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El presidente alemán pide más integración 20 años después de la unificación

  • Christian Wulff hace un llamamiento a los extranjeros, especialmente a los musulmanes, en su intervención en los actos conmemorativos.

El presidente de Alemania, Christian Wulff, hizo un llamamiento a la integración de los extranjeros residentes en este país y a la convivencia de las culturas con motivo del 20º aniversario de la unificación del país, que agradeció especialmente a los ciudadanos de la extinta Alemania Oriental. "Un país liberal como el nuestro vive de la diversidad, de los distintos proyectos de vida. Vive de la apertura a nuevas ideas, ya que, de lo contrario, no podría perdurar", dijo Wulff en su discurso en el acto central de las conmemoraciones celebrado en Bremen, ante la asistencia de la cúpula política del país.

Mientras tanto, decenas de miles de ciudadanos se sumaban a las fiestas populares organizadas en esa ciudad hanseática y en Berlín para celebrar las dos décadas de unidad nacional que se alcanzó el 3 de octubre de 1990, tan solo once meses después de la caída del Muro. Recordando el lema que gritaban los ciudadanos de la extinta República Democrática Alemana (RDA) en las manifestaciones que condujeron a la caída del régimen comunista, Wulff entonó también la frase "Somos un pueblo" y dijo que ésta "es una invitación a la unidad dirigida a todos los que viven aquí".

"Naturalmente soy también el presidente de los musulmanes", dijo el jefe de Estado alemán al intervenir en la discusión que durante las últimas semanas ha agitado a este país por la deficiente integración de una minoría de inmigrantes que profesan esa religión. Wulff subrayó ser presidente de los musulmanes "con la misma pasión y convencimiento con la que soy presidente de todas las personas que viven en Alemania". "Somos Alemania. Sí, somos un pueblo. Y debido a que la gente con raíces extranjeras es importante, no quiero que sean heridos en debates que resultan necesarios. No debemos permitir la formación de leyendas, la cimentación de prejuicios y marginaciones. Esto es algo en nuestro propio interés nacional", afirmó. Asimismo se mostró "firmemente convencido de que el futuro pertenece a las naciones que están abiertas a la diversidad cultural, a nuevas ideas y a la confrontación con lo extraño y los extraños".

El presidente alemán expresó su agradecimiento no solo a los ciudadanos de la extinta RDA, sino a los sindicalistas polacos que dieron vida a Solidaridad e iniciaron la revolución en el Este, a Hungría por abrir sus fronteras en el verano de 1989 y a Rusia y el último presidente soviético, Mijail Gorbachov, por facilitar el proceso de unificación de Alemania. Wulff recordó igualmente a los políticos alemanes que protagonizaron la llegada de la unificación como el entonces canciller federal Helmut Kohl o el último primer ministro de la RDA Lothar de Maiziere, pero también a los viejos cancilleres que buscaron esa meta como Willy Brandt o Helmut Schmidt.

El esperado discurso de Wulff, tres meses después de acceder a la jefatura del Estado, fue aplaudido por todos los partidos políticos, especialmente por sus referencias a la integración de los ciudadanos extranjeros con otras culturas y religiones. La ciudad-estado portuaria de Bremen acogió en esta edición los festejos centrales con motivo de la fiesta nacional alemana por ostentar la presidencia de turno del Bundesrat, la cámara alta o territorial del país, aunque también en Berlín y ante la Puerta de Brandeburgo se organizó este fin de semana una gran fiesta popular.

Junto a este lugar, en las escaleras del Reichstag, al igual que hace 20 años, se reunió de nuevo la cúpula política para cerrar los actos conmemorativos del fin de la división alemana y la recuperación de la soberanía, que puso fin a la ocupación aliada 45 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Felicitaciones por el aniversario llegaron también desde el extranjero con mensajes, entre otros, de los presidentes de EEUU y Rusia, Barack Obama y Dmitri Medvedev, mientras la Policía respiraba aliviada al no registrarse en Bremen, como se temía tras una convocatoria por internet, disturbios por parte de activistas de izquierdas.

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