El ex consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Luis Pizarro, aseguró ayer que no se arrepiente en absoluto de su decisión de abandonar el Ejecutivo andaluz, una medida que, indicó, venía meditando desde hacía diez meses, en concreto desde que la dirección regional del PSOE comunicó por vez primera su intención de prescindir del que hasta el pasado lunes era el delegado del Gobierno andaluz en Cádiz, Gabriel Almagro.

Después de una semana "muy complicada", como él mismo la catalogó, el histórico político alcalaíno eligió el comité provincial que el PSOE de Cádiz celebró ayer por la tarde en El Puerto para romper su silencio. "No me arrepiento de mi decisión", dijo de manera rotunda al poco tiempo de tomar la palabra. Y apostilló de inmediato: "Aunque no he buscado yo ni el tiempo ni el momento para dimitir", refiriéndose a que fue el cese de Almagro el que precipitó los acontecimientos.

Pizarro echó la vista atrás y recordó que en junio de 2010 la secretaria de Organización del PSOE-A ya trasladó por vez primera al secretario provincial del partido, Francisco González Cabaña, la intención de dejar de contar con Almagro. Cabaña se opuso con vehemencia a esta medida y, tras tener conocimiento de esta comunicación, Pizarro le trasladó tanto al entonces vicesecretario general del PSOE-A, Rafael Velasco, como a la propia Susana Díaz y a la consejera de la Presidencia de la Junta, Mar Moreno, su decisión firme de dimitir si se le movía la silla a Almagro. Por eso subrayó ayer que su decisión de abandonar el Gobierno andaluz había sido "muy meditada" y que no había sido fruto de un "calentón" porque desde hacía diez meses "pensaba que podía darse el escenario que finalmente se ha producido".

"Yo sé perfectamente cuáles son las reglas del juego. Sé que el presidente de la Junta puede nombrar y cesar a quien quiera. Pero yo no podía firmar el cese de Almagro sin que hubiera una causa justificada", aclaró.

Aseveró el también parlamentario andaluz por la provincia de Cádiz que "ha habido y habrá muchos más políticos que dimitan", por lo que indicó que "no hay ni que dramatizar ni exagerar" la decisión que adoptó hace hoy cinco días.

Eso sí, Pizarro tuvo tiempo para lanzar un recado nítido a la dirección del PSOE-A : "No quiero aparecer como la víctima de todo lo que ha pasado pero quiero dejar claro que tampoco voy a tolerar que se me culpe", en referencia a las declaraciones públicas de algunos dirigentes socialistas que estos días han incidido en el "daño" que Pizarro ha ocasionado al partido al abandonar el Gobierno andaluz. "Tranquilidad y buenos alimentos", le recomendó incluso -aunque sin citarlo- a Mario Jiménez, portavoz del grupo socialista en el Parlamento andaluz y uno de los más críticos con la actuación del político alcalaíno.

Después de unos días muy convulsos para el socialismo andaluz y gaditano, Pizarro "pidió" a todos los militantes del PSOE que den por cerrado este "capítulo", apelando a la unidad del partido. En este punto animó a limar sus diferencias tanto "a la mayoría que sostiene a la ejecutiva provincial del PSOE de Cádiz" como "a la otra minoría del partido". Y tuvo también palabras para su amigo Cabaña, a quien agradeció "la sensatez, la responsabilidad y la prudencia con la que ha llevado el partido en Cádiz en esta semana tan complicada".

Con unas elecciones municipales a mes y medio, Pizarro aseguró que ganar esos comicios será a partir de ahora su prioridad. Y conminó a los dirigentes gaditanos del PSOE a "impedir que la derecha más impresentable de España nos gane en Andalucía". "Arenas no nos va a ganar ni siquiera usando las malas artes que está utilizando ahora", vaticinó.

Francisco González Cabaña, por su parte, reiteró en su intervención que "acato, acepto y respeto todas las decisiones que adopte Griñán", aunque volvió a insistir en su idea de que el cese de Almagro ha sido "inoportuno" por la cercanía de la cita electoral.