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El voto 'verde' será decisivo en la segunda vuelta presidencial en Brasil

  • El Partido Verde logra el 19% de los sufragios, convirtiéndose en la revelación de los comicios · La candidata oficialista, Dilma Rousseff, parte con clara ventaja para la cita electoral del próximo día 31

La candidata oficialista Dilma Rousseff arranca con ventaja la campaña para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas, aunque sin garantías, y mucho dependerá de la disputa por el valioso voto del Partido Verde, la revelación de las elecciones, según los analistas.

Delfín del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, Rousseff se quedó corta con el 46,9% de los votos, pues no alcanzó el 50% más uno necesario para definir la elección presidencial el domingo y disputará la segunda vuelta el 31 de octubre con el socialdemócrata José Serra, que cosechó el 32,6% de los votos.

"La tendencia lógica es que Dilma Rousseff gane: tiene mucha ventaja, las encuestas así lo indican y es lo que ocurrió en todas las presidenciales anteriores, pero eso no significa que esté decidido, así que podemos esperar una muy disputada campaña", declaró el consultor David Fleischer, profesor de la Universidad Nacional de Brasilia.

Serra y Rousseff tendrán que pelear por los casi 20 millones de votos que deja la candidata verde Marina Silva, la revelación de las elecciones con un inesperado 19% de los votos que forzaron la segunda vuelta aunque la dejaron fuera. "Si la candidata del Partido Verde apoya abiertamente a Serra, le ayudará, pero si se mantiene neutra, que parece la tendencia, su voto se divide entre ambos", estimó Fleischer.

En definitiva, el presidente Lula tendrá que empeñarse mucho para conseguir transferir su popularidad récord a su candidata, la ex todopoderosa ministra jefe de su Gobierno de 62 años. Y también faraónica es la tarea que tiene por delante el ex gobernador del industrial Estado de Sao Paulo Serra, de 68 años, quien en el último mes se estancó en los sondeos sin lograr nuevos electores.

Lula, que tiene una popularidad cercana al 80%, se empeñó a fondo para tratar de que Rousseff, escogida por él a dedo como abanderada del Partido de los Trabajadores (PT).

Así, el primer lugar obtenido por Rousseff es, sobre todo, un triunfo de Lula. El presidente no sólo la impuso dentro del PT sino que la presentó ante el electorado como la madre de su millonario programa de obras de infraestructura, la acompañó a todos los mítines que pudo y apareció tanto como ella en la publicidad electoral en radio y televisión para ayudarle a sumar votos.

Con la alta popularidad de Lula soplando a su favor, principalmente entre las clases baja y media por sus progresos económicos, y la maquinaria oficial a su disposición, Rousseff pasó de ser una desconocida para la mayoría del electorado al rostro de la continuidad del Gobierno de Lula y esa será nuevamente su baza el día 31.

"Los electores votaron por la continuidad del Gobierno. No es sólo porque Lula haya pedido el voto (por Rousseff), es porque ven en ella al representante de un Gobierno que tiene aprobación popular por el bienestar económico y financiero de la población", dijo el analista político Alberto Carlos Almeida, director del Instituto Análise y de Ipsos Public Affairs.

Los datos oficiales que indican que en los ocho años del Gobierno de Lula 28 millones de brasileños salieron de la miseria y otros 30 millones escalaron de la clase baja a la media explica la popularidad del presidente y el apoyo a Rousseff de un electorado indiferente a los escándalos de corrupción y excesos del Gobierno.

Según Almeida, autor del libro La cabeza del elector, en las presidenciales un 30% del electorado suele votar por el PT y otro 30% no vota de ninguna manera por ese partido, con lo cual la definición queda en manos de un 40% de indecisos que a la hora de escoger su candidato lo hacen "con la cabeza en el bolsillo", es decir, según como esté su situación económica.

Una opinión similar tiene la analista política María do Socorro Souza Braga, profesora de la Universidad Federal de San Carlos, quien explica que los brasileños han votado, más que por una candidata, por la continuidad de una propuesta de Gobierno que comenzó en 2002 cuando Lula fue elegido presidente por primera vez. "La gran mayoría del electorado se siente beneficiado por un conjunto de políticas económicas y sociales que han permitido una mejor distribución de la renta y más acceso al crédito, especialmente en los últimos cuatro años", señala.

Los especialistas apuntan que ese escenario favorable a Rousseff difícilmente cambiará en la segunda vuelta, principalmente porque Serra y la oposición en general no se preocuparon en los últimos años por ofrecer al electorado alternativas a los programas económicos y sociales de Lula, cuya arrolladora personalidad ocupa el escenario político nacional.

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