"Manolo tiene 53 años pero tiene la mentalidad de un niño. Padece oligofrenia, con un grado de minusvalía del 65%, y es incapaz de valerse por si mismo". Quien así se expresa es María, la hermana de Manuel Ruiz Rojas, un portuense que desapareció sin dejar rastro el pasado 11 de agosto después de haber vivido alrededor de dos meses antes, a principios de junio, una experiencia que acabó demostrándose como una auténtica estafa.

Según relata su hermana, Manuel estaba una mañana en un banco de las inmediaciones de la estación de trenes de El Puerto cuando tres individuos -según relataría él mismo más adelante- le empezaron a hacer preguntas, que si llevaba su DNI encima, que si tenía una pensión, que si le apetecíia un refresco... El 2 de junio Manuel Ruiz se montaba en un coche con tres desconocidos que aprovechándose de su discapacidad psíquica, suscribieron en los días posteriores varios préstamos a su nombre con diversas entidades financieras y durante cinco días, el tiempo que pasó hasta su regreso a El Puerto, llegaron a realizar gastos a nombre de Manuel por un importe cercano a los 3.000 euros en distintos centros comerciales de las provincias de Huelva y Sevilla. La familia de Manuel supo también que habían estado alojados en un hostal de Camas (Sevilla), al que acudieron días después cuando descubrieron el engaño al que había sido sometido su pariente, con numerosos gastos en su cuenta, en la que solo percibe una pensión por discapacidad que asciende a 312 euros mensuales. Efectivamente en la pensión reconocieron a Manuel y les dijeron que había estado allí con tres hombres más, aunque no pudieron identificarlos. Mientras tanto seguían llegando facturas de Vodafone (habían adquirido nueve móviles y realizado numerosas llamadas, sobre todo a Marruecos, Bélgica, Francia y Ceuta), de France Telecom y de Telefónica Móviles, con cargo a líneas que ya han sido dadas de baja, lo mismo que los préstamos suscritos, uno con Carrefour, otro con Accordfin y otro con Cetelem, por diversos importes de hasta 1.800 euros. Como explica su hermana, Manuel tiene un retraso mental que le impide llevar una vida normal y tomar cualquier decisión de carácter económico, de hecho en su sucursal de Unicaja tienen orden de que no se ejecute ninguna operación sin la autorización de su familia, por eso se extraña de que esta situación haya podido llegar tan lejos y haya sido tan fácil que alguien suscribiera créditos a nombre de su hermano. Ella cree que debieron falsificar su documentación, porque con una pensión tan escasa como la suya es raro que le concedieran los créditos tan alegremente.

Cuando Manuel regreso a su domicilio, en el portuense Camino del Águila, contó a su familia con cuentagotas algunas de sus andanzas, pero cuando su hermana insistió en que tenía que acudir a la Policía a denunciar lo ocurrido se puso muy nervioso. Entre tanto, en los días posteriores a su viaje y según pudo saber su hermana más tarde, recibió la visita de uno de los individuos, un tal Camilo, que le pidió que no contara nada de lo ocurrido y le entregó un sobre con 280 euros. El pasado 11 de agosto, a las nueve de la mañana, Manuel tenía cita en la Policía Nacional para identificar a los supuestos autores de la estafa pero no acudió, según su familia por miedo a posibles represalias. Desde entonces se encuentra desaparecido y no lleva encima ni su documentación ni dinero, salvo el que le entregó esa persona varias semanas atrás. No era la primera vez que Manuel se iba de casa, pero nunca más de dos o tres días y ya lleva más de dos semanas sin haber dado señales de vida.

En el momento de su desaparición vestía un pantalón vaquero, camisa de manga corta de cuadros blancos y azules y llevaba el pelo muy corto, casi rapado, con el cabello canoso y una complexión muy delgada. Su hermana y el marido de ésta, con los que vive desde hace unos cinco años, creen que ha podido ocurrirle algo ya que es una persona que no es capaz de valerse por sí misma.

3.000