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Seguridad

La Guardia Civil del aire

  • El equipo Pegaso está afincado en el Aeropuerto de Jerez, desde donde realiza diferentes funciones, entre ellas controlar que la proliferación de drones no afecte a la seguridad aérea

Dos agentes del equipo Pegaso examinan la documentación de una avioneta antes de su despegue de la pista de la Escuela de Pilotos de Jerez.

Dos agentes del equipo Pegaso examinan la documentación de una avioneta antes de su despegue de la pista de la Escuela de Pilotos de Jerez. / Manuel Aranda

La aparición de las aeronaves pilotadas por control remoto, los populares drones, que han proliferado de manera extraordinaria en los últimos años, ha traído de la mano su utilización no sólo para mejorar las opciones de diferentes profesionales sino también para ayudar a los delincuentes en su juego sucio. Las posibilidades de los drones son de tal calibre que en los últimos meses la Guardia Civil incluso ha detectado su utilización nocturna, con cámaras térmicas, para realizar labores de vigilancia de los cuerpos y fuerza de seguridad del Estado dedicados a la lucha contra el narcotráfico. Y esto que volar los drones de noche está completamente prohibido por la reglamentación española. También han llegado a usarse para meter droga o móviles en los patios de las cárceles aprovechando el más mínimo descuido.

En el año 2016, la Guardia Civil creó en Madrid el equipo Pegaso para encargarse del control de estos artefactos, que posteriormente se fue extendiendo al resto de la geografía nacional con equipos de al menos tres personas.

Hay que destacar que la popularidad y proliferación de este tipo de aeronaves ha venido ocasionando diversos incidentes que han afectado a la operativa aérea tradicional, generando un riesgo potencial y causando una sensación de inseguridad en los diferentes usuarios del espacio aéreo. Esto viene originado, principalmente, por la falta de concienciación y desconocimiento sobre las reglas de circulación aérea vigentes por los usuarios de drones, ya sean de tipo profesional o recreativo.

La Benemérita indica que desde su puesta en marcha “se han apreciado diversos incumplimientos, en su mayoría por la falta de documentación, ausencia de placas identificativas de los sistemas, pilotar a distancias inferiores a las permitidas en los aeródromos sin acuerdos de coordinación, o volar en situación de emergencia sin la autorización preceptiva”, comentan.

Las infracciones de los usuarios de drones pueden ir de los 4.500 a los 200.000 euros

El equipo Pegaso de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz está afincado en el Aeropuerto de Jerez, cuyas instalaciones visitó este medio durante el pasado martes. Podría decirse que estamos ante la Policía Aérea, que desarrolla cometidos específicos y genéricos no solo en las instalaciones jerezanas sino también en aeródromos existentes en la provincia, como el de Trebujena.

“Lo que hacemos, además de inspeccionar las instalaciones de aviación en general y vigilar que toda la documentación de las naves esté en regla, es realizar actividades de concienciación, sobre todo con el tema de las aeronaves no tripuladas, porque hay gente que piensa que un dron es un juguete y no es así”, dicen agentes del equipo Pegaso.

Restos de un accidente aún son visibles en las proximidades del aeropuerto. Restos de un accidente aún son visibles en las proximidades del aeropuerto.

Restos de un accidente aún son visibles en las proximidades del aeropuerto. / Manuel Aranda

Advierten que muchas personas los utilizan sin conocimiento. Su adquisición es fácil y puede tener uso recreativo o profesional. “Tiene unos requisitos, como por ejemplo que no pese más de 250 gramos, que tenga su placa de identificación, porque si ocurre cualquier incidente hay que tener claro quién es la persona que debe responder por esos daños”.

En cuanto a los drones utilizados de manera profesional, además de la licencia, la matrícula y el informe de seguridad es necesario tener un plan de vuelo cada vez que se vaya a utilizar comunicarlo a AESA, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea.

Las infracciones cometidas con los drones no salen baratas precisamente. Las multas van de los 4.500 euros hasta los 200.000 en caso de las más graves y que pueden generar un peligro manifiesto y ser consideradas un delito.

Un dron no puede volar a una altura superior a 150 metros desde el punto más alto que haya en 500 metros.

Pero además de vigilar, la Patrulla Pegaso se encarga de esclarecer delitos que se cometen con avionetas de por medio. “Es más fácil que alguien del equipo haga las inspecciones que personas que no están tan relacionadas con la reglamentación actual. Hay muchos usuarios de aeronaves que tampoco se la sabe, piensan que un parapente o cualquier tipo de ultraligero es una bicicleta que vuela, cuando no es así, porque no se trata únicamente de un deporte, hay que cumplir la normativa aérea”.

Hay que tener en cuenta que un accidente de parapente, por poner un ejemplo, no sólo entraña riesgo para el parapentista sino para cualquier ciudadano al que le puede caer encima. “Si se les viene encima una persona de 70 kilos a 60 kilómetros por hora el desenlace puede ser fatal”, dice la Guardia Civil.

Por último, desde el Grupo Pegaso se apoya también la investigación de los accidentes aéreos y se forma a otros agentes.

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