Provincia de Cádiz

El 'Gibrexit' se estanca sin ninguna alternativa

  • Margallo insiste en que su fórmula de cosoberanía triunfará, mientras que Picardo la rechaza sin presentar otra solución

Son casi las cinco de la tarde y un autobús que tose y tiembla como una cafetera vieja enfila la pista del aeropuerto de Gibraltar camino de Casamates. El conductor advierte: "¡Este cascajo puede dejarnos tirados en cualquier momento!". Es el '5', el vehículo que cada día cogen miles de españoles y gibraltareños para desplazarse desde la Verja hasta el centro del Peñón y vuelta. A quince minutos a pie por un Main Street que bulle de gente que entra y sale de las tiendas se encuentra el número 6 de Convent Place, donde hace rato que el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, replica al ministro de Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, quien en el canal 24 horas había dicho que la bandera de España ondeará en Gibraltar "antes de lo que Picardo cree" e incluso se atrevió a vaticinar que lo hará "antes de cuatro años". El aludido contesta que de eso nada: "Gibraltar nunca será español, ni en cuatro años, cuarenta, cuatrocientos ni cuatro mil, ni en ningún otro momento en el futuro. Nunca significa nunca. No significa no. El Brexit no cambia nada". Han pasado casi cuatro meses desde que los británicos votaran en referéndum la salida de la Unión Europea y la relación entre los gobiernos de España y Gibraltar no está en mejores condiciones que el autobús que conecta la Verja con el centro comercial del Peñón.

Hay tres aspectos claros. El desencuentro existente entre los gobiernos, que la propuesta de Margallo no gusta a Gibraltar y que el Ejecutivo de Picardo no tiene todavía una alternativa que presentar a los ciudadanos.

El tira y afloja a cuenta de la propuesta de la cosoberanía por parte de España entra por tanto en una etapa de alta tensión. García Margallo, que probablemente el día 17 visitará el Campo de Gibraltar para mantener la prometida reunión con los siete alcaldes y el presidente de la Mancomunidad, se ha encontrado con la negativa expresa de Reino Unido y Gibraltar a negociar siquiera su proposición, que pasa por acordar la soberanía conjunta de la Roca, de modo que los gibraltareños puedan seguir beneficiándose de los tratados de la Unión Europea una vez que Reino Unido la abandone.

En la ONU, Picardo le dijo: "¡De ninguna manera, José! Jamás pondrá la mano en el Peñón". El ministro español respondió en la televisión: "La mano no, pondré la bandera y mucho antes de lo que Picardo cree". Además consideró que "está en el guión" que el primer ministro gibraltareño se niegue a hablar. El titular de Exteriores auguró que esa "bandera" podrá colocarse en un plazo de cuatro años y apostilló que a partir de marzo de 2017, cuando se notifique oficialmente la salida de Reino Unido de la UE y se abra el plazo de dos años para negociar las condiciones, "todo se precipitará y entenderán que cuanto antes se solucione, mejor". "Verán que hay una salida y empezarán a ver una fórmula", repitió. "Británicos fuera de la Unión Europea o hispanobritánicos dentro de la UE", esa es la dicotomía a la que se enfrentarán los gibraltareños, según el ministro. Picardo le respondió ayer que hay otras prioridades antes que la soberanía. "Lo que tenemos que hacer es llegar a un acuerdo para que el tráfico en la frontera siga fluyendo libremente, de modo que pueda mantenerse una economía que genera puestos de trabajo para 12.000 personas (7.000 de ellas españolas) que vienen aquí a ganarse la vida. Las amenazas de Margallo acerca del cierre de la frontera son propias de los tiempos de la Guerra Fría, no de la Europa moderna", dijo. "El señor Margallo está construyendo castillos en el aire y evitando las cuestiones de interés real con las que debe lidiarse. Toda esa fantástica prosperidad y el desbloqueo de la legislación que, según las declaraciones de España, pueden emanar únicamente de una soberanía compartida, podrían ser ya hoy una realidad", continuó.

"La actitud del Partido Popular es la única responsable del incumplimiento de los Acuerdos de Córdoba, que a su vez está dando pie al bloqueo de la legislación de la UE. Ya concluimos un acuerdo al respecto en 2006, que el señor Margallo está incumpliendo. Ahora espera que renunciemos a nuestros hogares simplemente para que pueda cumplir unos acuerdos ya concluidos", insistió el ministro principal, que siguió arremetiendo contra el ministro español en funciones. "Los gibraltareños ya se han enfrentado a una larga lista de ministros de Asuntos Exteriores españoles que buscaban, todos ellos, recuperar la soberanía española sobre Gibraltar. Margallo simplemente será uno más de una larga lista. Sus políticas, caracterizadas por la coerción, las amenazas y la confrontación harán poco más que cimentar la perpetuidad de la soberanía británica en el Peñón. Por esa razón, deseamos que se mantenga en el cargo tanto tiempo como sea posible", ironizó. Sobre una posible alternativa a la propuesta, la respuesta es que "el Gobierno de Gibraltar está plenamente dispuesto a trabajar con interlocutores serios para determinar la forma que adquirirá la participación, mutuamente beneficiosa, de Gibraltar en Europa en un mundo pos referéndum. Ya estamos trabajando exhaustivamente en este sentido con el Gobierno del Reino Unido y participando plenamente en los preparativos que éste está llevando a cabo para la invocación del artículo 50".

El autobús de vuelta, menos rancio que el anterior, fluye por la pista del aeropuerto suave como un guante. Quizás hasta en una situación tan estancada haya una esperanza de salida.

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