Provincia de Cádiz

Y Blanco se quedó en blanco

  • El veterano dirigente socialista aprovechó la convocatoria del congreso regional para hacerse con el control del partido y ganar poder, pero erró en sus predicciones

Dicen que tras la tempestad viene la calma. Y con la calma llega el momento de valorar los daños y de restañar en lo posible las heridas dejadas por los temporales. De esto saben mucho los socialistas de la provincia. Todo ha pasado ya, o al menos eso parece. Griñán ya manda en la Junta y en el PSOE andaluz, ha conformado equipos a su medida en ambos altos mandos, y los socialistas de Cádiz, con el liderazgo reafirmado de Francisco González Cabaña, entran en esta etapa sabedores de que ya nada es como antes.

Con la cabeza fría, desde el anonimato, unos elogian y otros critican el papel desempeñado antes, durante y después del congreso por González Cabaña, y muchos opinan también del inesperado protagonismo adquirido en los últimos cuatro meses por el veterano dirigente socialista José Luis Blanco, que se autoerigió en el estandarte de una renovación que no ha llegado a cuajar en la familia socialista.

Un segundo capítulo del famoso 'colectivo Janda'. Esto es lo que, según muchas voces autorizadas del PSOE de Cádiz, intentó promover Blanco desde que a finales del año pasado comenzó a fraguarse el congreso extraordinario del PSOE-A que, a la postre, ha supuesto el relevo de Chaves por Griñán. El 'colectivo Janda' fue aquella famosa chinita en el zapato al que tuvo que hacer frente el tándem Perales/ Pizarro cuando a principios de la década de los noventa, y en pleno 'postvarguismo', voces importantes en el seno del PSOE gaditano incidieron en sus críticas a la forma de gestionar el partido en la provincia cuando la etapa de Felipe González al frente del Partido Socialista y del Gobierno de España encaraba su recta final. José Luis Blanco, su hermano Francisco, Francisco González Cabaña o Manuel Jiménez Barrios eran algunos de los líderes que optaron por poner los puntos sobre los íes en una época convulsa. Sus propuestas y sus ideas pasarían a mejor vida cuando aquella famosa mesa camilla de las familias socialistas eligió a Vázquez Cañas para que se convirtiera en el nuevo secretario del PSOE de Cádiz.

Mucho ha llovido desde entonces. Tanto que los socialistas gaditanos han vivido el declive de finales de los 90, el 'batacazo' histórico del año 2000 y una década de alegrías en las que, con González Cabaña al frente del partido en la provincia, el PSOE ha vivido un éxito en las urnas tras otro y una paz interior que ni los más viejos recordaban. Pero ¿se ha roto esa paz interior? Unos opinan que no, que González Cabaña sigue llevando con firmeza las riendas del partido, ahora incluso con el beneplácito de Griñán; pero hay quienes opinan que nada será como antes y que esta nueva etapa va a conllevar una lucha de poderes que no acabará hasta que se elija un nuevo secretario general.

Es esta apuesta por la renovación en el PSOE gaditano la que ha promovido todos estos meses, de momento sin éxito, José Luis Blanco. Fue a finales del año pasado cuando el ex de Medio Ambiente y hoy parlamentario andaluz inició una ronda de contactos por determinadas agrupaciones socialistas de la provincia para 'vender' su idea de cambio. En sus inicios lo hizo acompañado por el actual secretario provincial de Organización, Juan Cornejo, y siempre a espaldas de Cabaña. Erigido (o autoerigido) en el hombre de Griñán en la provincia, el político alcalaíno fue dando pasos adelante, y más sobre todo cuando ya era un secreto a voces que Pizarro no entraría en la renovada ejecutiva que ya iba teniendo en mente el nuevo secretario general en ciernes de los andaluces.

Blanco jugó sus bazas, pero Cabaña también. Tanto que al conformar la lista del medio centenar de delegados que representarían al PSOE gaditano en el congreso regional, el secretario provincial no le incluyó entre los elegidos. Por despecho o no, Cabaña optó por incluir en la 'convocatoria' a los diez más destacados de su ejecutiva, un órgano el que Blanco figura varios puestos atrás. Eso, que algunos afirman que Cabaña, pese a conocer las 'maniobras' de su ex aliado, no hizo a mala fe, propició un distanciamiento entre ambos que se hizo visible sobre todo en el congreso de Sevilla. Invitado finalmente a ese cónclave por ser miembro del comité director, Blanco se dejó ver siempre junto a Bibiana Aido, a la que muchos sitúan como próxima cabeza visible del PSOE gaditano.

Pero aquel cónclave acabó. Y la ya conocida 'espantada' de Cabaña de la ejecutiva regional fue visto por algunos (como Blanco y otros críticos del partido, en especial del sector 'romanista') como el argumento que faltaba para acelerar el cambio. De ahí que desde el mismo momento en que concluyó el cónclave andaluz proclamaran de manera velada la necesidad de un congreso provincial extraordinario que ya se sabe que no va a celebrarse.

La reciente ratificación por parte de Griñán de que González Cabaña seguirá comandando el PSOE gaditano ha dejado en nada los deseos de Blanco, que también erró en sus pretensiones de convertirse otra vez en consejero de la Junta o en el nuevo vicepresidente del Parlamento andaluz tras el 'ascenso' de Álvarez de la Chica a Educación.

Puede (o no) que el tiempo termine dándole la razón. Pero, de momento, Blanco se quedó en blanco. Porque es Cabaña quien seguirá gestionando el PSOE de Cádiz o, lo que es lo mismo, eso que algunos llaman "pizarrismo sin Pizarro".

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