Álvaro renació en La Barca

Guardias civiles de Tráfico evitan que un niño de dos años y medio muera por asfixia mientras sus compañeros paran los coches en la N-340 hasta encontrar a una médico

Rosa Romero / Cádiz

29 de marzo 2012 - 14:35

"El niño está vivo gracias a ellos". Sonia, que trabaja en la cocina del restaurante La Barca de Vejer, emplazado en el kilómetro 34,700 de la N-340, recordaba ayer emocionada lo que vivió en persona el pasa do día 16.

Una pareja se dirigía en su furgoneta amarilla por esa carretera, hacia Tarifa. En el asiento de atrás iba sentado su hijo, Álvaro, de dos años y medio. Iba merendando y se atragantó con un trozo de pan. La furgoneta se detuvo ante el establecimiento. Y la mujer emitió un grito desgarrado solicitando ayuda.

Varios agentes del Equipo de Atestados del Subsector de Tráfico de Cádiz, que habían hecho un pequeño alto para tomar un café en el restaurante, salieron fuera rápidamente. Y de inmediato entraron en acción. "Fue increíble. Álvaro estuvo a un pique de morir y no fue así gracias a que los agentes comenzaron a efectuarle maniobras de reanimación. Sobre todo, uno llamado Santamaría, que no dejó en ningún momento de intentarlo", relataba ayer Sonia a este diario.

La actuación de los guardias fue vital. El niño estaba en estado de shock, inconsciente, y los músculos en atonía. Mientras avisaban a a central para que fueron requeridos con urgencia los servicios de emergencias sanitarias, los guardias civiles combinaron las maniobras abdominales con acciones para intentar despejar la garganta del pequeño.

Según contaban ayer desde la Comandancia, se vivieron momentos de gran tensión cuando, en un momento dado, el niño se puso completamente morado y comenzó a dejar de respirar. Un agente pudo finalmente asirle de la lengua para disminuir la asfixia, aunque era prácticamente imposible abrir la boca del niño ya que tenía la mandíbula completamente rígida. Hasta tal extremo, informaron desde el Cuerpo, que el niño llegó a morder la mano del agente que estaba auxiliándolo hasta hacerle sangrar. Pese a ello, finalmente lograron que Álvaro vomitara y comenzara a recuperar las funciones vitales básicas, aunque continuaba inconsciente y en estado crítico.

Dado que la ambulancia requerida se demoraba, los agentes decidieron parar el tráfico en la carretera por si en alguno de los coches que circulaban en esos momentos por la N-340 viajaba personal médico. Y por fin, detuvieron a un autobús en cuyo interior viajaba una médico que se sumó rápidamente a las tareas para auxiliar al pequeño. Y justo cuando la mujer comenzaba a efectuarle el boca a boca al niño, llegaron dos ambulancias, una desde Vejer y otra desde Conil. Finalmente, tras ser estabilizado, el pequeño fue trasladado en una ambulancia escoltada por una pareja de motoristas del Destacamento de Tráfico de Cádiz hasta el hospital Puerta del Mar, en la capital.

"Yo estaba loca por ver al niño. Y cuando me enteré que al día siguiente recibió el alta, me eché a llorar. Menos mal que sus padres pararon aquí, porque más adelante en la carretera no hay nada. Gracias a eso está vivo, y sobre todo, gracias a que estaban los guardias, que le salvaron la vida. Los padres estaban muy agradecidos", concluía ayer Sonia, aún no repuesta de un grave incidente que, por fortuna, quedó solo en un susto.

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