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Provincia de Cádiz

Carretera de arena movediza

  • El PP resucita una campaña más la conexión entre Cádiz y Huelva ante la indiferencia de los pueblos de las dos orillas. Escepticismo sobre su viabilidad entre técnicos y ecologistas

En Villamanrique de la Condesa, pueblo onubense muy rociero de marismas y mosquitos, había no hace mucho tiempo un pequeño tesoro de arqueología electoral. Se trataba de  una urna de metacrilato semienterrada que contenía una piedra, periódicos de Cádiz y Huelva que amarilleaban con fecha de junio de 2007 y un documento del PP en el que se detallaba todo lo que habían hecho los socialistas  para que no fuera realidad la carretera que uniera las dos únicas provincias españolas limítrofes que no tienen conexión por carretera.

 Hoy, de aquello no queda nada. Hace tiempo que el metacrilato saltó hecho añicos y que no están ni los periódicos ni  la filípica popular. La simbólica primera piedra había sido colocada  solemnemente por el candidato a las autonómicas de 2008, Javier Arenas. Aquella ceremonia fue la escenificación de un gesto: esa carretera sería su gran promesa electoral. Por entonces no había crisis, se construían carreteras y las poblaciones crecían. De hecho, se escogió para colocar la primera piedra un lugar a las afueras del pueblo, donde terminaba una árida promoción de unifamiliares clónicos. Ahora, se cumple la profecía de la marmota y todo vuelve a suceder, con la diferencia de  que las cuentas públicas están en liquidación por derribo.

En la otra orilla de Villamanrique, en Lebrija, a 40 kilómetros en línea recta, pero a 110 por carretera con un tiempo estimado de hora y veinte minutos de recorrido, una lengua de asfalto cuarteada y cubierta de polvo muere en un camino de tierra donde los cereales se hacen arrozales. En su día, también como símbolo arqueológico de la infraestructura que pudo ser y no fue, había algún cartel que indicaba este trozo de asfalto como perteneciente a la carretera A-481, una vía de la provincia de Huelva que une las localidades de Chucena  e Hinojos. En realidad, ese trozo de asfalto pertenece al enésimo fracaso en el intento de saltar el obstáculo del Guadalquivir antes de llegar a la barcaza de Coria o al puente  del V Centenario, que, desde la Expo, une  las dos sevillas, la tradicional y la modernísima.

En una noche de abril de 2011, a la altura de l conocido como Arroyo de las Pilas y dentro de la A-481, técnicos del proyecto  Life Lince procedieron al levantamiento del cadáver de un lince ibérico adulto, macho, perteneciente a la población de Doñana, que había sido atropellado horas antes. El hecho parecía darle la razón a Concepción Gutiérrez, que en su etapa como consejera de Obras Públicas, en 2006, contestó a una pregunta del PP sobre el abandono del proyecto de la conexión Cádiz-Huelva con la siguiente afirmación: "Formo parte de una comisión técnica cuya prioridad es la defensa del lince y se va a subordinar el desarrollo de nuevas vías a que alcancemos una solución técnica que no ponga en riesgo la vida del lince".

Esa solución técnica no se ha encontrado, pero el pasado jueves  el coordinador de campaña del PP, Jaime Raynaud, volvió a presentar en Huelva como promesa irrenunciable el cordón umbilical entre dos provincias tan cercanas y tan lejanas. Lo que incluye el PP en su programa tiene poco de novedoso. Es la última opción, el trazado articulado en el año 90 con algunos matices. De hecho, no es una conexión Huelva-Cádiz, sino Huelva-Sevilla, justo en el punto norte  en el que se considera superado el parque nacional de Doñana, reserva de la biosfera. La propuesta es vaporosa, no concreta gran cosa, se abre la posibilidad de la financiación privada y no resuelve el principal problema: ¿cómo se salva el Guadalquivir? "Lo que sea más barato", dijo Raynaud. No lo que sea más práctico, lo que sea más sostenible. Raynaud apeló a lo barato. Pese a lo inconcreción en todo, incluido un presupuesto aproximado de la obra, Raynaud sí concretó que esta nueva infraestructura generaría 1.400 empleos.

En las filas ecologistas ni inquietó el anuncio. Alfredo Barragán, de Ecologistas en Acción en Sanlúcar de Barrameda, la puerta gaditana al Coto, se lo toma a broma: "Todos sabemos que es un proyecto inviable. Es una cita constante cada vez que hay una campaña. No tiene ninguna posibilidad de salir adelante, la historia lo ha demostrado. Pero, bueno, si quieren gastarse el dinero en empezar de cero, otra vez estudios y licitaciones y todo lo demás para que Europa se lo tumbe..."

Un veterano técnico de Obras Públicas opina de manera parecida: "El informe de expertos que se realizó en el año 97 daba el visto bueno al tramo subterráneo que cruzaba el río, pero ponía tantos condicionantes que lo hacía costosísimo, por lo que no hay estudio de mercado para una financiación privada que pueda sostener esa obra. Y el tramo entre Villamanrique y Villafranco, en el entorno del Parque,   fue rechazado. No hay nada que vaya a cambiar ese análisis. Si de lo que se trata es de superar el río por arriba encontrará más obstáculos y, además, a ver si nos aclaramos: ¿no quieren los empresarios sevillanos que el puerto de Sevilla compita en las grandes ligas en el mercado de los cruceros enormes? Pues tú me dirás. Muchas cosas se quieren hacer en un río herido de muerte".

La alternativa que en su día dio la Junta ha sido incumplida. Se trataba de  conectar  bastante más arriba, a la altura de Dos Hermanas. Era una vía de alta capacidad que conectaba la A-4 (Sevilla-Cádiz) con la A-49 (Sevilla-Huelva), salvando el río entre los municipios de Coria y Palomares. Aquella obra estaba incluida dentro del Plan de Sostenibilidad del Transporte de  Andalucía, al que sólo le queda un año de vida. En Obras Públicas todos sabían que lo que ponía en el papel nunca se acometería. Así fue.

Desde el embarcadero de Trebujena en el que Steven Spielberg rodó a finales de los 80 El imperio del sol, la provincia de Huelva, en la inaccesible marisma del término municipal de Hinojos, se encuentra a cincuenta metros. Atravesar esta distancia, como hacían los riacheros de las angulas antes de que los persiguiera la Guardia Civil, no lleva más de diez minutos.

Durante kilómetros se puede caminar en paralelo a la frontera de Huelva por el Camino del Práctico, que es el bacheado sendero que bordea la ribera gaditana de este río chocolateado por sus lodos. El alcalde de Trebujena, Manuel Cárdenas, líder de IU en la provincia, siempre ha pensado que mejor que esa compleja conexión con Huelva, la Junta podía gastarse el dinero en arreglar el Camino del Práctico, que, al menos, atraería senderistas. La posición de Izquierda Unida es la que se pone en boca de su candidato a las autonómicas por la provincia, Ignacio García:   "El río Guadalquivir está en un delicadísimo equilibro ecológico que lo hace incapaz de soportar el mínimo impacto y si se añaden los efectos sobre la turbidez del río, no sabemos las consecuencias que podía haber".  En Hinojos, al otro lado, la postura es parecida.

El anterior alcalde, Manuel Naranjo, de IU, legó a su sustituto, el socialista Miguel Ángel Curiel, un proyecto de turismo controlado aprovechando las marismas. El objetivo del alcalde es, además, conseguir indemnizaciones por la prohibición cinegética en la marisma. Ni una palabra de la carretera. En este pequeño pueblo que trabaja el olivar y las tareas forestales, que tiene una peña del Betis y otra del Sevilla, pero ninguna del Recre, la carretera a Cádiz sólo les evoca  la indiscriminada tala de árboles que se llevó a cabo a finales de los 90. Árboles centenarios  desaparecieron para dejar paso a una carretera a ninguna parte.

Las posturas de otros municipios de la ribera como son Sanlúcar de Barrameda y Almonte, dos pueblos unidos por su devoción a una romería, son dispares. El gobierno municipal sanluqueño se ha limitado a  decir que "esa carretera no forma parte de nuestras prioridades". El alcalde popular de Almonte, José Antonio Domínguez, abanderó con Teófila Martínez, en la campaña de las municipales, la conexión como "clave" para el desarrollo de ambas provincias. Pero como gobierna con el apoyo de IU tampoco se ha considerado oportuno mostrar mayor entusiasmo.

Las confederaciones empresariales de ambas provincias sí son combativas en defensa de la carretera.  

La Asociación de Hoteles de Huelva ve un gran potencial en la carretera, si bien lo que lleva años defendiendo es una conexión marítima. Para los empresarios de Cádiz de la CEC  una infraestructura de estas características aproxima una provincia que es, además, puerta de Portugal, con todo lo que ello conlleva. Ya lo dijo en su día el vicepresidente de la Confederación, Javier Sánchez Rojas: "No se puede dar por zanjado un asunto de tanta envergadura y asumir que es imposible algo de una enorme valía para nuestro desarrollo". Los ecologistas sospechan que ese desarrollo tiene que ver con el enladrillamiento del entorno de Doñana.

El debate es el mismo desde hace décadas. Pero lo cierto es que, aún cumpliendo el PPsu promesa, en esta legislatura sólo daría tiempo a empezar de cero.  En el mejor de los casos, dentro de cuatro años, la carretera de Lebrija que quiso ser  A-481 seguirá muriendo, en días de lluvia como el pasado viernes, en un barrizal.

Casi ocho décadas de historia

1934 El germen: La carretera de la República

El proyecto de conexión entre Huelva y Cádiz es una antigua aspiración. Tanto es así que el primer trazado empezó a discutirse hace casi 80 años, durante la Segunda República. Entonces se planteó transformar en carretera la vía pecuaria Almonte-Sanlúcar de Barrameda, pero el proyecto, que hoy nos parecería un escándalo, no llegó a cuajar en aquel momento. No empezaría a barajarse seriamente hasta finales de los años 60.

1968 Desarrollismo: una carretera que cruza Doñana

El primer anteproyecto de la carretera Huelva-Cádiz data de esta fecha. Eran los años del desarrollismo, contra el que luchaba un grupo de conservacionistas empeñados en proteger el coto de Doñana. En aquel entonces la propuesta de carretera discurría paralela a la Costa desde Huelva hasta Sanlúcar y de ahí directa a Cádiz. El Ministerio de Obras Públicas y las diputaciones de ambas provincias eran los impulsores del proyecto que quedaba en suspenso entre las primeras voces críticas.

1990 La solución por el Norte del Parque, después descartada

Tras recuperar la carretera en los inicios de la democracia, en los años 80 los socialistas al frente de la Junta cambian por completo el proyecto para evitar el daño sobre el Parque Nacional. Plantean la denominada conexión Norte: una carretera que partía del cruce de Niebla-Bonares para llegar hasta Villamanrique de la Condesa y de ahí a Lebrija. Llega incluso a presupuestarse, pero tras una advertencia de la UE y entre críticas ecologistas el proyecto quedó descartado.

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