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El belga Van Rompuy será el primer presidente de la Unión Europea

  • La británica Catherine Ashton, actual comisaria europea de Comercio, se hará cargo de la Política Exterior de la Unión.

Los 27 jefes de Estado o Gobierno de la Unión Europea (UE) lograron, en un Consejo Europeo extraordinario en Bruselas, la cuadratura del círculo. Eligieron a un hombre y a una mujer, respetando escrupulosamente la necesaria paridad de sexos, para encabezar la representación visible del bloque comunitario ante el mundo.

Tras varias semanas de duras negociaciones entre bastidores (con escasa transparencia, según los más críticos), los líderes europeos aceptaron, en el curso de una cena de trabajo, la propuesta de los socialistas europeos, la segunda fuerza en la Eurocámara, tras los conservadores, para que sea la actual comisaria de Comercio de la UE, la laborista británica, Catherine Ashton, de 53 años, quien se convierta en la futura "ministra de Exteriores" del bloque.

Se trata de un puesto destinado a hacer historia en los anales de los libros, dado que -de alguna manera- viene a colmar un vacío en la representación externa de la UE. Todavía se recuerda en Bruselas, con cierta amargura, cuando el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger se burlaba preguntando a qué número de teléfono debía llamar para hablar con la "cabeza visible" de Europa.

Debido al necesario juego de contrapesos y complejos equilibrios europeos, el cargo de "presidente estable de la UE", por dos años y medio, irá a parar a manos de un conservador, a la sazón el primer ministro belga, Herman van Rompuy, un experimentado político, de 62 años, y con fama de políglota y maestro de la conciliación.

Los dos cargos están contemplados en el nuevo Tratado de Lisboa, que entrará en vigor el próximo 1 de diciembre, según todas las previsiones. Con el tándem Ashton-Van Rompuy, la Europa unida logrará previsiblemente mayor protagonismo político, mayor cohesión como bloque, y una creciente representación exterior ante las grandes potencias del globo, como Estados Unidos, China o Rusia.

La presidencia semestral sueca de la UE, encabezada por el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, no tuvo una labor sencilla. Necesitó paciencia para tejer con fina aguja un complejo tapiz en el que los materiales estuvieran bien sujetos y cada puntada bien asegurada.

Van Rompuy, favorito de Francia y Alemania, pertenece a un país pequeño de la UE, un símbolo de "respeto" y equilibrio hacia los socios menos poderosos del bloque. Por otro lado, la elección de Ashton, una mujer, supone escuchar a, entre otras, la ministra sueca para la UE, Cecilia Malmstrom, quien desde hace días exigía la presencia de una fémina en alguno de los dos altos puestos europeos. La escasa presencia femenina en puestos europeos de relevancia también fue criticada recientemente por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien precisamente reclamó "más mujeres" en las instituciones comunitarias.

La presidencia sueca de la UE tuvo que hacer una verdadera labor de conciliación. Otra muestra de ello es su éxito en desbloquear la insistencia del primer ministro británico, Gordon Brown, en seguir presentando a su colega de filas laborista Tony Blair como candidato a "presidente de la UE". Blair se ha marchado de Europa por la puerta pequeña. No obtuvo ni el puesto de "presidente" ni el de "ministro de Exteriores". Un sonado fracaso para un líder que, a priori, era el único candidato oficial al primero de esos dos puestos.

La renuncia de Brown para colocar a Blair se hizo a cambio de que fuese la laborista Ashton la seleccionada para ocupar el puesto de "superministra de Exteriores", la cual contará con un importante y nuevo servicio exterior de la UE, algo así como un poderoso cuerpo diplomático comunitario unido.

Una socialista para "ministra de Exteriores" y un conservador, Van Rompuy, para ocupar el puesto de "presidente estable del Consejo de la UE" (su nombre oficial).

La presidencia sueca logró el equilibrio en último momento, cuando todo hacía presagiar que la cumbre de esta noche naufragaría en el caos, debido al exceso de candidatos en liza: más de 20, según fuentes diplomáticas, y a que nadie estaba dispuesto a renunciar a sus candidatos, entre ellos el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende o su homólogo luxemburgués, Jean-Claude Juncker.

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