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Un error precipitó la caída del Muro que dividió Alemania durante 28 años

  • Una equivocación del jefe comunista de Berlín propició que miles de personas se abalanzaran sobre las masas de cemento y terminaran por derribarlas el 9 de noviembre de 1989

La caída del Muro de Berlín sorprendió por inesperada aunque fue la consecuencia de la revolución pacífica en la extinta República Democrática Alemana (RDA) que se había iniciado en la primavera a raíz de la manipulación de los comicios municipales y de la defensa oficial de la masacre de Tiananmen.

Las elecciones de mayo de 1989 en la RDA se celebraron ya bajo el signo del paulatino deterioro del régimen del Partido Socialista Unificado (SED) que la organización de los servicios secretos, la temida Stasi, venía registrando en sus informes al menos desde 1987. El descontento en parte de la población por los problemas de abastecimiento de víveres aumentaba e incluso los militantes del SED tenían cada vez más dificultades en defender la línea el régimen.

Los críticos del régimen solían citar con sorna la célebre frase de la propaganda oficial de "aprender de la Unión Soviética es aprender a ganar", pero ahora pensando en la perestroika de Mijail Gorbachov cuya línea reformista no era seguida en la RDA.

El régimen del SED, presidido por Erich Honecker, procuró hacer frente a las repercusiones de la perestroika con medidas como la prohibición de la distribución de la revista soviética Sputnik, lo que aumentó el descontento de muchos críticos.

No obstante, antes de mayo de 1989, con algunas excepciones, el descontento era algo que se expresaba ante todo a puerta cerrada o en círculos de intelectuales.

De las elecciones municipales, la oposición no podía esperar mucho. Los votantes estaban ante listas únicas que sólo podían aprobar o rechazar, pese a lo cual el régimen procedió a manipular los resultados. Un grupo de opositores, hasta ese momento poco tenido en cuenta, logró demostrar con claridad esa manipulación que le daba al SED el 98,85% de los votos.

La denuncia del fraude hizo que la discusión se hiciera más abierta; a ello se sumó que el deseo de muchos ciudadanos de dejar la RDA resultara más fácil con la apertura hacia Occidente que se estaba dando en otros países del Pacto de Varsovia, como Hungría, que había desmontado el Telón de Acero en su frontera con Austria.

Después de un periodo en que Hungría cumplió al menos formalmente con el compromiso de impedir el paso de la frontera hacia Occidente a ciudadanos de la RDA, el Gobierno de Budapest terminó por abrir la frontera y el 11 de septiembre miles de alemanes del Este -al final serían más de 50.000- se dirigieron a la República Federal de Alemania (RFA) donde fueron recibidos con júbilo.

El 30 de ese mes la RDA se vio obligada a autorizar que 6.300 ciudadanos suyos, refugiados en la embajada de la RFA en Praga, emigraran a Occidente, atravesando en trenes especiales su propio territorio, lo que llevó a que en las estaciones se produjeran manifestaciones de apoyo e intentos de abordar los convoyes que viajaban hacia la libertad.

Al éxodo de miles de personas se agregó un aumento de las deserciones de militantes del SED. En los primeros ocho meses del año 89, según el historiador Karl Wilhelm Fricke, cerca de 100.000 personas dejaron el partido.

En Leipzig, el 4 de septiembre todos los asistentes a una tradicional oración por la paz en la iglesia de San Nicolás salieron a manifestarse pidiendo la abolición de la Stasi y libertad para viajar. Fue el comienzo de las llamadas manifestaciones de los lunes que se fueron haciendo cada vez más grandes.

La tensión entre el régimen y los manifestantes -que salían a las calles con consignas como "un país sin muros" o "nosotros somos el pueblo"- se sentía cada vez con más fuerza y muchos temían que terminara dándose un desenlace sangriento. Muchos hablaban con temor de una "solución china" en alusión a la matanza del verano del 89 en la plaza de Tiananmen en Pekín.

Parte de la cúpula del SED hace un último intento por salvar la situación a través de un amago de apertura y el 16 de octubre Honecker es cesado de sus cargos de jefe de partido y de gobierno y sustituido por Egon Krenz.

Krenz acuña del término Wende -giro- y el SED busca el diálogo con los opositores.

El jefe del partido en Berlín, Günther Schabowski, quien a la postre sería el responsable indirecto de la apertura del muro el 9 de noviembre, se entrevistó el 26 de octubre con los líderes de la plataforma Neues Forum, considerada hasta ese momento como una organización poco menos que criminal.

El 8 de noviembre el Neues Forum sería reconocido como organización política y el 9 de noviembre Schabowski anunciaría -con un día de anticipación y para sorpresa general- la apertura de las fronteras y con ello la caída del muro que dividió Berlín, Alemania y Europa.

El 9 de noviembre de 1989 Berlín vivió la noche más feliz de su historia con decenas de miles de ciudadanos de uno y otro lado del Muro abrazados en los puestos fronterizos y bailando sobre él ante la emblemática Puerta de Brandeburgo.

Fue exactamente a las 18:53 (hora local) del 9 de noviembre cuando el portavoz del Politburó Günther Schabowski anunció en una rueda de prensa que el gobierno de la República Democrática Alemana (RDA) había decidido permitir a sus ciudadanos viajar al Oeste, un derecho que hasta entonces sólo disfrutaban los jubilados y unos pocos privilegiados.

Las imágenes de esa conferencia de prensa se han repetido una y otra vez en todo el mundo, especialmente el momento en que un periodista italiano pidió a Schabowski que precisara el momento de entrada en vigor del nuevo régimen de viajes. "A mi entender entra en vigor... con efecto inmediato... ahora mismo", titubeó Schabowski.

Mucho se ha debatido sobre si la pregunta del italiano fue espontánea y sobre si Schabowski se equivocó, como ha venido asegurando el entonces secretario general del Partido Socialista Unificado (SED) Egon Krenz, quien sostiene que la orden era para el día siguiente, lo que les hubiera permitido afrontar la situación mejor preparados.

Afortunadamente, los hechos posteriores transcurrieron de forma pacífica, pese a que tomaron a los soldados fronterizos totalmente por sorpresa.

Los primeros en dar a conocer la noticia fueron los medios occidentales: la agencia alemana Dpa transcurridos diez minutos y las cadenas públicas de televisión en sus informativos posteriores.

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