Provincia de Cádiz

Historias de la resistencia

  • El libro 'El pueblo en la calle' se presenta como primera aproximación sindical y antropológica a la batalla de los astilleros

El 10 de marzo de 1987 los señalados por la regulación de astilleros de Puerto Real emprendían su rutina matutina de guerrear en el puente Carrranza. Llevaban semanas haciéndolo. Cortaban el puente, intercambiaban proyectiles caseros tras trincheras de electrodomésticos con la Policía y regresaban a casa. Esa mañana todo fue distinto pero empezó igual. Cortaron el puente, guerrearon un rato y se replegaron a la verja donde acababa la jornada de lucha. Pero tras la verja cambió todo. Una policía encorajinada atravesó la verja y los trabajadores se retrasaron un poco más y se refugiaron en un barco en construcción. La policía siguió avanzando. Ante los gritos, los trabajadores que trabajaban se convirtieron en retaguardia y la policía se vio rodeada. Alguno de ellos sacó la pistola mientras los mandos gritaban "no disparad". Los trabajadores que iban a perder su puesto y los que no devolvieron a la fuerza policial hasta la verja al grito de "¡fuera de mi casa!".

Ninguno de los entrevistados en el libro El pueblo en la calle, que sus autores presentaron ayer noche en la Asociación de la Prensa de Cádiz, olvida ese día. Reconversión naval, sindicalismo y protesta se unen en esta edición de una resistencia que forma parte de la historia de la Bahía. Tanto el antropólogo David Florido, como Beltrán Roca, que junto a José Luis Gutiérrez han trabajado en esta obra, incidieron en que los sucesos de 1987 en Puerto Real suponían una transformación de la industria tanto desde el punto de vista laboral -"desde entonces el trabajo empezaría a llamarse empleo"- como el puramente sociológico. Ese "fuera de casa", manifestaron anoche los autores, significaba la resistencia a abandonar un modo de trabajo en el que éste significaba "un entorno vital, dominaba la vida dentro y fuera del astillero, lo que hemos llamado mundo-industria", afirmó Florido.

En este libro se desglosan, con amplio apoyo fotográfico, testimonios de los protagonistas de aquellos hechos. Beltrán Roca, muy joven entonces, llegó a emocionarse. "Aquellos días forman parte de mi propia memoria".

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