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La nueva Alemania busca su sitio

  • Berlín intenta recabar todos los apoyos posibles para lograr uno de los cinco nuevos asientos rotatorios del Consejo de Seguridad, una maniobra que esconde un paso más ambicioso: un puesto permanente

Coincidiendo con el 20 aniversario de su reunificación, la nueva Alemania busca recabar estos días todos los apoyos posibles para lograr uno de los cinco nuevos asientos no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.

Aparte del objetivo inmediato, la canciller Angela Merkel busca dar un paso más ambicioso. Ésta es una especie de candidatura a un puesto permanente como el que tienen hasta ahora EEUU, Rusia, el Reino Unido, Francia y China.

La Alemania reunificada ocupó un puesto no permanente en dos períodos: 1995-96 y 2003-04. En esta ocasión compite con Canadá y Portugal y lo hace más decididamente que nunca, consciente de ser el motor económico europeo y uno de los países más estables y prósperos de todo el globo. Y el Consejo de Seguridad, arguye, hoy no refleja el mundo actual.

Merkel recalcó el interés de lograr un mayor protagonismo mundial. Alemania es "un miembro muy reconocido de la comunidad internacional" que tiene mucho peso no sólo en Europa, "también en el G-20". "En la ONU somos un actor importante y el tercer contribuyente. El Consejo de Seguridad tiene la responsabilidad de preservar la paz mundial. Nosotros queremos trabajar ahí por la paz y la seguridad, por la igualdad económica y social y la superación de los grandes desafíos globales, como el cambio climático y la escasez de alimentos. Y a la vez buscamos una mayor eficiencia y transparencia en el trabajo de la ONU", subrayó.

"Nuestro objetivo es la pertenencia permanente", reitera el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, incidiendo en que Alemania es "un socio de confianza" en la mayoría de temas globales.

Esas palabras representan un cambio de mentalidad respecto a la generación política de la posguerra inmediata. Son los dirigentes que entraron en escena tras la reunificación del país, aplicó importantes reformas sociales y se enfrentó, con singular éxito, a la peor crisis económica en décadas.

"Alemania se ha vuelto a convertir en modelo para muchos, incluso para EEUU", consideró Stephen Szabo, del think tank alemán Marshall Fund, asentado en EEUU.

Necesitó numerosa ayuda externa para superar la posguerra, pero supo encauzarla adecuadamente y hoy día tiene una importancia decisiva dentro de la UE.

Que la voz de Alemania es clave dentro del bloque quedó claro con la reticencia inicial de Merkel a ayudar a Grecia hasta no encontrar otros socios que colaborasen con la UE para rescatar al país heleno.

"La crisis de Grecia demostró que Alemania se está saliendo ya de su papel histórico en Europa", opinó Ulrike Guerot, directora de la oficina en Berlín del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Y todo ello ocurre cuando los 27 países de la UE luchan por hablar con una sola voz y cuando toda Europa parece retraerse, sobre todo ante el creciente poder de naciones como China o la India.

"Alemania se va a convertir en un socio clave para EEUU porque la gente está perdiendo su confianza en Europa", añadió Szabo.

Pero mientras todos reconocen los logros económicos de Alemania, la eficacia de su administración política es más discutida. Analistas como Guerot consideran que a su política de asuntos exteriores le falta cohesión.

"Creo que Alemania está en proceso de reemplazar la política exterior por la comercial", dijo recordando que los últimos viajes al exterior de la canciller, Rusia y China, estuvieron claramente centrados en el fortalecimiento de los mercados de exportación alemanes.

También Almut Moeller, de la Sociedad Alemana para la Política Exterior (DGAP), piensa que el comercio será siempre la llave de la política exterior germana. Hasta este año Alemania era el primer exportador mundial, puesto que cedió a China.

Pero también es cierto que Berlín está asumiendo cada vez mayores responsabilidades internacionales, sobre todo en el ámbito de la seguridad global.

Algunas de ellas eran inconcebibles hace años. Un ejemplo es su polémica misión en Afganistán, país es el que su Ejército es el tercer contribuyente a las tropas de la OTAN. Ese mandato encuentra una enorme oposición entre la población alemana y se ha convertido en uno de los temas más espinosos del Gobierno de Merkel.

"Si mira 20 años atrás, se dará cuenta de que nuestra política exterior estaba bastante limitada a la cuestión de las relaciones con nuestros vecinos", expuso Moeller, puntualizando que pese a ello Alemania todavía "no ha aprendido a evaluar el mundo según su propia perspectiva" debido al legado dejado por los nazis. "Por ello la geopolítica es difícil para nosotros".

"Ahora necesitamos representar nuestros intereses a través de otros canales. Y para hacerlo, tenemos que empezar definiendo nuestros intereses", culminó Moeller.

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