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Irlanda del norte La relativa estabilidad política ha aumentado la inversión extranjera

¿Hay luz al final del túnel?

  • Once años después de los Acuerdos de paz de Viernes Santo, el proceso sigue atascado por la perenne desconfianza de las partes y la presencia de diversos grupúsculos

Once años después de la firma de los Acuerdos de paz de Viernes Santo que dejaron atrás tres décadas de violencia sectaria que se cobraron más de 3.600 vidas en Irlanda del Norte, el proceso sigue atascado por la perenne desconfianza de las partes y la presencia de diversos grupúsculos de poca capacidad operativa, pero con la voluntad intacta de seguir matando.

Por un lado, los republicanos y los unionistas no consiguen llevar adelante la trasferencia al Ejecutivo autónomo de las competencias sobre Policía y Justicia. Aunque fue el acuerdo político de transferir esas competencias lo que permitió restablecer la autonomía en mayo de 2007, su aplicación sigue pendiente.

"La Administración de Obama está comprometida en ayudaros en vuestro viaje. Pero en cuanto a la importante cuestión de la transferencia de la Policía y la Justicia, es una decisión que tenéis que tomar vosotros", aseguró la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, durante una visita al Ulster en octubre.

Días antes las posiciones empezaron a acercarse cuando el primer ministro británico, Gordon Brown, puso sobre la mesa un paquete de ayudas de unos 648 millones de euros para financiar la transferencia de poderes. El primer ministro de Irlanda del Norte, Peter Robinson, afirmó que el dinero no es el único problema y que todo depende del grado de confianza que tenga la comunidad unionista.

Mientras, los grupos que se escindieron del Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 1997, IRA Auténtico, y 1986, IRA de Continuidad, aún siguen en guerra por la permanencia de la ocupación británica. A día de hoy aún quedan 5.000 soldados británicos en la zona, que serían ninguno si no fuera por la amenaza latente de estos grupos en busca de pretextos para seguir en la brecha.

El IRA Auténtico encarna la amenaza más sangrienta, como demostró en 1998, el mismo año que culminó la negociación política, con el asesinato de 29 personas en el atentado con coche-bomba en Omagh, la mayor masacre en la historia del conflicto. Entre ambas organizaciones republicanas suman apenas unos tres centenares de miembros.

El lado unionista sólo cuenta con la Asociación en Defensa del Ulster (UDA), el último grupo paramilitar activo y que ha prometido entregar sus armas antes de finales de febrero de 2010.

No obstante, la paz ha traído logros evidentes. Entre otras muchas cosas, la relativa estabilidad política ha aumentado la inversión extranjera. "Hay muchos más hoteles y más turistas", afirma un empleado del Hotel Europa, el edificio más bombardeado del continente.

Un miembro del Sinn Fein, Robert McClenaghan, asegura que "aún quedan muchas cosas por hacer por mejorar en el Ulster, pero en diez años hemos creado la infraestructura para solucionar los problemas. Una generación ha crecido sin tener que mirar con desconfianza los coches mal aparcados". El tiempo dirá si hay luz o no al final de túnel.

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