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Las tropas ucranianas no terminan de lanzar su ofensiva en el sureste

  • La Policía libera a 67 detenidos en los disturbios del viernes en Odesa mientras el primer ministro la culpa de la tragedia que vivió esa ciudad

La ofensiva de las tropas ucranianas sobre Slaviansk y Kramatorsk, baluartes de los separatistas prorrusos, quedó ayer en suspenso, pero persiste el temor entre la población rusohablante a que el Gobierno de Ucrania amplíe sus acciones militares a otras ciudades.

"Simplemente, déjennos separarnos de manera pacífica. Queremos separarnos. Queremos vivir por nuestra cuenta. Que dejen ya de una vez por todas de abusar de nosotros y decirnos lo que tenemos que hacer", declaró una residente de Konstantinovka, región de Donetsk (este).

Esta ciudad, de 60.000 habitantes y a unos 40 kilómetros al sur de Kramatorsk, podría ser el próximo objetivo de la "operación antiterrorista" lanzada por Kiev.

Con lágrimas en los ojos, la mujer confesó que teme por la vida de sus hijos y aseguró que todos los milicianos que defienden las barricadas son locales.

La noche anterior, las fuerzas gubernamentales atacaron unas instalaciones de la radiotelevisión de Konstantinovka, operación en la que cuatro milicianos resultaron heridos, dijo un médico del hospital local.

A mediodía de ayer el ulular de las sirenas de los bomberos ponía en alerta a los milicianos, que tomaron posiciones junto a la barricadas con escasas armas, pero con ingentes reservas de cócteles molotov. El ruido de las sirenas se acompañó de gritos de "¡vienen blindados!", pero la alarma resultó ser falsa y, poco a poco, volvió la calma.

"Es cierto que Rusia no nos prometió nada, pero nos ha dejado abandonados a nuestra propia suerte", se lamentó una mujer.

Mientras, en Donetsk, la capital de la región sublevada, los líderes de la autoproclamada República Popular de Donetsk continuaban los preparativos para el referéndum de autodeterminación que convocaron para el próximo domingo. "¿Apoya usted el acta de autonomía estatal de la República Popular de Donetsk?", reza la pregunta de la consulta, declarada ilegal por las autoridades de Kiev.

La noticia de que la Policía ucraniana liberó a 67 detenidos en los disturbios del viernes en Odesa (mar Negro), en los que perdieron la vida cerca de medio centenar de personas, fue recibida con gritos de júbilo por los asistentes al mitin permanente junto la sede gubernamental, convertida en el cuartel general de los prorrusos.

La Fiscalía regional de Odesa decidió poner en libertad a los participantes en los desórdenes "por exigencia de los manifestantes", según un comunicado policial.

Antes, un millar de personas atacaron la sede del Ministerio del Interior en Odesa para exigir la liberación de los prorrusos detenidos. Éstas lanzaron piedras contra las ventanas del edificio, pero decenas de efectivos antidisturbios equipados con escudos y cascos les impididieron el paso, según medios locales.

Los asaltantes querían impedir el traslado de sus compañeros a los tribunales de primera instancia para que el juez dictase medidas cautelares.

"Odessa, ciudad rusa" o "Fuera con la Junta" (de Kiev) son algunos de los lemas que coreaban los manifestantes, entre los que hay numerosos jóvenes, que llegaron a la comisaría tras marchar por las calles de la ciudad desde la Casa de los Sindicatos, donde un incendio se cobró el viernes la vida de unas 40 personas, en su mayoría prorrusos partidarios de la federalización de Ucrania.

Precisamente, ayer viajó a Odesa el primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, quien responsabilizó a la Policía de los trágicos sucesos del viernes. "Si los órganos de seguridad funcionaran, entonces esos terroristas deberían haber sido neutralizados", dijo Yatseniuk, quien encargó a la Fiscalía "encontrar a todos los cabecillas y organizadores" de los disturbios.

Los prorrusos acusan al bando contrario de incendiar el edificio al lanzar cócteles molotov y otros artefactos explosivos caseros, mientras la Policía asegura que los primeros también tiraron objetos y dispararon desde la Casa de los Sindicatos contra la multitud.

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