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El tribunal aplaza el juicio de Mursi hasta el próximo 8 de enero

  • El depuesto presidente egipcio, juzgado por su supuesta implicación en la muerte de manifestantes, clama en la primera sesión que su proceso es "una farsa". Miles de sus partidarios se manifiestan en varias ciudades del país.

El Tribunal Penal de El Cairo ha decidido aplazar hasta el próximo 8 de enero el juicio contra el depuesto presidente Mohamed Mursi. El juez Ahmed Sabri, que preside la corte, anunció la nueva fecha después de tener que levantar en dos ocasiones la sesión debido al alboroto que reinaba en la sala y tras la petición de más tiempo hecha por los abogados de la acusación. Los letrados argumentaron que los informes sobre este caso, en el que también son juzgados catorce dirigentes de los Hermanos Musulmanes, les llegaron hace solo dos días.

Durante la sesión, Mursi clamó que es presidente legítimo de Egipto, acusó a los militares de "traición y de criminales" y denunció que el proceso es "una farsa". Tanto el depuesto presidente como el resto de acusados negaron los cargos que se les imputan, por supuesta implicación en la muerte de manifestantes en los disturbios desatados en los alrededores del palacio presidencial de Itihadiya en diciembre pasado.

La primera vez que el juez decidió levantar la sesión se debió a que Mursi se negaba a cambiar su traje por el uniforme de acusado. Durante la vista, celebrada en la Academia de la Policía, en las afueras de El Cairo, los procesados gritaron consignas contra los jueces y contra los militares, como "abajo el régimen militar". "Soy Mohamed Mursi, presidente legítimo de Egipto. Lo que ocurrió el 3 de julio fue un golpe de Estado, una traición, y por eso rechazo todas las acusaciones que se dictan en mi contra", dijo Mursi, mientras hacía el gesto símbolo de las protestas de los islamistas. "Esto es una forma de encubrir el golpe de Estado", insistió Mursi en varias ocasiones durante la vista aludiendo al proceso en su contra.

Otros acusados, como el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) -brazo político de la Hermandad-, Esam el Arian, y el miembro de su Ejecutiva Mohamed Beltagui, también realizaron el mismo gesto y aseguraron que el juicio es una "vergüenza". La sesión transcurrió en medio del alboroto, con continuas interrupciones de los acusados y de sus abogados, que impidieron al magistrado escuchar a los fiscales. Por su parte, los asistentes a la vista contrarios a Mursi y a los Hermanos Musulmanes gritaron "el pueblo quiere la ejecución" del depuesto presidente, en un ambiente muy tenso en el que algunos llegaron a las manos. El depuesto presidente no reconoce la autoridad del tribunal, por lo que su equipo legal asistió a esta primera sesión solo como observador, pero no para defenderle, y a algunos de sus integrantes se les impidió la entrada en la sala.

Tras esta primera sesión, Mohamed Mursi fue trasladado a la cárcel de Burg al Arab en la ciudad septentrional de Alejandría tras el inicio del juicio contra él y otros catorce dirigentes islamistas, informaron fuentes de los servicios de seguridad egipcios. Mursi, que fue trasladado en helicóptero desde la sede del tribunal en El Cairo, permaneció retenido por los militares en un lugar desconocido desde su destitución, el pasado 3 de julio, hasta ahora.

Mientras, miles de partidarios del depuesto presidente se manifestaron en varias ciudades del país, principalmente en El Cairo y en Alejandría, en protesta por el comienzo del juicio. Algunas de las manifestaciones derivaron en disturbios entre los seguidores de Mursi y la policía, que disparó gases lacrimógenos para dispersar a las masas frente a la sede del tribunal, informaron fuentes de seguridad. Según la televisión estatal egipcia, los manifestantes islamistas agredieron y expulsaron a varios periodistas apostados en la entrada de la Academia de la Policía, en las afueras de El Cairo, donde se desarrolla el proceso. En la capital se registraron también protestas en los alrededores del Tribunal Constitucional, en el barrio acomodado de Maadi, y en la Universidad de El Cairo, entre otros lugares. La gran presencia de manifestantes obligó a las fuerzas de seguridad a cerrar dicha corte y el cercano Hospital de las Fuerzas Armadas, donde está bajo arresto domiciliario el ex presidente Hosni Mubarak, derrocado en febrero de 2011.

Los manifestantes gritaron consignas contra las autoridades interinas de Egipto y contra los autores del golpe militar, al tiempo que exigieron la restitución de Mursi en el poder. Entretanto, al menos quince simpatizantes de los Hermanos Musulmanes fueron detenidos durante disturbios en Alejandría, la segunda ciudad del país, donde se produjeron disparos, de acuerdo a la televisión oficial.

Mursi y los otros acusados están siendo juzgados por su supuesta implicación en la muerte de manifestantes y en los incidentes desatados en los alrededores del palacio presidencial de Itihadiya el pasado 5 de diciembre. Ante el temor a disturbios con motivo del juicio, las autoridades habían tomado estrictas medidas de seguridad, que incluyen el despliegue de efectivos del Ministerio de Interior en las carreteras que conducen a la sede judicial y el refuerzo de patrullas y puestos de control en el país. El ministro egipcio del Interior, Mohamed Ibrahim, ya advirtió de que las autoridades "harán frente con firmeza y severidad a cualquier intento de dañar las instituciones importantes, de atacar a las fuerzas de seguridad o incumplir la ley".

Los Hermanos Musulmanes, que han protagonizado protestas frecuentes pese a la represión de las fuerzas de seguridad, llamaron a manifestarse de manera "multitudinaria" contra el juicio al mandatario depuesto. La cofradía denunció en un comunicado que el juicio es como si "la traición juzgara a la honestidad" o "la dictadura a la democracia", y pidió que siga la "lucha pacífica" contra el Ejército egipcio.

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