inhumaciones (de 36 a 26) y han subido en tres las incineraciones (de 51 a 54).

No hay datos actualizados de otros camposantos de la provincia pero el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Cádiz y vicepresidente de Cemabasa, Martín Vila, alerta ante los “rumores de que alguna funeraria está derivando a otros crematorios de otras localidades mucho mas lejanas para hacer las cremaciones sin dar la opción de nuestras instalaciones o aludiendo que están saturadas, algo que si bien puede ser lícito sería falto de ética, y mas aún si cabe en estos momentos”.En este sentido, destaca que desde Cemabasa “seguimos prestando en los cementerios de Chiclana y de Puerto Real todos los servicios que prestamos habitualmente. No obstante ante la suspensión de los responsos estamos reforzando el acompañamiento psicológico en estos momentos tan duros como son el duelo, a través de recursos disponibles en la web y atención telefónica, de modo que tratamos de facilitar estos momentos duros para las familias que sin el contacto social y el arropo de familiares se endurece más aún si cabe”.

En el conjunto del país, en los dos últimos años se han producido dos incidencias notables en cuanto al incremento de las defunciones: la ola de calor que se produjo entre los meses de julio y agosto de 2018 y que disparó la mortandad en unas 400 personas en toda España sobre la media normal en estas fechas, y sobre todo la gripe que atacó entre enero y abril de 2019, con un exceso de defunciones cifradas, también para el conjunto del país, en unas 3.000.

Si nos atenemos a las estadísticas que publica el INE ambos casos tampoco tuvieron una relevancia determinante en la evolución de las defunciones en nuestra provincia.

En 2018, entre los meses de julio y agosto se cuantificaron 1.433 fallecimientos, en plena ola de calor, mientras que en el mismo periodo de 2017 llegaron a 1.489, un dato algo superior.

En cuanto al episodio de gripe en el primer cuatrimestre de 2019, el global de fallecidos fue de 3.564 en toda la provincia, frente a los 4.115 que murieron en el mismo periodo en 2018.

Entre las grandes ciudades de la provincia, proporcionalmente a su población es la capital donde se produce un mayor número de defunciones. El INE aún no ha publicado datos por ciudades y meses respecto a 2019, pero en 2018 y durante la temporada de verano (cuando se produjo la ola de calor), en Cádiz murieron 196 personas (meses de julio y agosto) frente a las 252 en Jerez (ciudad que casi dobla en población a la capital) o los 144 de Algeciras, 110 en San Fernando, 83 en El Puerto o los 75 de Chiclana.

En marzo y abril de 2018 en la capital se produjeron 230 defunciones, frente a las 322 de Jerez y las 174 de Algeciras.

Habrá que esperar los nuevos datos estadísticos, aunque, de seguir así la tónica, la incidencia del Covid-19 en los datos de defunciones no alterará demasiado la tendencia numérica. Pero sí el recuerdo de que nadie despedía a los muertos en los tiempos del Covid.

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