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Una intervención con riesgos

  • Ninguna de las alternativas que se plantean para dar una respuesta a la crisis siria es sencilla y podrían llevar a un conflicto sin un fin a la vista

Estados Unidos y algunos de sus aliados europeos, liderados por el Reino Unido y Francia, están preparando una intervención militar en Siria. No son pocos los diplomáticos que subrayan que el presidente Barack Obama debe reaccionar en forma tajante ante el uso de gases tóxicos en Siria, pues a fin de cuentas él mismo dijo que esa sería la "línea roja" que no se debería cruzar.

No obstante, ninguna de las posibles alternativas que se le plantean a Obama es realmente sencilla. Todas encierran su propio riesgo.

¿Servirán los ataques aéreos dirigidos contra objetivos puntuales del régimen de Bashar al Asad?

Esta opción genera grandes controversias. Su alcance depende de lo que quieran lograr los involucrados. De momento, la opción más barajada es un ataque breve con misiles sobre objetivos específicos para dejar en claro al régimen sirio que con sus ataques ha sobrepasado el límite. Sin embargo, cabe preguntarse cuál sería la utilidad política de tal maniobra.

Otra opción sería lanzar ataques aéreos que se prolongaran durante semanas o meses y apuntaran a erigir una zona de exclusión aérea que permitiera derrocar al régimen. Los especialistas militares se preguntan si esto es factible y, en caso de serlo, con qué pérdidas habría que contar. El comandante en jefe de la OTAN, el general estadounidense Philip Breedlove, señaló que es imposible destruir o poner bajo custodia las armas químicas de Siria solamente mediante ataques aéreos.

¿Qué riesgos implica una intervención?

Los misiles y las bombas podrían no dar en el blanco y matar a civiles. A su vez, otros objetivos podrían ser alcanzados pero de manera insuficiente, lo que obligaría a repetir las acciones. En caso de que se utilizaran aviones, no se pueden descartar pérdidas.

Y existe un peligro nada desdeñable: el régimen de Al Asad podría hacer uso a gran escala de gases tóxicos.

Tampoco se sabe cuál será la reacción de Rusia e Irán. Moscú podría reforzar la ayuda militar al régimen sirio y Teherán, por su parte, ya ha lanzado sombrías amenazas.

¿Por qué es tan arriesgado intervenir militarmente en Siria?

Siria está densamente poblada y cuenta con fuerzas de seguridad bien armadas. Además, tiene un sistema de defensa antiaéreo provisto por Rusia, y este país e Irán suministran armas a Siria, ubicada en el corazón de Oriente Próximo. Moscú, al igual que algunos países occidentales, teme que, de caer Al Asad, tomen el poder islamistas o extremistas. No en vano, se ha llamado la atención, más de una vez, sobre lo ocurrido en Libia tras el derrocamiento de Muamar el Gadafi.

Irán, por su parte, considera que Siria es importante como aliado frente a Israel, mientras que el Estado judío aboga por una dura reacción contra el régimen de Al Asad para demostrarle a Irán cuáles serían las consecuencias de hacer uso de armas nucleares. Para muchos diplomáticos, todos estos aspectos derivan en que una intervención militar podrían encender rápidamente un conflicto cuyo fin no se podría vislumbrar.

¿Cuál sería el posible marco legal en el que se produciría el ataque?

El Consejo de Seguridad de la ONU podría avalar una intervención militar, pero es poco probable que lo haga. Rusia y China, que cuentan con poder de veto, ya han hecho fracasar medidas similares en el organismo internacional. Por otra parte, podría apelarse, aunque de forma muy controvertida, al artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas, en el que está asentado "el derecho natural a la autodefensa individual o colectiva hasta que el Consejo de Seguridad tome las medidas pertinentes para hacer prevalecer la paz mundial y la seguridad internacional".

¿Eso fue lo que ocurrió en las intervenciones militares de Kosovo, Iraq y Libia?

No. El fundamento legal de dichas misiones generó fuertes controversias. La OTAN justificó los ataques iniciados del 24 de marzo de 1999 en la necesidad de ayudar a la población de Kosovo, que estaba siendo atacada por las tropas yugoslavas, para evitar una catástrofe humanitaria.

En marzo de 2003, Estados Unidos alegó que el presidente Sadam Husein disponía de armas de destrucción masiva en Iraq. Con el tiempo, esta suposición resultó ser falsa, pero la parte norteamericana señaló que existía una resolución del Consejo de Seguridad en la que se advertía a Sadam Husein de "serias consecuencias".

En el caso del bombardeo de Libia, la OTAN se remitió en marzo de 2011 a un mandato del Consejo de Seguridad que establecía una zona de exclusión aérea para proteger a la población civil. Rusia criticó públicamente la flexible interpretación que se le dio al mandato.

¿Cuál será el papel de la OTAN?

La OTAN podría no participar en una eventual intervención, sino dejar que obraran algunos de sus estados miembros. Al menos hasta ahora los 28 miembros de la Alianza no emitieron ninguna orden oficial a las fuerzas militares para que preparen una intervención. No obstante, eso podría ocurrir rápidamente. En el caso de Libia, la OTAN decidió asumir el liderazgo de los ataque seis días después de iniciada la intervención internacional. El general Breedlove dijo que la ausencia de un mandato oficial no es un impedimento para que sus oficiales "piensen qué sería necesario en caso de que la OTAN fuese llamada a actuar".

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