Con el barro como protagonista. Así despertó ayer Algeciras y los vecinos de las zonas más afectadas por las intensas precipitaciones que sufrió la ciudad el domingo. Los técnicos municipales y los efectivos de la Policía Local y Bomberos trabajaron desde altas horas de la mañana para devolver las barriadas a su estado original y en algunas ya se notaban los efectos al mediodía. Es el caso de Fuerzas Armadas, la calle Sierra de Altamira y vías aledañas (las cuales quedaron totalmente sepultadas por el agua), que volvían por la tarde a presentar prácticamente su aspecto habitual.

Por su parte, aún quedaba al anochecer mucho por hacer en Jacinto Benavente y en la Cuesta del Rayo. Los operarios del Ayuntamiento comenzaron ayer a achicar el agua de los garajes ubicados en la zona. Algunos de ellos quedaron totalmente sepultados. Así, por ejemplo, lo explicaba el propietario de un vehículo que se encontraba en una de las dos plantas de un parking de la barriada: "La lluvia ha llegado hasta el techo y allí dentro hay un montón de coches".

A pocos metros, un grupo de voluntarios colaboraba en las labores de limpieza de la iglesia del Corpus Cristi. Según relataron algunos de los residentes de los alrededores, el agua rompió un muro de la parte trasera y se precipitó en cascada hacia el interior del templo. La lluvia afectó al altar, a los bancos y a varias imágenes -una virgen perdió una mano y la corona-. "Al cura lo sacamos medio ahogado. Perdió hasta el sonotone", apuntó uno de los presentes durante la inundación.

Tras la tormenta, llegó la calma, si bien el malestar se reflejaba ayer en boca de diferentes ciudadanos. Este era el caso del presidente de la asociación Manuel de Falla. Una entidad cuyo ámbito de acción se centra precisamente en una de las zonas más castigadas por la fuerza del agua, la Cuesta del Rayo. Juan Pedro Ávila reclamó la declaración de zona catastrófica.