El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ordenó ayer a Estados Unidos, a cuyo Gobierno acusa de conspirar en su contra, reducir de inmediato el alrededor del centenar de funcionarios diplomáticos de su Embajada en Caracas a niveles similares a la veintena que mantiene su Gobierno en Washington.

Maduro impuso, asimismo, un sistema de visado obligatorio para todo ciudadano estadounidense que visite Venezuela. La medida se toma como un mecanismo de "control" para impedir, dijo, interferencias de Estados Unidos. "Para proteger a nuestro país (...) he decidido implantar un sistema de visado obligatorio para todo estadounidense que llegue a Venezuela", dijo en un discurso público durante una manifestación de simpatizantes chavistas. La medida obligará a que, de inmediato, se le solicite visado a cualquier estadounidense y que se cobre por ello la misma cantidad de dinero que Estados Unidos fija para tal fin.

También, como lo autoriza la Convención de Viena que regula las relaciones diplomáticas, ordenó que cualquier reunión de los diplomáticos estadounidenses deba ser "notificada y autorizada expresamente por el Gobierno de Venezuela".

Dentro del conjunto de medidas que anunció ayer Maduro en respuesta a las "agresiones de Estados Unidos", incluyó la prohibición de la entrada al país del ex mandatario George W. Bush y de otros ex funcionarios y legisladores del país a los que llamó "terroristas". El presidente venezolano añadió a este listado de personas non gratas al ex vicepresidente Dick Cheney, el ex jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) George Tenet, y a los legisladores Robert Meléndez, Marco Rubio e Ileana Ros-Lehtinen, entre otros. "No podrán entrar en Venezuela por terroristas. ¡Fuera de Venezuela, terroristas!", exclamó. "Yo llamo a una rebelión mundial contra el imperialismo estadounidense", sentenció en otro momento de su discurso.