Provincia de Cádiz

Condenado por abusar de su hija y hacer un trío con ella y otra menor

  • La Audiencia de Cádiz ha decretado la pena de nueve años y nueve meses de prisión El padre sobornaba y chantajeaba a la adolescente para lograr mantener relaciones sexuales

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a un vecino de El Puerto por abusar sexualmente de su hija desde que ésta tenía siete años y hasta que cumplió los 14 así como por hacer un trío con ella y su amiga, también menor de edad.

El tribunal de la Sección Primera ha decretado para el padre la pena de nueve años y nueve meses de prisión por los delitos de abusos sexuales continuados y exhibicionismo. Además, tiene prohibido aproximarse y comunicarse con la joven, a la que debe indemnizar en 20.000 euros por los daños personales causados.

La sentencia, que no es firme, contempla como hechos probados que el pederasta estuvo casado y fruto de ese matrimonio nació su hija. Al principio la familia residía en un domicilio junto a los abuelos paternos -altamente dependientes-, un tío y tres sobrinas. En esta época, la menor tenía siete u ocho años. Era entonces cuando el progenitor aprovechaba los momentos en los que no se encontraba nadie en la casa o los moradores estaban acostados para besar a la pequeña y acariciarla en su partes íntimas por encima de la ropa con el fin de satisfacer su deseo libidinoso, lo que tuvo lugar en varias ocasiones.

Una vez que el matrimonio se mudó a otra vivienda -en la que vivían sólo con el abuelo paterno- el agresor continuó llevando a cabo las mismas conductas, "pero esta vez logró que su hija se quitara la ropa", especifica la resolución judicial. En estas fechas el padre abusó sexualmente y de forma repetida de la niña.

Cuando la chica tenía 14 años se produjo la separación de la pareja y aunque la adolescente quería irse a vivir con la madre, finalmente, y ante las amenazas de suicidio por parte del padre si la joven se marchaba, se quedó bajo su guardia y custodia. El matrimonio alcanzó un convenio regulador por el cual la madre -que se trasladó a vivir a otra provincia- tenía a su hija sólo los periodos vacacionales.

A partir de que la madre no conviviera en el domicilio familiar, el agresor permitió que en algunas ocasiones la joven organizase fiestas en la vivienda con sus amigas para consumir alcohol y marihuana.

Según recoge la sentencia, por esta etapa el procesado inició una relación sentimental con implicación de índole sexual con una menor -también de 14 años- que era amiga de su hija. Dicha relación se mantuvo secreta, si bien al cabo del tiempo fue conocida y consentida por los padres de la otra chavala ante el intento de suicidio que emprendió la menor cuando supo de la intención de sus progenitores de denunciar al ahora condenado.

Al iniciarse este noviazgo, el padre perdió "momentáneamente" el interés por su hija y, aunque ello supuso un alivio para la menor, a los pocos meses se reanudaron los abusos, esta vez con un componente sexual aún más elevado.

En una ocasión, el pederasta se valió del juego denominado 'atrévete o responde' para hacer un trío con su hija y la amiga de ésta (la que supuestamente era su novia).

Para lograr estos actos, el procesado le decía a la joven frases como "yo hago todo por ti y tú no haces nada por mí" o "esto es muy poco para lo mucho que te he dado a ti". Otras veces le ofrecía como recompensa el no asistir al colegio, levantarle los castigos previamente impuestos o liberarla de las tareas domésticas por unos días. La sentencia concreta que la víctima llegó a tener 54 faltas de asistencia en su instituto.

En el verano de 2015 la chica fue a pasar el periodo estival con su madre. En el decurso de una conversación con motivo de la relación afectiva que el padre mantenía con una menor, la madre quiso conocer si su ex marido había intentado un acercamiento de tipo sexual con ella. Entonces la adolescente acabó por contarlo todo.

Interpuesta la denuncia al día siguiente, la víctima fue derivada desde la Policía Nacional al programa de evaluación y tratamiento de menores víctima de violencia sexual de la Fundación Márgenes y Vínculos a fin de valorarla.

La joven presentaba apatía generalizada, sentimiento de tristeza, tendencia al aislamiento, déficit de autoestima, bajo rendimiento escolar y depresión. Hoy sigue en tratamiento psicológico.

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