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Un año de la masacre en la sede de 'Charlie Hebdo', con incógnitas sobre el atentado

  • Hollande expresa en el primer aniversario del atentado, que "el terrorismo sigue haciendo pesar una amenaza temible para Francia". 'Charlie Hebdo' saca un número especial, en el que hace una crónica del atentado.

Francia conmemora el primer aniversario del atentado yihadista a la revista satírica Charlie Hebdo que marcó el inicio de una serie trágica de ataques con importantes incógnitas en la investigación y una polémica política sobre la retirada de la nacionalidad a los terroristas.  El presidente francés, François Hollande, afirmó que la amenaza terrorista sobre su país sigue siendo "temible", en un acto de homenaje a las fuerzas del orden coincidiendo con el aniversario del atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo.

Hollande insistió en que la misión de las fuerzas del orden "nunca desde hace décadas" había sido "tan necesaria, tan exigente, porque el terrorismo no ha dejado de hacer pesar una amenaza temible sobre nuestro país". Por eso justificó un incremento del dispositivo antiterrorista y reveló que desde que decretó el estado de emergencia tras los atentados yihadistas del 13 de noviembre en París -que calificó de "actos de guerra"- los registros administrativos han permitido poner en evidencia 25 infracciones "en relación directa con el terrorismo".

Igualmente explicó que en el último año se ha prohibido salir de Francia a cerca de 200 personas que tenían planes para ir a Siria e Iraq para integrarse en grupos yihadistas. En ese mismo periodo, se han dictado medidas contra medio centenar de extranjeros a fin de impedir que puedan entrar en territorio francés por sospechas terroristas. El jefe del Estado socialista confirmó que "para salir sin debilitarnos del estado de emergencia", que debe levantarse el próximo 26 de febrero, su Gobierno prepara un proyecto de ley que "responde a los desafíos que afrontamos" como el retorno a Francia desde Siria e Irak de personas radicalizadas.

Por eso, esa proposición legislativa integrará la imposición a algunos de ellos que no sean encarcelados medidas de residencia vigilada porque "son por definición sospechosos". En términos generales, dijo que "hay que controlar más a los individuos sospechosos, fichados" por los servicios secretos.

Ante la polémica sobre el hecho de que ese proyecto de ley otorga poderes especiales a la policía y a los fiscales, aseguró que las decisiones se tomarán "forzosamente bajo el control del juez". En cualquier caso, certificó que se contempla la posibilidad de que los agentes puedan proceder a registros de equipajes y vehículos en torno a lugares sensibles -como instalaciones industriales- en caso de amenaza terrorista y durante un tiempo limitado.

También avanzó que "el procedimiento penal se simplificará" para que la policía "pueda consagrarse plenamente a la investigación" y quede liberado de algunas tareas administrativas. Otro punto del proyecto de ley es el referido al uso de las armas, que no se limitará a la legítima defensa frente a "individuos que han matado y que se disponen a matar". Puso el acento en que "la doctrina de las fuerzas de seguridad debe adaptarse" para hacer frente a "combatientes (...) acostumbrados a una violencia extrema". Hollande rindió homenaje a los agentes muertos el pasado año, y en particular a los tres asesinados durante los atentados de enero pasado.

Fueron los policías nacionales Franck Brinsolaro y Ahmed Merabet, muertos el 7 de enero de 2015 por los tiros de los hermanos Said y Cherif Kouachi que atacaron "Charlie Hebdo", así como la policía municipal Clarissa Jean-Philippe, asesinada al día siguiente en Montrouge (al sur de París) por Amedy Coulibaly. Coulibaly fue el terrorista que el 9 de enero secuestró a varias decenas de personas que estaban en un supermercado judío del este de la capital francesa y mató a cuatro de ellas antes de ser tiroteado por la policía. Hollande indicó que Brinsolaro, Merabet y Jean-Philippe "murieron para que podamos vivir libres".

'Charlie Hebdo' hace su crónica del atentado en su número del aniversario

El semanario satírico Charlie Hebdo hace una crónica del atentado yihadista contra su redacción el pasado 7 de enero en el número especial que salió  a la venta, dedicado en buena medida a ridiculizar las grandes religiones monoteístas y el fanatismo. Fabrice Nicolino, uno de los supervivientes del ataque que causó 12 muertos, relata el atentado -llevado a cabo por los hermanos Said y Cherif Kouachi- con un tono entre desenfadado, humorístico, emocionado y con rabia. "Es abominablemente triste y en parte tan divertido que no sabemos por qué lloramos", ironiza Nicolino en su artículo, ilustrado con un dibujo en el que aparece el director de la publicación, Stéphane Charbonier, Charb -uno de los asesinados-, en una mesa con todos sus compañeros a los que dice: "os lo digo de verdad: vamos a seguir divirtiéndonos juntos mucho tiempo".

En la mañana del atentado, los dibujantes y periodistas de Charlie Hebdo se habían enfrascado en una gran discusión sobre "los jóvenes franceses que eligen la yihad" (la guerra santa), con dos opiniones opuestas y "virulentas". Unos responsabilizaban -recuerda Nicolino- a la sociedad francesa de haber creado esos jóvenes integristas, mientras otros hacían notar que se han gastado miles de millones de euros en los barrios conflictivos de donde proceden la mayor parte de esos radicales, sin resultados.

La reunión de la redacción quedó interrumpida con la irrupción de los hermanos Kouachi, encapuchados y armados con armas largas, que después de haber matado a un empleado de mantenimiento del edificio, tomaron como rehén a una de las dibujantes de la revista, Coco, para que les llevara hasta la redacción. Coco explica que subió hasta la segunda planta y allí "paralizada", "con sus kalashnikov en la espalda, (marcó) el código (de la puerta) como una autómata" y los terroristas empezaron a disparar.

Sigolène, otra de las supervivientes presente en la redacción, indica que cuando tuvieron delante a los hermanos Kouachi, los que estaban en torno a la mesa se miraron: "me crucé con la mirada de Charb y creo que había entendido" lo que pasaba. Luz, uno de los dibujantes, dice que había llegado tarde a la revista porque ese día era su cumpleaños y "lo había celebrado en la cama con mi mujer, dos galletas y una vela. Para (excusarse por (su) retraso, había comprado un roscón de Reyes" y cuando se acercaba al edificio le advirtieron de que no entrara porque había una toma de rehenes.

Luz señala que vio entonces salir a los dos terroristas: "los vi caminar hacia atrás, con pasos de bailarín, como en una especie de coreografía. Estaba de piedra, concentrado en lo absurdo de la dimensión gráfica que veía". Cuando penetró -señala- un policía le dijo que no fuera a la sala de redacción para no quedarse con la imagen de la carnicería, y desde donde estaba señala que "no vi más que sus culos. El culo de mis amigos muertos".

El número especial del aniversario de atentado ha salido a los quioscos con una tirada de un millón de ejemplares con dibujos de algunos de los fallecidos y un editorial de su actual director, el dibujante Laurent Sourisseau, conocido como "Riss", en el que carga contra todos los que han intentado matar la publicación, sin éxito, en particular contra los fanáticos religiosos. "El año 2015 -escribe Riss- fue el año más terrible de la historia de Charlie Hebdo, porque hizo sufrir el peor suplicio para un periódico de opinión: poner a prueba nuestras convicciones. ¿Eran suficientemente fuertes para darnos energía y levantarnos? "Tiene la respuesta entre sus manos -concluye Riss en dirección de los lectores-. Las convicciones de los ateos y de los laicos pueden mover todavía más montañas que la fe de los creyentes".

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