Provincia de Cádiz

"Espero regresar a España casado con ella"

  • Porta ultima en Honduras el papeleo para casarse por lo civil y por la Iglesia, y 'recasarse' aquí

Tres bodas y sólo dos contrayentes, Antonio y Antolina, el chipionero detenido en Honduras, en plena revuelta contra el golpista Micheletti, y la novia a la que conoció por Internet, por la que acabó preso durmiendo sobre un colchón en una tercermundista prisión.

Tras su excarcelación a la espera de juicio, Antonio Porta aguarda la libertad definitiva, mientras acude cada lunes a firmar, "un poquito mejor entre comillas, como él mismo cuenta. En conversación telefónica con este diario, lamenta que siga sin poder trazar su destino, siempre supeditado a fechas que deben decidir otros. Primero, la de su excarcelación, después, la de su juicio, y entre medias, la de su boda, el único propósito por el que viajó a Honduras y por el que se mantiene allí, alejado de los suyos, algo ilusionado. Aunque las esperas hacen mella en él. Más ahora que se aproxima las Navidades y ya está resignado a pasarlas allí.

Él, que viajó a Honduras con todos los papeles necesarios, aguarda ahora que a su novia, que ya le he dicho que sí, que quiere casarse con él, le proporcionen toda la documentación necesaria.

Los dos se han hecho ya las pruebas médicas que en Honduras se exigen para autorizar una boda. Pero falta aún que a ella le entreguen lo que antiguamente se conocía aquí como el 'certificado de penales', el documento que establezca que carece de antecedentes, para poder celebrar el enlace.

Va a tardar pero al final se va casar por partida triple. Porque, en cuanto tengan ya todos los papeles, van a contraer matrimonio "por lo civil", en una Notaría. Después, allí mismo pedirán cita para hacerlo por la Iglesia. Y a su vuelta a España, a Chipiona, su localidad natal, "supongo que tendré que casarme de nuevo".

Y lo piensa festejar a lo grande, aquí, con los suyos, "celebrando una gran fiesta". Porque ahora allí no tienen "plata" más que para irse a comer con tres o cuatro amigos y el abogado que lleva su caso, que, como él, está convencido de que lo dejarán libre al final. Aunque los que deciden siguen tardando demasiado.

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