Provincia de Cádiz

Absuelto un empresario que intentó cobrar letras falsas

  • No está acreditado que el acusado falsificase las firmas ni lo encargase ni supiese que lo eran, dice la sentencia

La Audiencia Provincial de Cádiz ha absuelto a un empresario que en diciembre de 2003 intentó cobrar en una entidad bancaria, cargándolas en una cuenta de una empresa de Chiclana, tres letras de cambio falsas por un importe total de 12.000 euros. En los documentos figuraban firmas fingidas del administrador de la empresa chiclanera. La sentencia considera que no ha quedado acreditado que el procesado realizase las firmas ni que le encargase a otra persona que las hiciese y ni siquiera que supiese que eran falsas.

La resolución, de la que ha sido ponente la magistrada Inmaculada Montesinos, es de la Sección Cuarta. La Fiscalía pedía en principio dos años y medio de prisión para el acusado como autor de un delito de falsedad en documento mercantil en concurso con un intento de estafa. En el juicio modificó esa calificación y solicitó seis meses de cárcel: estimó que el procesado hizo uso de un documento falso. La acusación particular pidió tres años de prisión.

Las letras no llegaron a ser abonadas. El director de la entidad bancaria en la que tenía la cuenta el empresario de Chiclana le comunicó a éste que habían sido presentadas las tres letras y recibió orden de no hacer esos pagos, lo que frenó la operación.

La sentencia explica que hubo una prueba pericial caligráfica sobre las firmas que aparecen en las letras. El informe señala que las firmas son falsas, que no son atribuibles al empresario de Chiclana. Pero también indica que "técnicamente no puede atribuirse" al procesado la autoría de las firmas falsas aunque "tampoco puede descartarse de manera irrefutable".

El acusado reconoció que presentó al cobro las letras, agrega el tribunal, pero negó que cometiese la falsificación o que la encargase e incluso que supiese que las firmas fuesen falsas. El empresario de Chiclana dijo que en su relación comercial con el procesado sólo pagaba con pagarés. Ambos reconocieron que mantenían relaciones comerciales desde hacía años.

El director de la entidad bancaria que frenó el cobro declaró en su día que el acusado le dijo que las letras "se giraron por error" pero en el juicio aseguró que no recordaba esa conversación, anota el tribunal, que opta por la absolución porque considera que ni siquiera está acreditado que el acusado conociese que las firmas eran falsas.

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