Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Provincia de Cádiz

Malaspina y los mapas del mar

  • Un buque hidrográfico de la Armada explora el fondo marino de los puertos para actualizar su carta náutica. La venta de cartografía reporta 2 millones al año al Estado.

Una lengua azul oscuro parte en dos la Bahía de Algeciras rodeada de verde y tonos rojizos. Marca una sima en el centro de esta de hasta 450 metros de profundidad en algunos puntos, un accidente geográfico que protagoniza la cada vez más exacta carta náutica de la Bahía. Ahora digital, es la versión 2.0 de un instrumento de navegación que se remonta siglos atrás, que permite obtener el relieve del fondo marino en un solo clic.

El encargado de reproducir cada vez con mayor fidelidad el fondo no sólo de la costa gaditana sino el resto de la costa nacional es el buque hidrográfico Malaspina de la Armada Española. Acaba de finalizar una campaña de levantamiento batimétrico desde el puerto de Barbate hasta el puerto deportivo de Sotogrande, redibujando el mapa del fondo marino de ambas zonas portuarias y del puerto de La Línea, el de Algeciras y la zona norte de la costa de la Bahía. Se han comprobado los datos existentes de las líneas de costa y taquimetrías de los muelles y pantalanes para poder ser representadas adecuadamente en las cartas náuticas. Un trabajo de precisión que ya se ha realizado también en los puertos de Bilbao y Valencia, en una campaña que repasa los grandes dársenas del país para facilitar el movimiento de barcos, evitar incidentes y, de paso, hacer los puertos más atractivos a los grandes buques mercantes.

Contar con una carta náutica lo más precisa posible puede marcar la diferencia a la hora de escoger un puerto, explica el comandante José Torres García. Algo especialmente relevante en uno como el de Algeciras, el primero del país que alberga "auténticos rascacielos flotantes, de hasta 17 metros de calado". Ese cambio en las características de los buques mercantes obliga a redefinir las cartas náuticas y en ese trabajo está embarcado el buque hidrográfico que recuerda al marino que protagonizó una de las primeras grandes expediciones científicas de la historia, a finales del XVIII.

La costa española está completamente cartografiada. Pero ahora "tenemos mucho más capacidad tecnológica", explica el comandante. Los antiguos buques oceanográficos dibujaban esa cartografía con una tecnología monohaz, con la que se obtenía mediante ondas de sonido la información de la zona justo bajo el barco, una línea. Se recopilaban datos de líneas paralelas y los espacios intersticiales se cubrían con un muestreo estadístico, se extrapolaban los datos. Ahora, la tecnología es multihaz, se cubre el fondo marino con haces en forma de abanico. Se obtienen datos del 100% de la zona de estudio, por lo que las cartas son mucho más precisas que hace unos años.

Esa es la técnica con la que se están repasando los grandes puertos por ser las zonas con más tráfico marítimo. Para recorrer la costa española entera "harían falta décadas de trabajo". Más teniendo en cuenta que el Instituto Hidrográfico de la Marina sólo tiene para esa tarea dos buques, el Malaspina y el Tofiño, ambos con base en Cádiz, a los que se suma una vez al año el buque de investigación oceanográfica Hespérides.

El Malaspina es el más veterano. Construido por la Empresa Nacional Bazán en San Fernando y con 41 años de servicio (fue completamente reformado en 2007) ha navegado más de 200.000 millas náuticas adquiriendo datos de batimetría y oceanografía a lo largo de toda la costa española. Los mismos que estaba recogiendo hasta hace una semana en el entorno del Estrecho. Los equipos a bordo permiten tomar datos de zonas profundas de más de 1.000 metros y se ven complementados con dos botes hidrográficos para las aguas someras. Ningún rincón se escapa a los ojos del Malaspina y sus botes, donde los técnicos encargados de la toma de datos laboran de sol a sol.

La información recopilada se depura y se procesa para que pueda ser trasladada a las cartas náuticas. El trabajo no es rápido: por cada hora de adquisición de datos se necesitan cuatro de procesado. Aunque ese tratamiento de la información se inicia en el propio buque, continúa cuando la tripulación ya ha vuelto a Cádiz.

El resultado de ese trabajo minucioso va dando forma a unas cartas que "están vivas". Cada semana se emiten avisos a navegantes indicando, entre otra información útil, qué partes de la cartografía han variado, algo que puede marcar la diferencia entre que haya o no un incidente cuando un buque se acerca a costa. Aparte, las cartas náuticas se van publicando actualizadas. Todos los barcos deben llevarlas a bordo en papel o en formato electrónico.

Esa obligación proporciona unos ingresos al Estado desconocidos por la mayoría. Según los datos del Instituto Hidrográfico de la Marina, la comercialización de las cartas supone en torno a dos millones de euros al año, una cantidad en la que está incluida la venta de algunas publicaciones y también los royalties por ventas de las cartas; el departamento hidrográfico de Reino Unido se ha hecho con el mercado de la cartografía náutica y buena parte de los marinos se dirigen a este organismo para su compra. "Damos beneficios al Estado", apunta José Torres, unos beneficios que además van en ascenso cuanto mayor es la digitalización de la cartografía náutica española. También se elaboran cartas militares, como no podía ser menos en la Armada.

Los responsables de parte de esos ingresos son los 60 tripulantes del Malaspina, con distintas áreas de actividad. Esa tripulación es permanente; el trabajo a bordo de este tipo de buque requiere una alta especialización, años hasta obtener el mayor rendimiento en algunos de los puestos. "Somos unos desconocidos dentro de la Armada", asegura el comandante.

La visita al Malaspina se produce mientras que toma datos en la Bahía de Algeciras. Cerca del barco está Gibraltar y la pregunta es inevitable: ¿quién se encarga de la carta náutica del Peñon? La respuesta es rápida: el instituto de oceanografía gibraltareño. Cada entidad se dedica a recoger sus datos, aunque posteriormente estos se reflejen en un documento único. Así ocurre también con la carta náutica del Estrecho de Gibraltar, elaborada con la información aportada también por el Reino de Marruecos. Los mares no entienden de fronteras; la cartografía tampoco. Para ello existen convenios internacionales para el intercambio de datos, que no mezcla; en las cartas se recoge quién ha aportado cada parte del plano del mar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios