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La sucesión de Musharraf origina una nueva crisis en Pakistán

  • La coalición de Gobierno se disuelve por las diferencias entre los partidos políticos

La renuncia de Pervez Musharraf a la presidencia de Pakistán no ha dejado la calma esperada en sus rivales políticos. La coalición de Gobierno, formada entre otros por el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), al que pertenecía la ex primera ministra asesinada Benazir Bhutto, y la Liga Musulmana de Pakistán-N, liderada por el ex primer ministro Nawaz Sharif, se deshizo definitivamente ayer.

Sharif acusó al PPP de romper sus promesas en cuestiones como la restitución de jueces o el nombramiento del jefe de Estado, por lo que su formación presentará su propio candidato, que se añadirá al viudo de Bhutto, Asif Ali Zardari.

"Creemos que estas faltas y violaciones reiteradas nos obligan a retirar nuestro apoyo a la coalición gobernante y a sentarnos en los escaños de la oposición", dijo Sharif durante una rueda de prensa.

La decisión de la LMP-N de abandonar el Gobierno no implica la obligatoriedad de convocar elecciones anticipadas, ya que el PPP y sus aliados aún cuentan con el apoyo suficiente en la Asamblea Nacional.

Esta ruptura deja al país de nuevo en una situación tambaleante debido al estancamiento político y económico que genera, dificultando los esfuerzos para combatir la militancia extremista islámica.

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