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Todo por decidir en Estados Unidos a un mes de las presidenciales

  • Obama, Romney y los miles de voluntarios de sus campañas se disponen a echar el resto durante los pocos días que faltan para llegar al 6 de noviembre

"¿Estamos todos enardecidos?" Un contundente "¡síiiii!" hace temblar el escenario y el equipo de Barack Obama se da por satisfecho. Carteles en alto, gritos de "cuatro años más", Bruce Springsteen a todo volumen y el candidato demócrata a la presidencia estadounidense ya puede salir en su casi tradicional camisa arremangada y con una amplia sonrisa en la cara.

Cámbiense los lemas de pancartas y proclamas, pásese del azul demócrata al rojo republicano y, a no demasiados kilómetros y casi a la misma hora, en un escenario también similar, colóquese al candidato opositor, Mitt Romney, igualmente vestido con ropa informal y con una sonrisa quizás algo menos amplia -cosas de carácter y fisonomía- pero con la misma entusiasta recepción.

Ya sólo queda un mes para las elecciones y hay que poner toda la carne en el asador.

Las campañas de ambos contendientes por la Casa Blanca no han revelado cuántos mítines más pretenden celebrar. Pero está claro que se podrán contar por decenas y que tanto Obama como Romney tienen previsto en los próximos 30 días volver una y otra vez a estados clave como Virgina u Ohio que se espera definan el resultado en las urnas.

Sobre todo en vista de que los dos candidatos se siguen pisando los talones, con una diferencia estadística demasiado estrecha en términos generales como para bajar la guardia. Ni ellos ni sus seguidores.

Como Joan Killinsworth, una profesora de Virginia que ha aparcado temporalmente su carrera profesional para dedicarse en cuerpo y alma a arañar votos para su candidato, Obama.

"Tengo esperanzas (de que sea reelegido), pero creo que nunca se debe dar algo por sentado", explica tras asistir a un mitin de su candidato en Fairfax, Virginia, dos días después de la desastrosa actuación de Obama en el primer debate presidencial.

Para esta demócrata convencida, sin embargo, quizás salga algo bueno de lo que algunos medios ya llaman la "debacle" de Obama.

"De alguna forma el debate, y el hecho de que Romney pareció salir ganando, creo que podría acabar siendo algo bueno porque volverá a enardecer a la gente", reflexionó Killinsworth.

"Yo doné al día siguiente, una amiga mía también (...) y gente que no se había involucrado se lo está tomando más en serio, saben que no podemos dar nada por sentado", afirmó.

Un sentimiento compartido en el otro bando, que también es consciente de que la ventaja que logró Romney en el debate podría diluirse en los dos próximos encuentros cara a cara que aún tienen pendientes .

O con datos como el del desempleo conocido el viernes, que al poner la cifra de desocupados por primera vez en casi cuatro años por debajo del 8 por ciento dio un nuevo -y necesitado- impulso a su rival Obama.

En Ohio, la responsable de campaña de Romney, Izzy Santa, dijo a dpa que su equipo está dedicando "esfuerzos considerables" para asegurarse de que se hacen con todos los votos posibles de este estado clave. "Hemos multiplicado por 28 el número de llamadas puerta a puerta respecto a 2008 y quintuplicado el número de llamadas telefónicas" a posibles votantes, aseveró.

Las elecciones están lejos de provocar el entusiasmo de 2008. Una de las razones es que en esta ocasión no hay dos candidatos nuevos, sino que Obama aspira a la reelección, algo que resta efecto al ciclo electoral.

Otro de los motivos podría ser el hecho de que Romney siga siendo considerado por muchos republicanos no el candidato deseado, sino la única alternativa presentable que les quedaba.

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